digo de un momento a otro, pueden ser navegables, porque en la vida de las naciones , los años son momentos con relación a la vida del hombre." "Hoy por hoy, tenemos necesidad de buques de guerra, por lo menos para servicios tales como ser: vigilar nuestras costas, trasladar fuerzas a distintos puntos del litoral, municiones, armamento y víveres y llenando otras necesidades que son frecuentes a la vida accidentada de la República." "En el porvenir, instruyendo bien a los que se dediquen a esta carrera, las fuerzas navales mejor organizadas y provistas de los elementos necesarios nos servirán como auxiliar poderoso de la fuerza pública de tierra, destinada a garantir la integridad de nuestro territorio y la autonomía nacional." Corresponde citar así mismo , las palabras del Ministro de Guerra y Marina presente en sala. GENERAL LUIS EDUARDO PEREZ.- "Nuestros buques, decía, si bien pequeños para lo que exigen las necesidades de nuestras costas, prestan sin embargo servicios importantes. Más de una vez, han llevado el pabellón a los puertos extranjeros, lo han llevado con honor y han sabido hacerse aplaudir allí, si no por la magnitud de sus naves o por su fuerza material, por lo menos por la distinción de sus Jefes y Oficiales y disciplina de sus dotaciones. Han prestado también servicios positivos, y los prestan a cada momento en los distintos servicios que se les confiere." Y enumeró algunos de ellos , que no se dan en estas sintéticas transcripciones por estar en los historiales de las cañoneras insertas en estas noticias de nuestro pasado naval.
Por regla general los autores, al publicar sus libros, destinan las primeras páginas para explicar al lector los motivos que pusieron llevarlos a la imprenta utilizando los epígrafes de: "Dos Palabras", "Prologo", "Introducción", "Motivos de la publicación", etc. Embarcado este "relator", en la larga tarea de recopilar noticias de nuestras viejas cañoneras, ha preferido adoptar uno del todo extraño, como que es elegido de la terminología marinera, llamándolo..... PRIMERA SINGLADURA En el año 1934, puse mano en una serie de apuntes sobre cosas del pasado, pensando siempre el interés que revestiría para la historia de nuestra marina de guerra, un acopio de datos sobre las tres cañoneras que por tantos años, integraron la denominada "Escuadrilla Nacional". Creía por lo pronto, que merecían no ser olvidadas, aquellas veteranas "General Rivera", General Artigas" y "General Suárez", que constituyeron por larguísimos años el único haber de nuestra marina militar, que formaron, a modo de escuela práctica a todos nuestros elementos de escuadra, que luego desempeñaron con eficiencia verdaderamente admirable, una cantidad de funciones complejas, tal cual lo pudieron hacer más tarde los egresados de escuela, en barcos modernos. La cañonera "General Rivera", por ejemplo, cumplió largas jornadas de navegación en mares tan difíciles como los mares del Sur. De ellas, hablan los extractos del "Diario de Navegación", llevado por el oficial de Derrota teniente 1º Antonio Magdaleno, 2º comandante de aquella unidad, dados a publicidad por el capitán de navío Jorge Bayley. Conservo del capitán Magdaleno, imperecederos recuerdos y a tantos años de contacto profesional permitiendo emitir un juicio tan fundado como imparcial, acerca de la calidad de este oficial, español de origen, cuyos servicios en nuestra Armada, datan del año a885, y el que, con el caudal de sus conocimientos, resultó un oficial de especial valía, según lo probó en el viaje de la "Rivera" al Estrecho de Magallanes, siendo como si dijéramos el alma científica de cada singladura. Corresponde anotar de paso, que este viaje fué el primero en que un buque de guerra llevó la bandera uruguaya a tan bajas latitudes. Internados en el remoto Estrecho, la "Rivera", a poco más alcanzó a surcar las aguas del Océano Pacífico, donde por primera vez, el año 1880, vale decir, ocho años antes, un vapor mercante, el "Charrua", de matrícula nacional, y al mando del capitán Bartolomé Bossi, había paseado el pabellón patrio a todo lo largo de las costas de Chile y Perú, arribando hasta la rada de Guayaquil. El "Charrúa", era un barco de 165 pies de eslora, 24 de manga, 270 tt. de desplazamiento, 12 pies de calado y máquinas de ochenta caballos. Algún día, en el orden de ideas que inspiran estas anotaciones, es posible que me resuelva a poner en limpio cantidad de apuntes, que constituyen los recuerdos de mis veinticinco años de embarque efectivo en los buques de la armada, apuntes que luego junté en un tomo, y ahora, doy a la imprenta.
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