Artigas, El Mar y los Rios

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Cuando Javier de Elío se instaló en Montevideo como Virrey del Río de la Plata, esta situación se agravó por una sucesión de medidas impopulares y de poca visión política que, siguiendo las expresiones del comandante del Apostadero Naval, José María Salazar, “… quando no se tiene aquella (la fuerza), (las medidas) no sirven sino de encender el odio y la venganza ….”7 A este estado de cosas se agregaban elementos “sueltos” dedicados “al delito, al matreraje o al contrabando”,8 una situación de caos que se intentaba solucionar reprimiendo a los transgresores de la ley, pero sin atacar las verdaderas razones que lo ocasionaban. Félix de Azara, en la Memoria sobre el Estado Rural del Río de la Plata, afirma categóricamente que la solución radicaba en “… establecer las normas para la adjudicación de tierras y ganados realengos a los paisanos y a los indios, otorgándosele título legal, anular las concesiones de dilatadas posesiones a unos pocos que no las hacían producir y repartirlas entre el proletariado rural …”, y agrega que se debería autorizar el comercio con los vecinos territorios portugueses, los que estaban necesitados de “… caballos, asnos y mulos, pagando la alcabala …”.9 En este sentido, Carlos María Ramírez afirma que “… fue contrabandista el pueblo por carecer de trabajo, y porque la ley lejos de darle arraigo poniendo al alcance de todos la tierra que nada valía, la conservaba en forma de realengo o la entregaba a vil precio a los acaudalados de entonces …”. Por supuesto que las iniciativas de Azara chocaron con la tenaz resistencia de la alta burguesía, propietaria de las grandes extensiones y monopolizadora del puerto, así como con la de las autoridades españolas. A eso se agregó la situación deficitaria del Erario Público que llevó a la toma de decisiones totalmente impopulares entre las clases desposeídas: revisión de los títulos de propiedad, con el pago correspondiente para la regularización de la posesión de las tierras, exigencia a los Cabildos de dar cuenta de todos sus ingresos como también a los Párrocos y la declaración de que los donativos patrióticos serían obligatorios. Las invasiones inglesas, pocos años antes, no solo fueron episodios de carácter bélico sino, y mucho más importante, de carácter económico y doctrinario, que aportaron otro factor a esta situación. Durante su estadía en Montevideo el comercio inglés floreció con los cargamentos introducidos por las fuerzas invasoras; incluso luego de expulsados, infinidad de estos productos quedaron abandonados por sus dueños. A partir de ello se pudo apreciar la conveniencia de precio y calidad de los insumos británicos. A esto debe agregarse el proselitismo intelectual llevado a cabo por La Estrella del Sur, medio de prensa bilingüe, creado y sustentado por capital inglés, que no sólo acercó las ideas liberales a todas las clases sociales, sino que lo hizo con un formato moderno y ágil, de fácil comprensión y acceso, que dejó una huella muy profunda en la sociedad de la época.

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Salazar, José María: comunicado al Secretario de Estado y del Departamento Universal de Marina, 19 de noviembre de 1811. Archivo Artigas, Tomo IV, pp. 370 – 375. 8 Beraza, Agustín: op. cit., p. 10. 9 Beraza, Agustín: op. cit., p. 12.

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