Dos años frente al mastil

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el piloto a sotavento y el segundo oficial a barlovento del combés. El mayordomo ha terminado su tarea en la cámara, sube a fumar una pipa en la cocina con el cocinero. ' La tripulación, sentada en el molinete o echada en el castillo, fuma, canta o charla. A las 8 suenan las 8 campanadas, se recoge la corredera, se establece la guardia, se releva al timonel, se cierra la cocina, y la guardia libre se va abaio. La mañana comienza al aclarar con baldeo, fregado y lampaceo, llenado del barril de agua dulce v ñor último aduiado de las tiras. Así se lleca a las 7 campanadas, (o sea a las siete y media de la mañana), cuando toda la gente toma el desavuno. A las 8 comienza el trabajo del día. y continúa hasta la puesta del sol, con una hora de intervalo para comer.

El día de trabajo. Antes de terminar mi descripción, conviene oue defina al "día de trabajo" para corregir el error común entre la gente de tierra sobre lo que es la vida del marinero. Nada es más común oue la presunta ;.no están los marineros muy ociosos en navegación? ;.qué es lo que pueden hacer? Se trata de un error explicable, v como se incurre en él, conviene a todo marinero que se le corrija. En primer lugar la disciplina del buque exige que todos trabaien en cualouier cosa mientras estén en cubierta, excepto de noche y en domingo: fuera de estos casos jamás se verá a un hombre, en barco bien ordenado, que esté ocioso en cubierta, sentado o recostado en la borda. Es deber del oficial mantener a todos en actividad, aun cuando sólo fuese en rasquetear el óxido de las cadenas de ancla. En cárcel alguna, están los convictos sometidos a trabajo más regular y más vigilado. Al marinero no se le permite conversar mientras trabaja y aunque pacientemente lo hace cuando está en la arboladura o muy próximo a otro, instantáneamente guarda silencio cuando se acerca el oficial. Respecto a la clase de trabajo que se impone a la gente, es asunto que probablemente no comprenderá quien no haya estado en el mar. Cuando abandonamos el puerto y vi que nos tenían trabajando regularmente durante una o dos semanas, supuse que ello se debía a la necesidad de poner el buque a "son de mar", y que pronto terminaríamos y no tendríamos nada que hacer ya fuera de la navegación; pero estaba llamado a comprobar que esa tarea diaria continuaría durante dos años y que al cabo de éstos habría tanto trabajo como siempre. Como se dice vulgarmente, el buque se parece a un reloj de señora, que siempre necesita reparación. Cuando zarpa del puerto de origen, hay que aparejar alas y rastreras, recorrer la jarcia de babor, retirar la gastada y reemplazarla por otra nueva, en igual forma, revisar, remendar o reponer la jarcia firme y proteger cabos y vergas en los 11


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