Aportes a la historia de la marina de guerra nacional ROU

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catástrofe, y que ésta tuvo su origen en una descomposición química de la pólvora "B" (pólvora negra para salvas) hipótesis confirmada meses después, por explosiones análogas, que fueron debidamente estudiadas por los organismos técnicos de las marinas donde se produjeron, tal como lo acontecido en el acorazado brasileño "Alquidaban", que explotó en las inmediaciones de las Isla Grande, donde participaba en unas maniobras de la escuadra. Debe agregarse a esta explosión , la de otros buques de guerra, como el acorazado francés "Magenta", estando en dique seco, y la de un crucero de la marina japonesa. Hacía breves días, que la cañonera "Rivera", conjuntamente con la "General Suárez", habían regresado del litoral uruguayo, viaje que tuvo por objeto escoltar al vapor de la carrera "Paris", que conducía a su bordo, al Presidente de la República Dn. José Batlle y Ordeñez, y comitiva oficial, con motivo de las visitas que este Magistrado realizaba a las ciudades del litoral. Puede afirmarse, fundamentalmente que la coincidencia de este viaje presidencial, aminoró en parte las proporciones de la catástrofe. En efecto, en todos los puertos donde fondeaban el "París", los buques de la escolta, exigidos por los honores reglamentarios, hacían una salva de 21 cañonazos teniendo presente que cada saquete de pólvora "B" para los cañones Krupp de 75 contenía un kilo de pólvora de esta clase, se comprenderá fácilmente la disminución que tuvieron sus pañoles de esta pólvora negra. Sin embargo, fue más que suficiente el remanente de esta pólvora contenido en las jarras de sus pañoles, para que el efecto de la explosión, destruyera la parte de popa del buque, haciendo desaparecer completamente la cubierta de esta parte con todo lo que se encontraba en ella, incluso los dos cañones Kupp, que fueron arrancados de sus emplazamientos y arrojados por la borda al agua, de donde fueron extraídos días después, por los buzos que trabajaban en el reflotamiento de la maltrecha cañonera. También fué arrancado de su carlinga el palo mayor, no obstante estar firmemente sujeto por las garcias hechas de gruesos cables de acero aforrados en meollar alquitranado, la cámara de oficiales y los camarotes allí existentes desaparecieron totalmente, y de este modo, se veían después del siniestro boyando sobre el agua de la bahía, impulsados por una suave virazón del Este, colchones, almohadas y cojines ardiendo. En la obra viva del casco, del costado de estribor, precisamente donde se ubicaba la Santa Bárbara del buque, se abrió un gran rumbo por donde rápidamente entró el agua en gran cantidad , haciendo pasar a pique la cañonera, hasta el momento en que su quilla asentó en el fangoso fondo de la bahía. Pero, lo que era más impresionante de este cuadro, lo constituía el estado de los heridos, que por efecto de la explosión, habían sido despedidos a gran altura cayendo al agua, mientras que otros, tenían que ser socorridos rápidamente por haber quedado aprisionados en donde fuera la cámara de oficiales. Entre éstos se encontraba el 2º Comandante capitán Francisco Miranda, que fué salvado con toda premura por el mozo de cámara Carlos Albergo, demostrando arrojo y sangre fría en aquel desconcierto de los primeros instantes. Los botes de la cañonera "Suarez", que ocupaban su amarrazón , a inmediaciones de la "Rivera", al mando de los oficiales de este buque, procedían con toda premura a recoger y conducir al "Muelle Oficial" los heridos que iban recogiendo donde los esperaban médicos y practicantes, asistidos por una gran número de enfermos, todos del Hospital Maciel, que con las camillas prontas, colocaban los heridos y con toda rapidez, los conducían a aquel nosocomio, donde todos se esmeraban por prestar sus auxilios profesionales. Entre los primeros heridos que llegaron, estaba el 2º Comandante de la nave accidentada capitán Miranda, herido de bastante gravedad, el teniente Juan Ortiz, también muy delicado , con profundas quemaduras, el Guardia Marina Agustín Mariononi, de cuidado, (falleció tiempo después, de resultas de las heridas recibidas), el 2º Maquinista Ramón Folch, el Sargento Mayor de Infantería Juan Otto, (maestro de esgrima de la cañonera) grave, el Práctico del Este, Anastacio Andreópolis, que fué necesario amputarle una pierna, los foguistas Manuel Martinez, Agustín Esquivel, Rodolfo Pulpach y el mozo de cámara Carlos Albergo, que pese a sus heridas , atinó a sacar del mal paso al 2º Miranda. Las quemaduras de todos estos tripulantes , eran de bastante importancia. Pero también había que lamentar los que perecieron por efecto de la explosión, como los foguistas Marco Garcia, de 22 años de edad, Cayetano Gentile de 25 años, Joaquín Fregeiro, de 23 años , a quienes la catástrofe los encontró en el túnel del eje de trasmisión, al costado de la Santa Bárbara, donde hacían su siesta, fueron extraídos por los buzos que trabajaban en el interior del casco, todos en impresiónate estado, pues tal era la calidad de las heridas que habían sufrido con la explosión.

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