Artigas, El Mar y los Rios

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continuaba cercando a Montevideo, sino combatir la política centralista del gobierno de Buenos Aires, promoviendo en su contra el pronunciamiento de los pueblos del litoral. (23) No era posible otro desenlace porque a finales de 1813 el ideal emancipador de mayo formulado en las provincias y en manifiestos de los distintos gobiernos de Buenos Aires parecía haberse diluido en los giros de una política que a fuerza de moderada, terminó siendo conservadora y aún monárquica. Contra esas tendencias, Artigas levantaba la fórmula independentista y republicana, en la cual todo despotismo militar o civil quedaba expresamente aniquilado bajo un régimen representativo basado en la división de poderes, tal como lo preconizaron Moreno y Monteagudo en la primera hora de la revolución. Por otra parte, las demandas del caudillo oriental por una rápida declaración de independencia “… enredaban los complicados hilos de las intrigas diplomáticas que se desarrollaban por entonces en Europa por parte de agentes de Buenos Aires, del mismo modo que las exigencias republicanas de los lugartenientes de Artigas echarían a perder, años más tarde, los negociados monarquistas del Directorio …”.(24) Para finalizar podemos añadir que la historiografía argentina contemporánea ha colocado a la ideología y a la acción de Artigas durante los albores de la independencia rioplatense en su exacto lugar. Resumiendo algunos conceptos expresados más arriba, José Luis Busaniche afirmó que “… Artigas será el caudillo de mayor influencia en el litoral argentino, el primer hombre que levantó a las masas y el primero que infundirá un aliento popular a la revolución de mayo, sacándola del conciliábulo y de la trastienda en la que se había mantenido hasta entonces …”. (25). Félix Luna expone asimismo argumentos sumamente esclarecedores acerca del proceder del caudillo. Así dice: “… En los nueve años de su actuación en el escenario mayor de esa época, Artigas libró invariablemente una lucha orientada en dos direcciones: contra el enemigo externo, ya fuese español o portugués, y contra el poder centralista de Buenos Aires …”. Pero conviene recordar que su actitud federalista nunca cayó en el separatismo, ni aceptó los ofrecimientos que desde Buenos Aires se le hicieron para constituir la Banda Oriental en una entidad nacional independiente. (26)

También rechazó airadamente los intentos de los

realistas de Montevideo por obtener su deserción de la causa patriota. Artigas era un disidente, no un traidor. Fue entrañablemente argentino, si puede usarse esta palabra en relación a aquellos años de confusas determinaciones nacionales, y practicó un tipo de democracia mucho más sincera y auténtica que la que manejaban por entonces en Buenos Aires los dirigentes de la revolución. (27) Es por eso que quienes respetamos la verdad histórica, afirmamos que fue realmente el fundador del federalismo rioplatense, impulsado por una obsesión emancipadora que lo iguala con San Martín y Bolívar, y que pasó con dignidad la prueba suprema del infortunio, que es la definitiva piedra de toque para evaluar la calidad humana de los conductores de pueblos.

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