Artigas, El Mar y los Rios

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Pero, sabemos a todo esto, que la debilidad del héroe, tal como lo demuestra la historia, fueron los encantos femeninos. Prueba de esto son las innumerables damas que formaron parte de su vida

y la numerosa prole que le sucedió.

De muy buen grado

recibiríamos la noticia que verificara que Doña Clara Gómez hizo feliz y llevadero aquel tiempo en el destierro. Y, ¿como salir del Paraguay llegado el caso?

En Misiones,

ya no estaba el

Comandante Guacurarí. O en Entre Ríos o en Corrientes los Comandantes regionales se iban alineando con Rosas. ¿Quien aseguraba a Don José que se respetarían los salvoconductos? Al llegar al Estado Oriental: ¿Cual seria el panorama? Del 40 en adelante, había dos gobiernos, ¿por cual se inclinaria? Y por ultimo, comenzaba a circular por la región su leyenda negra, la que tambien cultivaba adeptos. ¿Que determinaciones tomarían las autoridades de turno.? El General conocía bien a su pueblo y su gente, y hoy le damos la razón teniendo en cuenta con que facilidad se puede tergiversar los hechos históricos.

10 Lo que si es cierto es que ya tenia decidido no volver. Y así actuó. Todo lo que tenemos de él como imagen física es el cuadro al carbón que le tomo Demersay. Por otra parte, en reconocimiento a su magnanimidad, Don Carlos A. López tenia dispuesto los honores a rendirle en caso que falleciera dada su avanzada edad. A pesar de ello, llegado el día fueron dados a tierra en la forma mas sencilla y austera, ya que el Presidente López se encontraba en Asunción en esos precisos momentos. Los unicos que acompañaron sus restos fueron algunos poco vecinos lugareños y de lo cual quedo este documento: “…. En esta parroquia de la Recoleta, de la Capital , el 23 de Setiembre de 1850 , yo, el Cura vicario interino, enterré en sepultura ordinaria el cadáver de un adulto llamado José de Artigas, extranjero de esta feligresía. Doy fe. Cornelio Contreras ….” Años después, en 1855, concurren en misión diplomática el Dr. Estanislao Vega y Sra. Amelia Lerena de Vega con el fin de repatriar los venerables despojos mortales. Parten en el vapor Confederación, y por razones de salud de la Sra.

Amelia, permanecen más de lo

previsto. Regresa con la delegación que va a bordo del vapor Uruguay, que había llegado al Paraguay con los mismos fines, arribando a Buenos Aires donde trasbordan al vapor Menay , el que arriba a Montevideo

el 19 de Setiembre de 1855.

El entonces Presidente de la

Republica Dr. Gabriel Pereyra dispone de las honras fúnebres a rendirle. Extractamos de lo expresado en el periódico paraguayo “ El paraguayo independiente” de

fecha

28

de

setiembre

de

1850,

que

así

expresaba:

“…. Su fiel Ansina, cerro los ojos del adalid ilustre de los orientales. Fue dado atierra en el Crio. Central de la Recoleta. Pueden sus amigos y parientes tener seguro que nada la

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