Artigas, El Mar y los Rios

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Los españoles tampoco se quedaron atrás. Existen testimonios de los desmanes causados en los desembarcos de las fuerzas al mando del Capitán de Navío Juan Angel Michelena en las costas del río Uruguay: “… En la Calera de Narvona en número de 135 soldados, con un cañón volante se dirigieron a dicha calera en donde entraron robando y destrozando cuanto había pues tuvieron la vilanted de robar hasta la corona de la Virgen, y otros ornamentos de decir Misa, y le rompieron un brazo al Niño Jesús ...”26 Por otro lado las bandas de bandoleros, al margen de toda ley, merodeaban las poblaciones aprovechando el caos existente. En Montevideo el daño también fue considerable. Rafael Zufriategui decía: “… q.e cerradas sus relaciones civiles, y mercantiles con el continente, decae senciblem.te su industria; desmaya su comercio, se estancan sus frutos, el ingreso del R.l Erario desparece, sus cortos recursos se apuran, y caminando de este modo, ya se deja ver, q.e semejante situación no puede ser compatible con una existencia duradera…”.27 El Éxodo del Pueblo Oriental agravó aun más la situación, ya que al abandono de los medios de producción se agregó la destrucción de todo aquello que no se podía trasladar en el trayecto. A este daño económico, documentos de época refieren simultáneamente un grave daño social, en donde se había desdibujado la línea que separaba las mínimas normas morales, llevando a la agresión indiscriminada, solo guiada por la ambición personal y el vandalismo. En Montevideo, la situación de desabastecimiento y desazón era generalizada. Una carta escrita por un vecino de dicha ciudad, el 30 de mayo de 1811, refleja la sensación anímica que se vivía en la época: “… Las puertas de la ciudad estan cerrad.s y todos los dias hay que dispararles cañonazos p.a dispersarlos del cordon se esta demoliendo la casa de seco p.a defendernos de un sitio q.e indispensablem.te querran ponernos mas adelante ya dicen q.e la artilleria le han ido a traer a S.ta Teresa. A los portugueses le emos pedido auxilio pero al paso q.e ellos ofrecen mucho nada creo que nos pondrán dar p.r q.e están más pobres q.e nosotros y mas necesitados de dinero p.a poner en movimiento sus tropas. En el entretanto los ingleses que van y vienen con sus Buques de Guerra paree q.e quieren ser espetadores indiferentes de nuestras desgracias haciendose sordos a n.ros, clamores y protegiendo indirectam.te la de B.s A.s con una correspondencia seguida sin interrupción y un Comercio sostenido a toda costa bajo diferentes aspectos todos en oposición a n.ra causa.

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Archivo General de la Nación Argentina, Buenos Aires. Gobierno Nacional de Guerra. Zufriategui, Rafael: op.cit., pp 360 – 369.

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