Dos años frente al mastil

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No temía realmente que al Capitán se le ocurriera castigarme personalmente, pero la situación de nuestra vida sometida a la tiranía, de un hombre desalmado y caprichoso, con la jurisdicción de un país de características anormales, como el que nos encontrábamos, la larga duración del viaje, la incertidumbre sobre nuestro regreso a Boston y luego, si realizábamos los proyectos para obtener justicia y satisfacción para estos dos pobres hombres, hice votos para que si Dios me proporcionaba los medios, yo haría algo a fin de que se les diera satisfacción, y se aliviaran sufrimientos, de esta clase, de los cuales mi suerte me había permitido no experimentarlos. El día siguiente fué domingo. Trabajamos como de costumbre, baldeando las cubiertas, etc., hasta la hora del desayuno y terminado éste, condujimos a tierra al Capitán, donde encontramos algunos cueros que habían sido traídos la noche anterior. El Capitán, me ordenó permanecer en tierra-para cuidarlos, disponiendo además que el bote regresara al buque y regresara a la tarde a buscarlo. Quedé solo y pasé un día tranquilo en la loma comiendo con los tres hombres que habitaban en la casita. Desgraciadamente éstos no tenían ni un libro, de modo que el tiempo transcurrió conversando y caminando por los alrededores hasta que comencé a aburrirme de no hacer nada.Nuestro pequeño barco, el hogar donde tantos malos ratos y sufrimientos habíamos pasado, permanecía tranquilamente fondeado a una distancia tan larga que apenas podía avistarlo. Ninguna otra cosa quebraba la amplia y quieta superfcie del agua de la gran bahia, salvo una pequeña isla, de aspecto triste, limitada por una costa alta y rocosa, de silueta cónica, cubierta por una tierra arcillosa sin el más mínimo signo de vida vegetal. A pesar de ésto no dejaba de tener su misión, no dejaba de despertar un interés lleno de melancolía porque en su parte más elevada se hallaban enterrados los restos de un subdito británico, que fue comanaante de un velero mercante y falleció mientras su buque estaba fondeado en este puerto. Este lugar fué siempre para mí un rincón solemne que me despertó afectos por él. Allí estaban aislados, solitarios en medio de la mayor desolación, los restos de un marino, que fueron enterrados sin la presencia de familiares o amigos. Si el lugar hubiera sido un cementerio, no me habría producido semejantes impresiones. La soledad de ese cadáver, concordaba con la soledad del ambiente reinante. Fué éste el lugar de California que más me emocionó en forma que podría llamarse patética porque además del hecho del hombre muerto, lejos del hogar, sin amigos a su alrededor y enterrado sin ceremonia fúnebre puesto que supe, que cuando murió, su primer oficial, contento de verse libre de él, ordenó, a la gente se apresurara a llevar el cadáver al monte de la isla sin discursos fúnebres y regresasen pronto a bordo. Al caer la tarde, empecé a mirar hacia el mar para ver si venía el bote; fué solamente en el momento que el sol se ocultaba, vi que venía la falúa de a bordo con el Capitán. Me di cuenta entonces, que los cueros no serían embarcados en la embarcación. El Capitán descendió a tierra, subió a la loma acompañado de un marinero que me traía mi capote y una manta. El Capitán tenía un aspecto de gran seriedad, pero me preguntó si había comido suficiente y me ordenó que construyera una choza y que me abrigara bien porque debía dormir en ella, para cuidar los cueros. Conseguí un momento para hablar con el hombre que me trajo el abrigo preguntándole: ¿Cómo andan las cosas a bordo? "Bastante mal, mucho trabajo pesado y no se habla una sola palabra."—"¡Qué! le repuse* ¿han trabajado ustedes todo el día? —"¡Sí! no hay más domingo para nosotros. Toda la carga se ha removido en la bodega, la que estaba a popa, se hizo pasar a proa y la que estaba arriba se ordenó alojarla en el fondo sobre la quilla. Terminado este diálogo entré en la casa para comer, teníamos fréjoles, el perpetuo alimento de los californianos, pero cuando están bien cocinados, son las mejores judías del mundo, luego café hecho a base de trigo tostado y galleta.

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