Aportes a la historia de la marina de guerra nacional ROU

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distancia de 6 metros, solamente las crestas espumosas de las olas que vienen rompiendo y cuya altura , estimo en ocho metros. Hay momentos, en que se forman masas piramidales que en su choque con el buque nos inundan la cubierta, por lo que nos vimos obligados a clavar de firme las escotillas y sacar una tabla por banda en las amuradas a fin de darle salida al agua, pues los imbornales no eran suficiente. Las olas alcanzan a los botes del centro, y a pesar de haber reforzado sus trincas y pescantes, se corre mucho riesgo de perderlos. Amanece en términos aún peores, la cubierta, presenta un aspecto triste, los gallineros deshechos, las gallinas ahogadas por la mar, rotos se ven los portalones de las escalas, cuarteles, enjaretados, tinas , baldes y otra infinidad de objetos en que la mar descarga su furia. Hubo que clavar de firme la cocina, siendo imposible cocinar, y a pesar del sin número de precauciones , que a tiempo se tomaron, el agua penetra en las cámaras y camarotes como en la bodega, sin que haya lugar interior que no se encuentre mojado, ni un solo individuo de la dotación, desde el comandante a paje, que tenga una sola pieza de ropa seca. El agua, lo invade todo, de un modo sorprendente. A las 22h. un furioso golpe de mar, se llevó el 2º bote con sus pescantes que fueron arrancados de cuajo, con más facilidad que el viento se llevaría una pluma. El mar cada vez más horrible, momentos después, perdimos dos correderas de patente, arrastradas por las olas, sondamos e este momento, y notamos por el escandallo, que el buque, no iba avante, es lo peor que nos puede suceder, pues casi estamos sin gobierno. Las zondaleza, se enredó en la hélice y la perdimos, a las 23 h. faltó una "pasteca" de los "guardines" del timón, pero la gente de abordo, se portó bien, apesar de estar mojada, aterida de frío y sin comer nada caliente durante 24h. concurrió diligente al lugar de la avería, y cinco minutos después estaba remediada. No hubo observación astronómica, y al medio día, nos situamos en Lat. S. 31º 30'' Longitud W. Greenwich 51º 50'' estimada por rumbo y sonda, barómetro 740 mm. termómetro 18º. continúa el temporal con creciente furia, el buque apenas aguanta proa a la mar, siendo imposible mantenerse a la capa con sólo la máquina, estamos casi sin gobierno. Largamos y cazamos a dos escotas la mayor "antigallada" y preparada en triángulo. Esta nos ha prestado una ayuda eficaz, pues el buque, como decimos estaba casi sin gobierno, empieza ahora a desprenderse nuevamente de las olas con valentía. A las 2h. perdimos el 3er. bote, la mar lo arrancó con sus pescantes y con las provisiones que tenía adentro. Se repitió otra avería en los "guardines" del timón, pero inmediatamente fué remediada y además com la "mayor" larga al viento, hubiéramos podido aguantarnos más tiempo sin riesgo alguno, pues aunque no íbamos avante, y tenemos constantemente dos pies de agua en cubierta, permanecemos como una boya y nada perdemos en nuestra posición. Era imposible mantenerse en el puente, ni aún agarrado a su barandaje tal era la furia de las rachas , que producían una verdadera lluvia de agua salada, arrancadas a los vértices de las olas. Después de las 12h. los chubascos ceden y el temporal amaina..."

PRIMER PARTE PASADO DESDE "PUNTA ARENAS" ·"Punta Arenas, Marzo 8 de 1888.- señor Ministro de Guerra y Marina Coronel Pedro De León. Según telegrafié a VE. salí del Río Negro, y crucé su barra, continuando para el S. el día 16 del mes próximo anterior, y aunque los vientos reinantes siempre me fueron contrarios, hice sin embargo muy buenas singladuras, y dos días después , anclaba en el puerto de San Antonio donde permanecí seis horas "estudiando sus buenos fondeaderos" y reconociendo la magnífica dársena natural que tiene inmediata, conocida con el nombre de "WOEN". Aquí, se rectificaron los cronómetros , y seguí navegando a "longo" de la costa Patagónica. Al siguiente día, 19 de Febrero , cargó un fuerte temporal del S.O., que fué muy sentido por sus estragos en esas latitudes y con su violencia, me impidiera tocar en el Río Santa Cruz y Puerto Gallegos, pues hubiera tenido que hacer un consumo enorme de carbón, decidí gobernar directamente a embocar el "Estrecho de Magallanes", en cuyo primer fondeadero llamado "Dungenes" anclamos en la tarde del 21 del mismo mes. Al siguiente día levamos ancla y continuamos navegando en el Estrecho internándonos rumbo al W. pero habiéndose declarado con gran "impertinencia", duros temporales del tercer y cuarto cuadrante, me ví obligado a fondear en bahía de San Gregorio, buenos anclajes, que, por otra parte, deseaba conocer, sirviéndome este último, al cual llegué el día 24, para tomar agua y provisiones frescas.

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