Aportes a la historia de la marina de guerra nacional ROU

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de mayo, hasta completar cinco botes de este trabajoso combustible, que consideramos suficiente para llegar al río Ananí, que nos marca la carta, y del que distamos 25 millas hasta su desembocadura , y con máquina moderada alcanzamos la barra de este río, fondeando en 8 pies de agua a las 5 hrs. del día 29. Siete días nos lleva la penosa tarea de cortar y embarcar leña, creyéndola suficiente para poder llegar hasta el río Amapa. Esta navegación se hizo también barajando la costa brasileña, en demanda de la isla de Maracá. Con viento floja, cielo cubierto y mar de leva, logramos llegar a la barra de Amapá, en la madrugada del 5 de junio. Remontamos este río, llegando a la pequeña villa que lleva el mismo nombre , a las 9 horas, de la mañana del día siguiente , 6 de junio , atracando a un pequeño y desvencijado muelle. Auxiliado allí por las Autoridades locales, que me place poner en conocimiento del V.S. las múltiples atenciones que nos dispensaron, nos dimos a la tarea, ya acostumbrada, de montear, para hacer nuestro combustible. El capitán del vapor brasileño "Casciporé", nos facilitó siete toneladas de carbón. Una vez aprovisionados de combustible mixto, provisiones de boca, agua, etc., levamos ancla a las 10 hrs del día 9, navegando por el Amapa hasta salir al océano, siendo las 4 hrs. p.m. Franqueando sin tropiezo esta barra, ya en franquía, hicimos rumbo a la isla de Maracá. Como a la 1 de la madrugada del día 10, tuve que parar la máquina por una avería en la bomba de alimentación, quedando al garete en pleno mar, hasta las 8 hrs. 30 m. en que , reparada aquella , dentro de lo posible, continuamos navegando al mismo rumbo con algunos chubascos y la atmósfera muy cargada. Pasamos la noche del 10 al 11 de junio, en estas condiciones. Amaneció este último día, con viento fresco del 2º cuadrante y horizonte claro, continuando el Orienta con rumbo al faro Majorí, y es aquí, señor Jefe , que doy principio al relato del inconveniente más serio , tal vez, difícil y peligroso viaje que realicé al comando del pequeño buque, cosa que V.S. se dará exacta cuenta al no poderse remediar en la mar. En la mañana del día 11 de junio, comienza a salir de nuevo el agua de la caldera, pérdida de un tornillo de ajuste, avería esta, de tal magnitud, que nos obligó a parar la máquina, quedando a la deriva en pleno Océano Atlántico. Los dos maquinistas y demás personal, trataron de reparar la avería en forma muy precaria, lográndose esto después de varias horas de rudo trabajar. Nuevamente se encienden los fuegos, y se levanta la presión necesaria para seguir navegando al mismo rumbo, en medio de fuerte s chubascos y vientos arrachados fuertes que levantan mucha mar. No obstante, nuestro barco se defiende bien, hasta que en un momento dado, la máquina propulsora, para de golpe dejando al buque sin gobierno, en medio de un embravecido oleaje. Requerido los motivos de esta interrupción, se vió , que era nuevamente la bomba de alimentación de la caldera, siendo por lo tanto imposible seguir navegando con nuestra máquina. Tampoco nos era permitido fondear, pues nos encontrábamos en profundidad de 71 brazas de agua, resolviendo armar una vela fortuna con los toldos del buque, afirmándolos en el único palo, a manera de redondo. Con este aparejo sui géneris, la corriente favorable que tiraba al S.W. y el pujante viento , tratamos de aproximarnos a la costa algo más, en busca de la poca agua para fondear. A las 4 hrs. de la madrugada, encontramos 4 brazas de agua, fondeando a dos anclas y esperando la llegada del día para reconocer el lugar donde nos encontrábamos, que resultó en las proximidades de la Isla Maxado, distante unas 4 millas de la punta Majorí, y vuelta aquí, a reconocer de nuevo al bomba averiada, llegando a la conclusión definitiva, que era imposible su reparación a bordo, imposibilitándonos para seguir navegando. En esta grave y complicada emergencia, acierta a pasar por nuestra inmediaciones una embarcación de pescadores , a la que le pedimos auxilio , ya nuestro costado, me decido a embarcarme en ella, llevando conmigo al marinero del buque Juan L. Thomas. Esta embarcación me condujo hasta la población de Belén Pará, donde me dirigí con intención de conseguir un remolcador, que nos pudiera auxiliar, remolcándonos hasta el puerto. Al abandonar el buque, dejé en mi reemplazo al primer Oficial piloto Ramón Tarrazona de Rada. La abnegación de este oficial, es digna de tenerse presente, señor Jefe, pues cónstame que durante los días de mi ausencia a bordo, escaseó considerablemente el agua dulce y los víveres, dando esto motivo para que la tripulación, desanimada y alarmada, hablara de abandonar el buque, apoderándose de los botes. Felizmente , la vigilancia y energía de este Oficial , conjuró el intento de graves consecuencias para el buque, si fuera abandonado. El Orienta, después de estos acontecimientos lamentables, a remolque del vapor "Conqueroe", logra atracar al muelle de Belen Pará, en la noche del 18 de junio. De inmediato se trató de reparar las averías, zarpando de aquel puerto a la 1 hrs de la mañana del día 12 de julio, pasando por el faro de la Isla Rivera Pará, el canal de Braganza y el faro Salinas. El día 13 marcamos el faro de Turia Azul y al siguiente los faros de San Juan Yamagori y Alcántara, amaneciendo el día 13 a la vista de la isla Maranhao donde, luego de pasar su barra, dimos fondeo a las 8 hrs de la noche.

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