Operaciones Navales de la Primera Guerra Mundial

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de disparo de los cañones) y con el combustible justo para hacer la travesía a velocidad económica. La flota cautiva navegaba al comando del Vicealmirante Ludwig von Reuter (quien fuera Comandante del Escuadrón de Exploración en Jutlandia) en el Freidrich Der Grosse, secundado por el Comodoro Wilhelm Tägert en el Seydlitz. Pero la autoridad de estos hombres era más bien simbólica, porque antes de la zarpada las

Ludwig von Reuter

tripulaciones habían elegido un “Soviet Supremo Naval” que reconocía a von Reuter tan solo como “asesor técnico de la flota”. Más aún, habían aceptado tripular los buques recién después que se les prometiera un bono extra sobre el sueldo.

Por

imposición británica (agradecida por los oficiales germanos) los buques navegaron sin pabellón, y no bajo las banderas rojas del comunismo alemán como pretendía el Soviet Naval. En las afuera de la rada, los teutones eran esperados por la Gran Flota británica, más de treinta acorazados y cruceros de batalla acompañados de cruceros ligeros, destructores y submarinos, formados en dos líneas separadas seis millas, armando un corredor para que los alemanes circularan por el centro. Los buques estaban empavesados a fiesta, con las piezas de artillería dotadas y listas a hacer fuego, al mando del Almirante David Beatty, quien no quería correr riesgo alguno con sus enemigos, aún estando vencidos. La flota alemana arribó a Firth of Forth, el punto acordado para la internación y la espera del tratado definitivo de paz. Una vez allí los buques y cada uno de los hombres que los tripulaban fueron sometidos a un profundo registro e inspección, para asegurarse las autoridades locales que efectivamente estaban desarmados.

Durante ese proceso, los

británicos se dirigieron siempre al Vicealmirante von Reuter, al que reconocían como la autoridad alemana, ignorando llanamente al Soviet Naval, al que se negaron a reconocer. Además, para marcar esa diferencia, se ocuparon de abastecer al alto oficial naval prisionero de tabaco, bebidas y complementos para mejorar el rancho (lo correspondiente a la mesa de almirante en la Armada Real) y la prensa diaria. Después, violando lo pactado, los británicos trasladaron la flota alemana al fondeadero de Scapa Flow, al Norte de Escocia, en las Islas Orkney, para evitar cualquier tipo de contacto con ciudadanos británicos. En las autoridades existía el temor que el virus de la revolución comunista alemana pudiera desembarcar en las islas británicas y, peor aún, que se contagiara a las tripulaciones de la Armada Real, y de allí surgió la decisión de mantener a los buques teutones en una verdadera cuarentena.

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