Dos años frente al mastil

Page 119

CAP1TULU XXXI Preparándose para la llegada Seguimos por la latitud de las Indias Occidentales hasta las Bermudas, que pasamos dejándolas al este. El capitán que se había casado algunas semanas antes de haber salido de Boston, después de dos años de ausencia, daba fuerza de velas hasta lo posible y el primer oficial no se le quedaba atrás. En eso nadie lo habría superado; el segundo oficial, a pesar de ser un poco asustadizo, temía aún más al capitán y entre ambos temores, a veces superaba a sus superiores en aguantar velas. Más que el vehemente deseo de llegar a puerto, nos empezó a presionar el escorbuto que había hecho su aparición. Uno de los marineros estaba ya atacado e imposibilitado y el grumete inglés Ben se encontraba en un estado lamentable y empeoraba a diario. Tenía las piernas tan hinchadas y doloridas que no podía caminar. Su carne perdía elasticidad a punto tal que al aplastarla no recuperaba luego su forma y las encías tan hinchadas no le permitían abrir la boca. La respiración se había hecho nauseabunda y perdía peso y valor. Sin poder comer y empeorando cada día, la falta de remedios no autorizaba a suponer que viviera una semana más. Los medicamentos se habían terminado por comnleto y además, para esta enfermedad, lo único positivo y eficaz es comida fresca y tierra firme. Por ello, el capitán mantuvo la ruta cerca de la costa, en la esperanza de encontrar algún buque con rumbo a las Antillas o a los estados del sud. Sábado, septiembre 11. — En la mañana siguiente encontramos un bergantín goleta que iba al sudeste. Se encuentro era lo que más podía desearse en el "Alert". Al darse cuenta de que le queríamos hablar se puso al pairo y, acercándonos lo posible, enfachamos el palo mayor. Aquel boue había salido de Nueva York con destino a Curacao y tenía abundantes provisiones frescas. Al momento se echó el bote de la aleta y a la media hora regresaba con nuestro capitán y lleno de papas y cebollas; acto continuo, ambos buques siguieron su camino. El bergantín era el "Solón" de Plymouth y su cargamento consistía en provisiones frescas, mulas, sartenes y otros utensilios. El camarero llevó algunos restos de cebollas al salón y nos dio todas las demás para la gente, con una botella de vinagre. Las levamos y guardamos cuidadosamente en el sollado. Las comíamos crudas con carne y pan. ¡Y por cierto que eran sabrosas! Agregábamos a cada comida una docena de ellas y llenábamos, además, nuestros bolsillos para comerlas en las guardias. Pero principalmente se emplearon los víveres frescos para curar a los dos pobres enfermos. Uno de ellos, que podía comer, empezó en seguida a mascar papas crudas. Al otro, que apenas podía abrir la boca, le dimos el jugo de papas crudas aplastadas por el cocinero en su mortero, frotándole también las encías y el paladar. El tratamiento le produjo al comienzo un fuerte temblor y. al tomar el remedio, un gran dolor en todo el cuerpo, lo que eran indicios de que el medicamento obraba favorablemente. Siguió, pues, tomando una cucharadita a cada hora, notándose una rápida mejoría. Pronto recobró el apetito y a los diez días estaba tan bien que pudo abrir el sobre y aferrarlo. Continuamos nuestra marcha con una buena brisa del sudoeste, pasando al norte del Cabo Hatteras. Ya empezábamos a contar por horas el tiempo que nos faltaba para llegar. El buque estaba en perfecto estado de presentación, pues entreteníamos el día en pintar, limpiar y barnizar, hasta dejarlo todo bien brillante. El martes, 15 de septiempre nos hallamos en el límite de la corriente del golfo, lo que se notaba por la temperatura y apariencia peculiar del agua y de las nubes. A medida que nos enternábamos, iba aumentando el viento y la marejada, encapotándose el cielo. El mar, encontrado, hacía rolar y cabecear al buque en una .forma rara, hasta obligarnos a arriar sobre cubierta las velas de los sobres y todas las otras livianas. Al subir a los palos, todos nos sentíamos mareados. Demoramos unas horas en pasar esta zona, pero luego nos volvió el buen tiempo.

119


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.