Artigas, El Mar y los Rios

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costa brasileña, adjudicaban a su vez la mayor parte de culpa a la escasez –o precariedad- de los medios y socorros que se enviaban desde Río de Janeiro para vigilar la costa del Norte. Una comunicación del Gobernador de Pernambuco al Conde Dos Arcos le informaba que la goleta VELHA DE DIO –destinada a custodiar la zona- estaba en clara desventaja ante las fuerzas que debía enfrentar, reclamando el envío de fragatas, únicas con el poderío suficiente para imponer orden en la navegación de esa costa. A fines de enero de 1819 se unió a la goleta citada la corbeta PRINCESA REAL, proponiendo el cuerpo de comercio efectuar una suscripción para comprar otras naves.

Se adquirió entonces la goleta

VOLUNTARIO, a la que se agregó posteriormente el bergantín AUDAZ y, siguiendo el consejo del Director de Marina de la Capitanía, se armaron varias lanchas con piezas de a 12 – capaces de operar en aguas poco profundas- para la defensa de la costa cercana al puerto. En setiembre los informes denunciaban que las naves mayores no daban abasto para cumplir sus misiones y muchas veces sufrían duros ataque corsarios que las dejaban inactivas por períodos extensos, no cesando los reclamos por las fragatas –o al menos una fragata y un brick- para defender la costa y asistir al comercio que se encontraba prácticamente paralizado, no pudiendo zarpar ni un barco pequeño entre puertos cercanos. Esta paralización, incluso de la navegación de cabotaje, significaba en concreto el éxito de la estrategia artiguista. Por fin se produjo el envío de la reclamada fragata: la UNIÂO que llegó a Recife el 14 de noviembre, comenzando de inmediato su patrullaje. Los resultados no se hicieron esperar, el puerto se vio “más libre” de corsarios, aunque se informaba que los mismos continuaban efectuando ataques cerca de la costa de Ceará. Al igual que en 1818 se constató una real dificultad para establecer el número y los detalles de las naves que salieron en corso con patente del Protector. Se puede asegurar que también en 1819 existió un número importante –aunque no cuantificado- de corsarios que no han podido ser individualizados, constando sólo algunos de estos buques que aportan en los registros una abundante lista de apresamientos.

LA PROBLEMÁTICA DE LA VENTA DE PRESAS Y CARGAS. LAS CORTES DE VENEZUELA Debido a que la legislación americana se fue radicalizando en procura de controlar la actividad de sus puertos, fue indispensable buscar un lugar donde se reconocieran los derechos de los corsarios. En base a lo expuesto y aprovechando la vecindad, se llevó a cabo un tráfico intenso con las Antillas, siendo muy utilizados los tribunales de San Bartolomé, Santo Tomás y Guadalupe.

Fue usada también la Isla Amelia, y en el Golfo de México funcionaron

especialmente los puertos de Nueva Orleáns y Galveston. Asimismo tuvo injerencia en el juzgamiento de presas de corsarios rioplatenses el Tribunal de Almirantazgo inglés que estaba ubicado en la isla Antigua, en San Juan (Inglaterra

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