Al otro día, nuevamente navegamos aguas arriba, fondeando en el puerto del Salto en las últimas horas de la tarde, procediéndose de inmediato, a embarcar abordo el armamento y pertrechos de guerra procedente del "parque revolucionario" tomado por las fuerzas gubernistas, al cabecilla insurrecto Abelardo Márquez, sobre el arroyo "Guayabos". Cargado con este material bélico, nuestro buque, inició viaje aguas abajo descendiendo el Uruguay, hasta fondear en el puerto de Colonia, donde por orden Superior, fué reembarcado en los vapores "Cacique" y "corsario" que lo condujeron a Montevideo. Después de permanecer unos días en este puerto, zarpamos aguas arriba, remontando el río, hasta la ciudad del Salto frente a cuya capital fondeamos. Pocos días permanecimos en este fondeadero, pues una noche, después de embarcar algunas fuerzas militares, seguimos aguas abajo, fondeando en Paysandú. El día 3 de Junio, se incorporaron a órdenes de la "Suárez" los vapores "Cuestas" , "Corsario" y "Tangarupá" pequeños buques armados en guerra. En ellos, lo mismo que en la "Suárez", se embarcaron en la noche de ese día, bajo una lluvia torrencial las fuerzas de la División del departamento de Artigas al mando del coronel Igidio Ramos el Batallón 3º de G.N. de Montevideo, a órdenes del comandante de G.N. Antonio Bachini una vez terminada la maniobra de embarque, de este importante contingente militar, y distribuídos convenientemente en los distintos vapores, la "Suárez" inició su marcha aguas arriba, con los demás buques que componían la escuadrilla siguiendo sus aguas. La cañonera por su parte, conducía a casi todo el batallón 3º de G.N. con sus jefes y oficiales. La noche se presentó fría y lluviosa, con rachas huracanadas, y como la impetuosidad de la corriente formaba remolinos por la proa de las embarcaciones del convoy, vióse considerablemente demorada la marcha. La carga humana de la "Suárez" era tal, que no se podía libremente dar un paso, pues por todos los sitios del buque, cubierta, castillo, toldilla, sollado y cámara de oficiales se tropezaba con los soldados ciudadanos del 3º de, acomodados por estos lugares como podían tratando del mejor modo guarecerse de la torrencial lluvia que nos acompañó todo el viaje. Para paliar en algo la lluvia, se habían largado los toldos en la toldilla , alcázar y conves. Recién a las 3h. de la tarde dió anclas la escuadrilla en las proximidades del puerto del Salto, para proceder de inmediato en la tarea, no fácil, de desembarcar los contingentes. A esa hora como en las del embarque en Paysandú y en las del viaje, sufríase una lluvia que por momentos convertíase en torrencial. El día 6 de Junio nuevamente navegamos, pero en esta ocasión aguas abajo en demanda del puerto de Paysandú, allí fondeamos en las últimas horas de la tarde, y la misma noche, recibimos orden de emprender nuevo camino, pero otra vez aguas arriba, hasta que fondeamos en Guaviyú, donde embarcó un destacamento de las fuerzas del Salto, que al mando del Capitán de G.N. Juan Pivel custodiaba el paraje, para luego seguir al Salto donde lo desembarcamos. El día 7, hubo orden de poner la proa aguas abajo rumbo a Paysandú; allí fondeamos en las primeras de la tarde, recibiendo abordo al coronel Gaudencio quien viajó con nosotros hasta Fray Bentos donde permanecimos dos días , para regresar a Paysandú. Así, en este continuo ir y venir aguas abajo y aguas arriba, un día hallándonos fondeados en nuestro bien conocido puerto del Salto, supimos ser un día fausto para la causa constitucional. Ese día 2 de septiembre. librábase la dura batalla de "Masoller" en que fue mortalmente herido el caudillo blanco Aparicio Saravia, circunstancia accidental pero que vino a significar la conclusión de la guerra civil, que llamamos del año 4. La "Suárez" entonces regresó a Paysandú y ajustada la paz de la república en forma definitiva, tornóse de nuevo a los trabajos interrumpidos, reemprendiendo el dragado y estudios hidrográficos en el importante Paso del Almirón, que se habían abandonado para empuñar las armas. La cañonera, con su veterana dotación de guerra, quedaba incorporada a sus pacíficos trabajos auxiliares de utilidad pública, abandonándose definitivamente la etapa de aquellas continuas navegaciones de los días bélicos y todos lo que por espacio de diez largos meses había constituido nuestra única preocupación. Cumpliendo la orden del día 15 de Febrero de 1905, nuevamente estuvo en movimiento la trabajada máquina de la "Suárez" y en una mañana , plena de luz y de sol, se dejó oír el clarín de abordo, pero entonces no con el conocido toque de zafarrancho de combate, sino con aquel otro más pacífico y familiar de: "¡a ocupar sus puestos en maniobra...!" Y fue cada cual a su puesto con el mismo espíritu de disciplina y el mismo entusiasmo de siempre, esta vez, como en tantas otras, a colaborar en trabajos hidrográficos imprescindibles, y estoy cierto que casi nadie pensó en que se nos debía algún agradecimiento o mención por las tareas realizadas hasta con oferta de la propia vida. En lo que me toca a mí, no la desconté ni un momento.
125