Dos años frente al mastil

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CAPÍTULO XV FLAGELACIÓN Durante varios días el Capitán parecía estar de muy mal humor. A su juicio nada se hacía bien o rápidamente. Le provocaba reyertas al cocinero, amenazándole con azotarlo por arrojar leña en la cubierta. Disputaba con el primer oficial sobre el guarnimiento de un aparejo de rabiza. El primer oficial le contestaba que no tenía razón porque se lo había enseñado a hacerlo por un "hombre marinero" Esta respuesta la tomó el Capitán, como una burla que dio lugar a una situación que parecía no poder resolverse sino a punta de espadas. Pero el mayor disgusto del Capitán parecía que se lo proporcionaba Sam, hombre grande y fornido oriundo de los Estados del Centro. Este hombre de conversación lenta, creaba incertidumbre que se agrandaban con sus perezosos movimientos y condiciones marineras mediocres, pero siempre se desempeñaba haciendo lo mejor que podía. Sin embargo el Capitán le tomó antipatía pensando que era hombre de mal genio y haragán y si algún día se le da un "mal nombre al perro" según la frase marinera, podía también ser arrojado al agua. El Capitán encontraba faltas en todo lo que este hombre hacía y hasta le reprochó por habérsele caído sobre cubierta un pasador, desde la verga de sobre donde estaba trabajando. Este hecho que sólo era un simple accidente, motivó un acrecentamiento de antipatía culpándosele de él. El Capitán permaneció a bordo el día viernes, por esto todo lo que ocurrió a bordo fué penoso y desagradable. "Cuanto más se quiere conducir al hombre, menos resultados se obtienen" verdad que estaba a nuestro favor y que lo está también con muchas otras personas. El día viernes trabajamos hasta muy tarde, casi de noche y reanudamos la tarea muy temprano al día siguiente, sábado. A eso de las diez el Capitán ordenó al nuevo oficial Russell, que ya se había hecho enteramente antipático a todos los tripulantes que arriara el bote grande para conducirlo a tierra. Esperando al Capitán estábamos sentados sobre la borda del bote y el señor Russell y yo, de pie próximos a la escotilla principal. El Capitán se encontraba en la bodega observando el trabajo de la tripulación, cuando de repente oímos elevarse su voz en violenta disputa con alguien que podía ser el primer oficial, o alguno de los tripulantes, pero no pudimos saber con quién. Corrí a la borda, llamé a John que subió a bordo en seguida y ambos por la escotilla miramos hacia la bodega, y aunque no vimos nada, supimos que el Capitán llevaba ventaja en la disputa, porque sólo su voz se escuchaba muy fuerte y muy clara que decía: "Conoces tu estado. ¡ Conoces tu estado! ¿ Podrás siempre darme algo más que tu mandíbula? —No se escuchó ninguna respuesta, pero sí la lucha y los azotes, porque parecía que el hombre trataba de defenderse. —"Debes quedarte quieto porque te tengo dominado" dijo el Capitán. Después éste preguntó nuevamente, exigiendo respuesta: —¿Me darás otra vez algo más que tu mandíbula? —Jamás le daré nada al Señor, contestó Sam y supimos que él era, porque conocimos su voz aunque baja y entrecortada. —No es eso lo que te pregunto. —¿Serás otra vez atrevido conmigo? Yo nunca lo he sido Señor contestó Sam. —Contéstame mi pregunta, o te estaauiaré como águila. ¡Te castigaré!, ya lo juro. —No soy un negro esclavo —respondió Sam—. Entonces ya te convertiré en uno de ellos, fué la respuesta del Capitán, dirigiéndose a la escotilla por donde ascendió a cubierta, se quitó el saco y se arremangó las mangas, llamó al primer oficial y dijo: "¡Señor Amerzene, traiga ese hombre arriba castigúelo y extiéndalo como águila!" "Yo observaré cómo se cumple esa orden, para demostrar quién es el capitán de a bordo."

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