Aportes a la historia de la marina de guerra nacional ROU

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NAVEGACIÓN.- Alistado el buque el día 2 de febrero de 1908, fue detenido hasta el día 7 del mismo mes, por el mal tiempo reinante, en cuyo día, siendo aproximadamente las once de la mañana, y después de haber izado el gallardete y el pabellón nacional, dí la orden de largar amarras y a remolque de un vaporcito, nos separamos del muelle, al cual estábamos aprisionados por la nieve intensa que impedía maniobrar con la propia máquina. Una vez libre de la gruesa capa de hielo, ordené largar el remolque enfilando el canal de salida del puerto de Nueva York, a las 3 hrs. 30 m. de la tarde del mismo día 7 de febrero, siendo cortésmente saludado , en este trayecto, por los vapores que se encontraban a nuestro paso. fuera ya de la bahía, nos situamos por el faro "Highland", demorado W. distancia 5 millas, tomando esta situación como punto de partida. Era mi idea, Sr.Jefe , intentar llegar al puerto de Charlestón con lo que hubiera conseguido realizar un buen trayecto, salvando así, uno de los parajes más peligrosos de aquellas latitudes, como lo es el Cabo Ateras , pero me fue imposible realizar este intento a causa del mal tiempo reinante, que se desencadeno esa noche y que, contra mi propósito, me obligó a cambiar de rumbo, arribando a la bahía de Hampton Roads, a las 4 hrs. 30m. p.m. del día 9. en este trayecto, experimentamos uno de los tiempos más duros de la travesía, con fríos intensos, y que nos pudo demostrar las excelentes condiciones marineras de nuestro "Orienta" Fondeamos en este paraje obligados por la densa niebla que cubría el horizonte, consiguiendo, recién a as 11 y 30 de la mañana, despejada un tanto la atmósfera, levar nuevamente anclas siguiendo la navegación por el canal de acceso al puerto de Norfolk, dos horas más tarde. en ese puerto, se nos proveyó de carbón, permaneciendo allí dos días para carbonear, aprovechando el tiempo para recorrer la máquina, calderas y demás partes de cubierta. Concluida esta faena, el día 11 nos hicimos nuevamente a la mar. Aconsejado por personas expertas y prácticas de aquellos parajes, me dirigí por los canales interiores en busca dela barra de Ocraceke, que bien su salida al Océano, salvando de este modo el turbulento Cabo Ateras, siempre peligroso para los navegantes. con esta cortada, evitaba un gran consumo de carbón, amén de la pérdida de tiempo, pero, siento tener que informar a V.S., a pesar de todo, que no obstante los informes recogidos, el barco se vió demorado en aquella barra por falta de agua, para dar paso al "Orienta", hasta que se produjo la marea alta, que nos permitió pasar. Una vez en el Océano, se tomó rumbo al puerto de Charleston , al que arribamos a las 4 hrs del día 17, con tiempo calmo y brisa moderada. En este puerto, proveí al buque de 24 toneladas de carbón y 2000 galones de agua dulce; además efectué algunas ligeras reparaciones a la máquina zarpando de allí el día 21 al amanecer. Fijaba en mi itinerario los puertos de Fernandia en la Florida y el de la Habana en Cuba, pero no pude conseguir mi propósito, pues la fuerte corriente del Golfo de México, que a la altura del primer puesto mencionado corre a una velocidad de 4 a 5 millas, me decidió cambiar el rumbo, dirigiéndome al puerto de Nassau, capital de la isla Providencia, del grupo de las Bahamas y donde, según opinión del primer Oficial de a bordo, existían depósitos de carbón mineral. Crucé, por tanto, en la noche del 24, la gran corriente del Golfo de México, cuyo difícil pasaje, se llevó a término con toda felicidad, aproximadamente en ocho horas, pudiendo no obstante notar la influencia poderosa que la fuerte corriente ejercía sobre el pequeño valeroso "Orienta" Nassú, fue avistado a las 7 horas d la tarde del siguiente día (25 de febrero) después de una navegación peligrosa entre los bancos que circundan las Islas Bahamas, situándonos por los escasos faros que señalan sus cabezas y entrando en la bahía del citado puerto inglés a las 9 hrs. de esa misma noche, fondeamos en su interior. A la mañana siguiente , pude enterarme con pesar, que no existía en plaza carbón alguno para la venta, pues éste había sido totalmente adquirido en esos días por los numerosos yates de paseo, que por lo general afluyen a aquel puerto en esa época del año, teniendo por consiguiente y sin otro recurso que permanecer 12 días en aquella isla en espera del combustible necesario y que procedía del puerto de Miami, Florida , traído por una goleta inglesa. Tan pronto como llegó, fué trasbordado a nuestro buque, la cantidad de 25 toneladas. Creo necesario dejar aquí constancia , que en el puerto de Nassau, dejó el servicio de a bordo el primer Oficial del barco, a quien debido a su mal estado de salud, creí conveniente repatriarlo a los Estados Unidos y me ví también en el caso forzoso de destituir al 2º Oficial , a causa de su incorrecto procedimiento y su frecuente y peligroso estado de ebriedad. Además, Sr. Jefe, uno de los marineros contratados en Nueva York, abandonó espontáneamente el servicio del buque, siendo imposible encontrar en aquel puerto personal apto para reemplazar estas vacantes, y sobre todo , dispuesto como estaba, a emprender con nuestro pequeño buque, una navegación que consideraba de antemano, larga y difícil. Por esta causa, resolví dirigirme a Harbour Island, pequeño puerto también de las Bahamas, y donde según informes que recogí, me sería fácil completar el personal del barco.

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