Artigas, El Mar y los Rios

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Las razones atendían a muy diferentes causas, pudiendo contar aquellas atinentes a la convivencia abordo: ¾

la escasez de víveres;

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la falta de espacio;

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el temperamento violento de muchos capitanes corsarios, por lo general de los más, ya que los que no lo tenían eran considerados “blandos” y estaban quizás más expuestos aún a los motines que aquellos inflexibles y capaces de las peores represalias;

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la conducta difícil de los reclutados;

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el temor ante la amenaza de acusación de piratería por la que podrían ser juzgados (después que se sancionó la Ley de Neutralidad).

Las razones económicas que influían en la situación también eran varias: ¾

no se hacía una paga regular;

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existía descontento por los porcentajes asignados, la marinería común solamente obtenía un pequeño porcentaje en la venta de las presas (que se podría calcular en un promedio menor a 100 dólares por crucero);

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las ventas de los cargamentos apresados se demoraban a veces por un tiempo ya que los mercados regulares no estaban abiertos a los corsarios;

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en ocasiones, cuando se llegaba a liquidar presa y carga, los marineros no estaban ya en puerto.

En base a todo lo antecedente no era extraño que los marineros se llevasen abordo mediante un adelanto de dinero (con lo que no estaban muy de acuerdo los propietarios), o más generalmente por violencia (emborrachándolos y llevándolos inconscientes abordo) o incluso mediante engaños, como que se desarrollaría un viaje mercantil regular o que salían en caza de ballenas. Tras varios días de navegación la tripulación se formaba en la cubierta y el capitán mostraba la patente que habilitaba el corso, solicitándoles que firmaran los nuevos contratos de enrolamiento, con la promesa de riquezas y la amenaza de las cadenas y el látigo para aquellos que se opusieran. En medio de un brindis con ron se cambiaba la bandera y se descubrían los armamentos escondidos en la bodega. Como anécdota podemos recordar que cuando en 1817 se aprobó la Ley de Neutralidad en Estados Unidos se hizo usual alistar los tripulantes con declaraciones falsas – bajo nacionalidad extranjera- dándose el caso de que en oportunidad de una inspección los marineros no supieran responder a sus nombres y que muchos, admitiendo el hecho, fueran desembarcados por el Oficial de Aduanas, con la consiguiente furia del capitán.

PUERTOS CORSARIOS NORTEAMERICANOS Baltimore, Charleston, Savannah, Norfolk y Providence fueron los puertos más usados para reaprovisionamiento, venta de mercaderías apresadas y enganche de tripulaciones de buques corsarios artiguistas.

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