Artigas, El Mar y los Rios

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A su vez, la voluntad de llevar la guerra a los mares exigía una visión totalizadora de la lucha, y un conocimiento cabal del medio marino. Ya sea la organización de empresas militares, navales o anfibias, del apresto de fuerzas capaces de navegar y combatir –ora encuadradas en formaciones regulares o mediante la expedición de patentes de corso-, para todo ello se requería siempre un sentido básico de la conducción de la lucha naval en su aspecto práctico, que Artigas, indudablemente, asimiló de los hombres del Apostadero Naval Español.

V.- Para entender cabalmente los enfrentamientos que debían librar las fuerzas artiguistas, y, por ende, sus propios y tremendos adversarios, debemos recurrir a un concepto polemológico: nos referimos a las “guerras asimétricas”. Éstas pueden ser definidas como aquellos conflictos en que no hay igualdad de términos en la contienda; por el contrario, hay claras diferencias entre los adversarios. Es así que la lucha es, en principio, fácil para uno de los contendientes, y costosísima para su contrario, que debe volcar todos sus recursos para tratar de compensar el desbalance. Este concepto de “asimetría” surge en forma accidental en los Estados Unidos, en 1974 , y se abre paso para explicar una larga serie de enfrentamientos acaecidos hasta el presente. En el ámbito preciso de los asuntos militares, la asimetría implica actuar, organizar y pensar de manera distinta para cada uno de los adversarios. En las guerras asimétricas los bandos opuestos se hallan en situaciones diferentes: el desequilibrio supone, de movida, ventajas claras para uno de los adversarios y desventajas muy nítidas para el otro. El primero va a moverse en una coyuntura de facilidades, debido al juego de la superioridad que lo asiste; el otro, deberá asumir desventajas notorias para oponerse con cierto grado de éxito a su rival. O sea, que hay una ubicación favorable para uno, condición que llamamos “positiva”, y, recíprocamente, una

situación desfavorable para el

bando opuesto, que llamamos “asimetría negativa”. En el enfrentamiento que Artigas debió librar contra portugueses y porteños, el Protector debió asumir claras asimetrías negativas frente a sus agresores, sobre todo contra los portugueses y sus otros adversarios del frente Oeste. Es muy claro que esta situación tan desfavorable lo fue llevando a una situación desesperada. Frente a tal coyuntura, la perspectiva de la guerra naval, para sorpresa de todos le permitió invertir la desventaja en los frentes terrestres, compensándola con la asimetría positiva que le ofrecía el uso del poder naval.

VI.- La fuerza terrestre estaba integrada por población criolla, gauchos y milicias ex–españolas, e indios que, en su conjunto, arrastraban modalidades primitivas de combate.. Si bien se trataba de hombre duros y aguerridos, la falta de oficiales y la ausencia de una doctrina

congrua, que permitiese operar en forma conjunta a elementos disímiles,

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