Operaciones Navales de la Primera Guerra Mundial

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De esa manera se podría contribuir tanto a la defensa aérea de las islas metropolitanas como al control del mar. El núcleo de esa fuerza fue una escuadrilla del RNAS que había sido enviada para apoyar a los Royal Marines desplegados en Amberes. Todos esos aeroplanos pertenecían al Ala N° 1, que en 1914 estaba desplegada en ambos lados del Canal. Con cuatro de esos aeroplanos se realizaron ataques el 22 de septiembre a los hangares de zepelines en Colonia y Düsseldorf sin producir daños de importancia, el 8 de octubre con dos Sopwith Tabloid a Düsseldorf, donde se logró destruir al zepelín ZIX del ejército y, el 21 de noviembre, con cuatro Avro 504, a la fábrica de dirigibles Zeppelin en Friedrischshafen, donde solo se produjeron daños menores. A fines de octubre la RN había intentado un ataque contra esas bases desde el mar, con porta-hidroaviones, pero llegado el momento de los despegues

el estado del mar lo

impidió. La misma fuerza naval, que estaba basada en Harwich, zarpó nuevamente el 24 de diciembre de 1914, integrada por dos cruceros livianos, ocho destructores y los portahidroaviones Engadine, Riviera y Empress con tres hidroaviones con pontones cada uno (una combinación de Short 74, 81 y 135); estaba apoyada por diez submarinos. Al mismo tiempo la Gran Flota tomó posición en el centro del Mar del Norte, esperando atraer a la Flota de Alta Mar a una batalla. La fuerza no fue avistada por los dirigibles alemanes, pero si lo hicieron un submarino y vigías en tierra. En la mañana de Navidad, a las 0700, se arriaron a los hidroaviones al agua 12 millas náuticas (MN) al norte de Heligoland, pero solo siete lograron despegar. Tan pronto cruzaron la costa se encontraron con niebla cerrada y solo uno llegó a su objetivo, la base de zepelines en Cuxhaven, donde lanzó sus bombas sin dar en el blanco. Los otros aeroplanos reconocieron Schillig Roads y avistaron unidades de la Flota de Alta Mar, lo que informaron. Solo tres de los hidroaviones fueron recuperados; los otros amerizaron por tener fallas pero sus tripulaciones fueron rescatadas. La reacción alemana había sido inmediata; un hidroavión enviado desde Heligoland atacó a la fuerza británica pero no dio en el blanco y fue dañado por fuego antiaéreo. Las naves también fueron atacadas por un dirigible que lanzó bombas que erraron al portahidroaviones Riviera; el fuego antiaéreo lo obligó a alejarse. Luego atacaron dos hidroaviones sin dar en el blanco y finalmente, un segundo dirigible avistó y siguió a la fuerza británica cuando ya navegaba de regreso en el río Waser. Así terminó la primera operación ofensiva contra-aérea en la historia lanzada desde un buque portaaeronaves. No se produjeron los daños esperados por los británicos ni tampoco se atrajo a la flota alemana al combate, pero se comprobó que buques y aeronaves podían trabajar juntos en una operación compleja, y que una fuerza de superficie, disponiendo de espacio para maniobrar, podía enfrentar a los ataques aéreos. Cuando el 19 de enero 1915 los zepelines iniciaron sus ataques sobre Gran Bretaña, la RN convirtió a la defensa aérea de las islas en una de sus más importantes misiones. Como esos ataques no se podían contrarrestar efectivamente se reanudó la ofensiva contra las bases de los zepelines y, entre el 20 marzo y el mes de mayo, la fuerza de Harwich intentó hacerlo

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