Operaciones Navales de la Primera Guerra Mundial

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dormitorios de la tripulación, “…especie de estanterías colocadas en una salita…” de la proa. Días después, Aizpeitúa retomaba su crónica: “…Toda la tarde la pasamos en la torre del submarino. El mar tenía un color plomizo y las olas eran grandes, pesadas, lentas. El submarino cambiaba de rumbo, al Norte, al Sur, al Este, al Oeste. Otras veces se paraba, descansando muellemente sobre el lomo de una ola grande, que luego se lo entregaba a otra, como si estuvieran jugando con él. El ballenato metálico parecía al acecho y, según supe después, aguardaba el paso de un barco carbonero de cuya salida de Londres había tenido aviso…”.

23 de setiembre de 1917: un submarino alemán en las playas francesas de Calais (Archivo ABC)

El capitán S… alertó al periodista español: “…Tenemos el aviso de que un barco carbonero, que sale o salió de Londres, lleva soldados y material de guerra para Francia. Puede que haya desistido de su viaje o que lo haya aplazado; pero nosotros le esperaremos todo el tiempo que sea preciso…”.

Horas después, Aizpeitúa escribía:

“…Sentí como una conmoción en el barco, como si unas manos de gigante lo sacudieran. Después tuve la sensación de que desdendía en un ascensor. El capitán observaba por el periscopio. Comprendí que nos habíamos sumergido y que algo justificaba nuestra inmersión…”. El submarino alemán había establecido contacto con un barco enemigo que había comenzado a dispararle. “…Describir la emoción que yo sentí en aquellos momento sería imposible; yo no veía nada, no sabía a qué distancia estaba el otro barco, a qué profundidad navegábamos. Y, sin embargo, tenía la sensación de la situación grave, de

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