con algunas toneladas el lastre de sentina lo que se llevó a cabo con lingotes de hierro, extendidos de popa a proa, a todo lo largo de la sobrequilla. Al par de estos trabajos, se introdujeron en el buque, algunas modificaciones en su arboladura, colocándose un redondo en el palo trinquete y dos picos en cada palo, para largar las cangrejas, viniendo con estos agregados a aumentar la superficie de su velamen. El maestro de rivera, Antonio Valera, que ya no pertenecía a la Escuela de Artes y Oficios, y trabajaba por su cuenta, hizo también en estas reparaciones obras de carpintería, además del calafateo de las cubiertas y puente de mando, habiéndosele abonado por estas obras, la cantidad de cuatrocientos cincuenta pesos ($450.00) El 8 de Septiembre de 1886, terminados los distintos trabajos efectuados en la "Rivera", quedó lista para entrar nuevamente en servicio, lo que fué comunicado al Superior por su comandante. EN VIAJE A COLONIA LA "RIVERA" QUEDA VARADA. El 5 de Octubre de 1886, navegando la cañonera con espesa bruma, por el canal del Norte, rumbo al puerto de Colonia, conduciendo a su bordo al Jefe Político de aquel departamento, Cnel. Benigno Carámbula, estando al través de la Ensenada del Pavón, tuvo la mala suerte de encallar en un banco de arena existente en esta parte de la costa del Río de la Plata, quedando la cañonera, casi con su proa en seco y sondeándose por la popa, cinco pies de agua. Gran revuelo produjo este accidente de la Cañonera "Rivera", apenas se tuvo conocimiento del hecho en Montevideo, tanto en los círculos navales como en las esferas oficiales. La prensa de la oposición, siempre pronta a fustigar agriamente cualquier acto que pudiera criticarse la actuación del Gobierno, exageró al colmo las noticias, que por otra parte el gobierno no las ocultaba, y se leía en los diarios, cosas tan absurdas y sin fundamento como estas: "Que la varadura de la cañonera "General Rivera", se debía al cambio que recientemente se había hecho de su artillería y algunas modificaciones en el aparejo y su arboladura". Desde luego, cosas completamente ajenas a lo que tenía que ver con aquella varadura, y que en nada podía influir para que el buque que navegaba con cerrazón, se fuera sobre un banco de arena. Que también repercutió el hecho en los círculos gubernistas, lo demuestra el caso inusitado, que el Presidente de la República Gral. Santos, convaleciente aún de la herida recibida en el atentado del teatro Cibils, pidiera su coche para trasladarse en horas tempranas de la mañana, a la Capitanía Gral. de Puertos. El Presidente Santos, que vestía de paisano, cubierta la cara en la parte herida con un pañuelo negro, permaneció más de una hora en la explanada portuaria, sin bajar del coche, y con los cristales del coupé levantados para precaverse del frío de la mañana, dando personalmente órdenes, y dictando varias disposiciones que se cumplieron de inmediato, como disponer la pronta salida en auxilio de la cañonera encallada, las de su clase "General Artigas" y "General Suárez" y vapor de guerra "Fé", como asimismo los vapores "Rayo" de la Capitanía y "Plata" y "España" de la casa Lussich. Como puede apreciarse, toda una flota de salvataje, destinada a cooperar en los trabajos de reflotar el barco accidentado. Dispuso también el General Presidente, que el práctico de la Cañonera J. Penco, fuera traído en el "Rayo", y pasado en arresto al Batallón 5º de Cazadores.
PARTE OFICIAL DEL COMANDANTE DE LA "RIVERA" El Jefe de la nave accidentada, pasó a la Superioridad el parte reglamentario de los sucesos, que para buena inteligencia , se transcribe. "Señor Ministro: 30 horas empleáronse en la operación de poner a flote el buque con diversos incidentes. El "Fortuna" y el "España", realizaron la empresa valientemente, ayudados por la tripulación de la nave encallada. A las 3h. de la tarde, zafó de su lecho de arena, sin sufrir la más mínima avería de sus fondos, quedando desde este momento en franquía. Las pipas y cadenas usadas en el salvataje, quedaron en el lugar, pero serán recogidas oportunamente. Hoy a las 12 h., hice ejercicios de cañón con intervalos de 10", los que salieron perfectamente bien y tan rápidos los movimientos del ejercicio que pude reducir el intervalo a 7" con la certeza de efectuarlos con toda comodidad, así es que cuando llegue a ésa, con la venia de V.E. voy a saludar la plaza para probar a los insultadores sin criterio, que se ocultan detrás de las columnas de la prensa opositora y que nada respetan, ni aún los reveses de la vida del hombre, que no es a la artillería ni a ninguna de las barbaridades de su invención, que se debe la varadura de este buque, si no a un hecho de todos los días, y en todas
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