REVISTA PRENSA ENERGETICA ABRIL / MAYO 2012

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A pesar de conocerse estos resultados en USA, no fue sino hasta fines del 2010, momento en el cual REPSOL YPF realizó el anuncio del megayacimiento de “shale gas” en Vaca Muerta, que la Industria y la sociedad argentina prestaron aten-

vencionales, llegó el endeble informe preparado por una Consultora para el EIA, que asigna recursos por más de 700 TCF de gas a las cuencas sedimentarias de nuestro país. El “horno” ya estaba bastante caliente y para atizar un poco más el fuego llegó una “invasión” de “major” y fondos de inversión buscando frenéticamente oportunidades, para no quedarse afuera de la gran “fiesta de los no convencionales” que está por comenzar. Por su parte, algunas operadoras, con REPSOL YPF a la cabeza se encargaban de mantener altas las expectativas con anuncios sumamente positivos respecto de los avances realizados en los últimos dos años. Es público y notorio el tremendo avance del valor en bolsa de varias compañías canadienses basado casi exclusivamente en las expectativas respecto del desarrollo de este nuevo recurso, y también la profusa información que acompaño la perforación del primer pozo dirigido, con terminación multifrac realizado por Apache en Neuquén, conjuntamente con otros pozos que perforó no solo a Vaca Muerta sino a Molles. Todo este ambiente de excitación alrededor de los no convencionales tuvo, quizás, su punto culminante con la reciente expropiación de parte del capital accionario de REPSOL YPF. Según REPSOL, fueron los ingentes

“En todo caso, aun asumiendo que los costos de pozos de desarrollo podrían ser sustancialmente más bajos que los hasta aquí perforados, la explotación masiva del “shale gas” requeriría de un precio muy superior al actual e incluso mayor a los precios aprobados por Gas Plus. No es descabellado pensar en un precio de alrededor de los 10 U$S el MMBtu o aún superior”. ción al fenómeno. Recordemos que ese anuncio involucro a casi la totalidad de la clase política de nuestro país, sin distinción entre oficialismo y oposición. Si algún incentivo faltaba para que distintas Operadoras se lanzaran a la búsqueda de los no con-

recursos alojados en los no convencionales, especialmente en Vaca Muerta, los que determinaron la decisión política. Tal afirmación es opinable y difícil de comprobar, aunque seguramente puede haber sido uno más de los motivos.

En todo caso, el sólo hecho de comprobar que los volúmenes de reservas adicionados hasta el momento por el proyecto Vaca Muerta lejos estaban de las cifras propaladas por los canales comunicacionales , puede haber también influido en la decisión política final. Convengamos que durante estos años nadie se preocupó demasiado por explicar la diferencia entre, reservas, recursos y recursos prospectivos.

Del “shale gas” al “shale oil” Desde aquel mega anuncio de fines del 2010 a la actualidad se produjo un sutil pero importante cambio en el paradigma de los no convencionales. Lo que comenzó como un proyecto de “shale gas” que al decir de algunos petroleros y funcionarios aseguraba el consumo de gas de Argentina por los próximos 50 años se transformó en un proyecto de “shaleoil”. Nadie se encargo, en la transición de explicar los motivos de este cambio. Mucho me temo que los resultados de los pozos, por lo general obvian explicaciones. Pero no hubiera sido redundante, si quienes “levantaron la bandera del autoabastecimiento de gas por varias décadas para los argentinos” le explicaran a la sociedad porque entonces, a la par que el proyecto migraba a petrolero, incrementábamos geométricamente nuestras importaciones de gas .

¿Recurso o reserva? Si bien hasta el momento son pocos los pozos que se han perforado para probar el “shale gas” tanto en Vaca Muerta como en Molles y la información sobre la productividad de los mismos es aunmas escasa, con lo que se conoce hasta el momento podría decirse que resultaron pozos de producciones marginales y muy lejos de ser económicamente rentables, al menos bajo las actuales condiciones de precio y costo de perforación.

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