Imperialismo y Navalismo como Origenes de la 1a G. Mundial

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estaríamos levantando una estructura totalmente hueca ....”.5 Este memorando llegó a mano del Káiser, quien dispuso en 1895 el asenso de Tirpitz a Contralmirante y su designación como Subsecretario de la Oficina Imperial Naval, con el encargo de presentarle personalmente un proyecto de construcción de una Armada capaz de desafiar a la británica. En junio de 1897, el día antes de la revista naval de Spithead, el ya Vicealmirante Tirpitz asumió como Ministro Naval Imperial, y en poco tiempo presentó en el Reichstag una propuesta para la construcción de 69 buques de guerra en siete años, entre los que incluían 19 acorazados de 13.000 toneladas, 12 cruceros de 11.000 y 12 de 9.000. Esta propuesta aumentaba en más del doble a la Armada Imperial. El proyecto fue aprobado, y en dos años se botaron los cascos de los cinco primeros acorazados, los que a su terminación desplazaron 16.000 toneladas, en lugar de las 13.000 previstas y portaban cañones de 11” en lugar de 8” calculadas. Pero no bien los primeros cinco cascos fueron al agua, en febrero de 1900, Tirpitz presentó un segundo proyecto naval, pidiendo la construcción de tres buques más por año y la modernización de puertos e infraestructura terrestre para atenderlos. Su propuesta fue también aprobada, pero con el agregado de rubros para el desarrollo de una nueva arma: el U-1 “Unterseeboot”, el primer submarino alemán, en contra de la opinión de Tirpitz, quien ante el Reichstag manifestó: “.... Alemania no tiene necesidad de sumergibles. Me resisto a tirar el dinero en buques que solo puedan operar en aguas territoriales ....”.6 Cambió de opinión en 1908, cuando luego de realizar una patrulla desde las costas de Prusia Oriental hasta Heligolad cruzando por Scagerraks sin ser detectado, el U-1 demostró ser una innovación en los instrumentos del poder naval. Para 1909, una nueva propuesta de Tirpitz fue aprobada. Esta vez no especificaba número ni tipo de buques, sino la autorización tácita de construir lo necesario para superar el poderío naval británico. De allí en adelante vendría una escalada de producción de buques que finalizaría con el deshonor y suicidio de la Marina del Káiser el 11 de noviembre de 1918, en manos de la “División de Marineros del Pueblo”. En el medio, Alemania había perdido una guerra.

EL OCASO DEL PODER NAVAL DE RUSIA En febrero de 1904 Rusia y Japón entraron en guerra en el Pacífico, al tener ambos intereses enfrentados de expansión comercial en Manchuria y Corea. Los rusos poseían una flota en Vladivostok, compuesta de 40 buques disímiles, obsoletos e ineficientes, llamada Escuadrón del Pacifico. Los nipones, por su parte, sorprendieron al mundo con una flota moderna, balanceada y eficiente. Tras una serie de encuentros, que culminaron el 4 de agosto de 1904 en Port Arthur, Japón elimino totalmente el escuadrón ruso, convirtiéndose en absoluto dominador de esos mares. Los artífices del triunfo nipón fueron el Almirante Heihachiro Togo y el imperio británico. Este último, en su afán de mantener controlado el poderío naval ruso en Europa y de frenar su expansión en Asia, había alentado el progreso y desarrollo de la Armada Imperial del Japón, para así obligar al Zar de turno a 5 6

Ibid, pg. 14. BOTTING, Douglas, “The U-Boats”, Time-Life Books, Alexandria, 1980, pg. 17.

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