Artigas, El Mar y los Rios

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Como complemento de la estrategia diplomática porteño-lusitana se instrumentó una campaña militar en la Banda Oriental, cumpliendo con varios propósitos, entre los cuales sobresalían alcanzar la unión con las fuerzas de Curado que habían quedado aisladas en Misiones desde el comienzo de la invasión y arrebatar los puertos al artiguismo. Con la complicidad del gobierno bonaerense que buscaba también eliminar al caudillo; se lograron la derrota de su escuadrilla por fuerzas portuguesas al mando de Senna Pereira y la caída de los puertos de Paysandú, Arroyo de la China, Purificación, ocupando el general Pinto Correa la margen izquierda del río hasta Mercedes. Cumplido el objetivo, Portugal renovó sus reclamaciones con el propósito de que Estados Unidos mantuviera una real neutralidad, alegando que Artigas había perdido –al perder sus puertos- la capacidad de otorgar autorizaciones de corso y que las patentes ya expedidas eran nulas. Ello llevó a que se ampliara la legislación en contra de los corsarios, dictándose disposiciones complementarias que trataban en particular sobre el reclutamiento de tripulaciones en los puertos americanos y los actos en el mar que violaban la Ley de Neutralidad estadounidense.

UNA ETAPA DE AUGE En general se puede constatar que en el correr del año 1818 el puerto de Buenos Aires fue abandonado, derivando el armamento que se hacía en el Río de la Plata a los puertos de la costa Este de América del Norte, a pesar de las sucesivas leyes que trataban de erradicar la práctica corsaria. Asimismo se produjo el abandono mayoritario de la patente de las Provincias Unidas, quedando los corsarios exclusivamente bajo bandera artiguista.

Este hecho estuvo

determinado por varios factores: los prejuicios evidenciados en su Tribunal de Presas (en el que todas las capturas portuguesas eran declaradas “malas” o “ilegítimas” y por lo tanto devueltas), la posición del gobierno porteño con respecto a la situación dada en la Provincia Oriental, las medidas adoptadas contra el cónsul Halsey, las acciones frente al gobierno estadounidense, etcétera, que colaboraron a provocar una reacción en los corsaristas, que se fueron alejando de esta causa. Fue quizá el año 1818 la etapa más álgida, pudiéndose verificar que hubo un auge de sus acciones tanto en el Atlántico Norte como en el Caribe, provocando que el comercio español y portugués vieran su situación muy comprometida. Incluso a pesar de las contingencias negativas ocurridas en el Plata, hacia fines de 1818 –noviembre y diciembre- las operaciones corsarias en el litoral de Brasil se multiplicaron, existiendo registros que prueban numerosas capturas (en los que no figura el nombre del corsario que las había verificado). Si bien en un principio se trató por parte de las autoridades de quitar importancia al problema, ante el cariz que tomaba la situación, zumacas, bricks, lanchas- y hasta balsaspatrullaron la zona en busca de paliar el acoso a los navíos portugueses.

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