Artigas, El Mar y los Rios

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firma del convenio de comercio con Inglaterra).

Ello traería como consecuencia que los

corsarios artiguistas no podrían ser ya considerados como “piratas”, como los calificaban las autoridades portuguesas, y que ya no se podría usar este argumento fundamental para que se cuestionara jurídicamente al corso oriental. Paralelamente, Lecor presionó diplomáticamente al Comodoro William Bowles, reclamando, entre otros asuntos, por el servicio de ingleses en las fuerzas orientales e incluso por la vigilancia ejercida sobre las naves portuguesas que bloqueaban los puertos artiguistas. Al parecer las gestiones no resultaron desfavorables y había quedado satisfecho por las providencias que había tomado Bowles. Con respecto al Cónsul Halsey –considerado principal responsable del nexo con los corsaristas de Estados Unidos- Lecor y Pueyrredón determinaron su acusación ante el gobierno de dicho país. Este procedimiento buscaba además fines ulteriores: el escándalo diplomático –para eliminar un elemento peligroso del ámbito bonaerense- y desmerecer el prestigio de Artigas. La prueba fundamental contra Halsey cristalizó en enero de 1818 y se basó en unas patentes en blanco enviadas para una nave que se estaba armando, incluyendo la del capitán, cuatro tenientes y seis para oficial de presas. Las patentes habían sido enviadas a De Wolfe – en Bristol- con la recomendación de que si no pensaba hacer uso de ellas las mandara al general Smith y su socio, Mr. Buchanan, en Baltimore. Este último –indignado- fue quien las hizo llegar al Departamento de Estado, considerando que era un atentado contra el honor de la firma que representaba. Posteriormente se logró probar además que el cónsul percibía el cinco por ciento de las ganancias de los buques para los que él obtenía patente de corso. Se debe hacer constar que la conducta sobre la venta de tales patentes era común, y según se ha comentado oportunamente, se había obrado en igual sentido con las patentes en las Provincias Unidas, pero esta denuncia en el especial momento diplomático y ante el receptivo Secretario Adams, tuvo el eco deseado. Finalmente la comisión de Halsey como Cónsul fue revocada el 22 de enero de 1818, aunque continuó en servicio hasta que llegó su relevo. Muchas fueron las gestiones de Halsey ante el citado secretario para persuadirlo, primero de no destituirlo y luego de que volviera a designarlo en el cargo, pero sin éxito. A pesar de no ejercer ningún cargo oficial, sus cuantiosos negocios –entre los que se contaba una gran hacienda de cría de ovinos importados de Estados Unidos- lo mantuvieron en Buenos Aires. No pasó mucho tiempo sin que Adams recibiera noticias de que G. Worthington –el relevo nominado- estaba también involucrado en negociaciones corsaristas, designando entonces para el cargo a David De Forest (un comerciante americano que se había establecido durante algún tiempo en Buenos Aires, que había sido asimismo uno de los primeros en invertir capitales en buques corsarios, contándose entre sus socios el conocido capitán Taylor).

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