Artigas, El Mar y los Rios

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lo que es más interesante en el aspecto internacional. Artigas, recibía, mensajeros de Estados Unidos, en su ciudad de Purificación. Para que el corso artiguista tuviera todo su valor legal, debió ser reglamentado y articulado determinándose escrupulosamente los derechos y deberes de cada una de las partes. De aquella cancillería de Purificación, salió, pues, la Ordenanza General del Corso, que constaba de 18 artículos. Este documento justo, ecuánime, equilibrado, fue el que rigió como ley la actividad de los corsarios desde el año 1816 hasta cuando Artigas confinado ya en el Paraguay, había desaparecido del escenario político rioplatense. Sobrevivió al caudillo, a fines de 1821, los corsarios de Artigas, continuaban haciendo presas en pleno océano. Para la formación de una escuadrilla de guerra, que negara el uso de los ríos a quienes atentaban contra su federalismo, Artigas contó con la incondicionalidad de Pedro Campbell, irlandés, venido a América cuando las invasiones inglesas, quien comprendió el federalismo de Artigas, fue su Almirante gaucho y patrón en nuestra marina militar, también el muerto y enterrado en el Paraguay. Pedro Campbell, marino de origen irlandés, hizo su aparición en el Río de la Plata, durante el año 1806, integrando el personal que al mando el Almirante Popham y el General Beresford , protagonizaron las primeras invasiones inglesas.

Una vez que las fuerzas

británicas se retiraron del escenario rioplatense, Campbell permanece y dedica los primeros años a su antiguo oficio de curtidor, trabajando en el establecimiento de don Ángel Fernández Blanco en Corrientes. En ese lapso, es que se asimila maravillosamente al nuevo medio, en que vive y toma plena conciencia del ideario de Artigas. Cuando se produce el rompimiento entre Artigas y el directorio porteño, los ideales republicanos y federales que profesaba, lo impulsan a ofrecer de inmediato sus servicios al protector, quien en conocimiento de sus virtudes, le da la importante misión de formar y comandar una flotilla en el Paraná. Ejerce durante varios años el dominio absoluto del Paraná, impidiendo todo tráfico entre el supremo del Paraguay, Gaspar Rodríguez de Francia y directorio de Buenos Aires. Cortando así la ayuda en armas, destinada a destruir el poder de Artigas en las Provincias del protectorado. De todos los capitanes de Artigas, Campbell su Comandante General de Marina, fue el único que por obra del destino, siguió su mismo camino y como él, pasó sus últimos años en la noble y generosa tierra guaraní. Como a los grandes, a los elegidos de la gesta emancipadora, le tocó el tremendo destino de morir en el destierro, lejos del solar que él había elegido y por el que había dado su vida y su sangre. El 18 de mayo de 1861, sus restos mortales, fueron repatriados, y hoy yace en una urna en suelo oriental. La capitulación de 1814 dispersó a aquella marina mercante nacional montevideana, es el retiro de España de la Patria Oriental. La reincorporación de Montevideo a la Banda Oriental, abrió esperanzas de la recuperación marítima. Los nuevos barcos, matriculados en Montevideo, gozaron de excepciones tarifarias, frente a la bandera extranjera. Cuando Artigas proveyó a los pueblos Libres, se vio en la

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