Operaciones Navales de la Primera Guerra Mundial

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la terminación del armisticio y de si los representantes de su nación hubieran firmado o no el tratado de paz. De hecho, hubiera recibido noticias tan pronto como yo hubiera recibido información oficial de mi gobierno. Además, ¿puede suponer que mi escuadra hubiera estado fuera de puerto en el momento de la terminación del armisticio? Por su conducta ha añadido una más a las violaciones de la buena fe y el honor de que Alemania se ha hecho culpable de esta guerra. Comenzando con una violación del honor militar en la invasión de Bélgica y terminando con la rotura del honor naval. Usted ha probado a los pocos que dudaban que la palabra de la nueva

Rosslyn Wemyss

Alemania no sea de fiar en el tiempo. La opinión acerca de su acción en su país, no la sé. Yo solo puedo expresar la que creo es la opinión de la Armada Británica, y la de todos los marinos excepto los de su nación. Ahora, lo transferiré a la custodia de las autoridades militares británicas, como prisioneros de guerra culpables de una flagrante violación del Armisticio …”. Sin amilanarse, el Almirante alemán respondió a través del intérprete: “… Diga a su Almirante que no puedo aceptar los términos que contiene su discurso y que mi sentimiento es muy diferente. Yo soy el único responsable del acto realizado, y estoy seguro de que, en mi lugar, cualquier oficial británico hubiera actuado de la misma manera …”. El Almirantazgo británico intentó en dos oportunidades llevar a juicio al Vicealmirante von Reuter, acusándolo de destruir propiedad de los Aliados, pero en ambas oportunidades la petición fue rechazada, una por el Juez Abogado de la Gran Flota y la segunda por el similar del Almirantazgo. La Justicia argumentó que era imposible juzgarlo, porque bajo los términos del armisticio la Flota Imperial de Altamar había sido internada, no rendida, y hasta que un tratado dispusiera el reparto de los buques, estos seguían perteneciendo a Alemania. Lo que von Reuter había consumado era la destrucción de propiedad de su propio gobierno, y eso no correspondía ser tratado por la Justicia de su Majestad Británica. Para la opinión pública británica, el hecho que von Reuter estuviera más allá de una acción legal resultó en frustración.

La prensa atacó al Almirante vencido con todas las

adjetivaciones descalificadoras disponibles, tildándolo de vil, traidor, indecente, deshonorable, etc. Pero como ocurre siempre, con el transcurso de los días y las semanas las pasiones se fueron aquietando, permitiendo que emergieran otras opiniones. El Almirante Fremantle, en una reunión de cámara dijo: “…No puedo ocultar un sentimiento de simpatía por Reuter, quien preservó la dignidad cuando contra su voluntad fue puesto en una posición lamentable …”.

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