Para que sepas que he de volver, Aquí va nuestra guitarra. Latorre te irá a ver Y te hablará de la farra...
A la vista del Paraguay ¿Cómo podríamos dejar De pasar allá, aunque hay Madeja para desenredar?
Estamos a cuatro de septiembre: Mañana el río cruzaremos. El Jefe bueno como siempre: Confía que triunfaremos.
Allá la tierra es colorada. No hay parados más que fugados. Esto no significa nada, Habiendo yerba: ¡ encantados!
Decidle a Sinforosita Que le llegaré de regalo Un loro y una monita, Aunque me cuesten caro...
Ledesma vendrá con nosotros, Por eso también te saluda. A los montes irán los otros, Volveremos: ¡ No tengas duda!
Nosotros hijos son hombrotes. Deciles que guitarreen, Que ya no les daré chicotes: ¡ Que trabajen fuerte y esperen!
Esa esperanza de regreso, expresada también mientras vivió en Ybiray se esfumó después que José María Artigas lo visito a su progenitor, quien declaró que deseaba morir en el Paraguay. Entre las composiciones transidas de profundo sentimiento se destaca:
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