2 minute read

Mario Delgado Aparaín (Uruguay

Mario Delgado Aparaín

Uruguay

Advertisement

Empecé a escribir por imperiosa necesidad de los exilios, entre las dictaduras del Rio de la Plata. En poco tiempo la escritura se convirtió en un empecinado acto de resistencia y en sucesivos actos de rescate. Rescate de pequeñas historias de hombres y mujeres que amenazaban convertirse en despojos del olvido y del desamor, para transformarse al fin en una fuente, de reflexión y de creación. Son más de cuarenta relatos, ahora reunidos por primera vez en Un mundo de cuentos. Soy además autor de seis novelas: Estado de gracia, El día del cometa, La balada de Johnny Sosa (traducida a nueve idiomas) y Primer Premio Municipal de Literatura de Montevideo, Por mandato de madre, Alivio de luto (finalista del Premio Internacional Alfaguara y del Premio Rómulo Gallegos 1998), No robarás las botas de los muertos, Los peores cuentos de los hermanos Grimm, uno de los peores delirios de la región en coautoría con el escritor chileno Luis Sepúlveda.

En 2013, en un feroz acto de resistencia y en medio de una dolencia que amenazaba con una inoportuna placa de mármol, escribí El hombre de Bruselas. Convencido de que todos tenemos una buena historia para contar, coordino un taller de escritura literaria en la Asociación Cristiana de Jóvenes de Montevideo, realizo un programa de entrevistas culturales en TV Ciudad, el canal municipal de la Ciudad de Montevideo y, ya dado de alta, sobrevivo con gusto escribiendo historias de este mundo.

Eso del credo narrativo

1. Pienso que para escribir un cuento hay que tener una buena historia para contar.

2. Las mejores historias están en nuestro propio acervo personal y se trata de identificarlas, aislarlas y capturarlas. Todos tenemos entre nuestros ancestros una bisabuela libertina, un pirata sanguinario, un formidable ladrón de bancos o un idiota que le complicó la vida a medio mundo.

3. La buena historia que el narrador quiere contar, tiene que tener un buen conflicto con el mundo circundante, con los demás seres humanos o consigo mismo. (Obras maestras como Pedro Páramo o El viejo y el mar, se dieron el lujo de manejar los tres conflictos a un tiempo). 4. El conflicto tiene que estar planteado en los primeros párrafos de la historia y, en lo posible, poner en funcionamiento de inmediato el mecanismo de asociación de ideas del lector, para involucrarlo.

5. La historia debe estar contenida en por lo menos dos personajes de perfiles verosímiles, queribles o rechazables, que a través de pequeñas acciones, gestos y diálogos inteligentes, encarnen la historia.

6. El desenlace de la historia debe ser tan honesto como removedor, en primer lugar para quien escribe la historia y en segundo lugar, para el lector.

7. Dado que está dentro de lo posible que una narración escrita tenga un vínculo real con la narración oral, un buen cuento debe ser susceptible de leerse en voz alta.

8. Si alguien se duerme leyendo o escuchando el cuento, sería recomendable que compartiera los sueños.