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Valeria Correa Fiz (Argentina

Valeria Correa Fiz

Argentina / España

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Nací y crecí en Rosario (Argentina), a orillas del río Paraná. Aunque hace más de quince años que vivo en el extranjero (siempre en ciudades que empiezan rigurosamente con la letra eme: Miami, Milán, Madrid), todavía conservo el humor turbio y sedicioso que me legaron las aguas del río: la infancia es un espacio de resistencia y la memoria, más poderosa que la extranjería. Estudié derecho y economía. No trabajo más como abogada, pero sigo persiguiendo la justicia con todos mis leopardos.

Soy una escritora tardía. Me puse a ello cuando todo en mi vida tendía al desequilibrio y al esguince. La ficción puede ser una muleta y un conjuro: los deseos que se ponen por escrito tienen la posibilidad de volverse reales. Me gustan los libros que se leen con los nervios y así procuro escribirlos. Soy autora del libro de relatos La condición animal (Páginas de Espuma, 2016), que fue seleccionado para el IV Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, y finalista del Premio Setenil 2017, y de los poemarios El álbum oscuro, distinguido con el I Premio de Poesía Manuel del Cabral, 2016, y El invierno a deshoras (Hiperión, 2017), merecedor del XI Premio Internacional de Poesía Claudio Rodríguez. Soy madre de gemelas, pero contra la felicidad nadie te advierte.

Para escribir un cuento

1. Amarás la primera frase de tu cuento por sobre todas las cosas: puede ser tu paracaídas o tu lastre.

2. No tomarás el santo nombre de cuento en vano. Que escribirlo se asemeje a pintar una ventana que se entreabre. Sé generoso: deja a tu lector dar la pincelada última. Arrepiéntete: tacha y elimina. En un cuento suprimir es completar.

3. Santificarás las juergas. Un buen cuentista debe obligarse a la haraganería: juega, diviértete, distráete, convoca lo invisible. La ejecución de lo que has imaginado es posterior, y se llama oficio y disciplina. 4. Escribirás para ser otro pero desde ti. Un escritor es un arqueólogo de sí mismo.

5. Buscarás la palabra exacta. El silencio no envejece. Las palabras lujosas, sí.

6. No sacrificarás el asombro: mira hasta encontrarlo, aunque tengas que pulverizarte los ojos. No hay mayor lujuria que observar y luego recordar para escribir, sin descuidar los detalles. El misterio de la vida se revela en lo mínimo.

7. No juzgarás a tus personajes, aunque cometan actos impuros, y no dejarás que se excedan por tus páginas como marqueses libertinos: no eres su amo, tampoco su siervo.

8. Escribirás desde el ímpetu interior. Sin ese vértigo que te convoca no acertarás a escribir nada verdadero.

9. Amarás a tus muertos, amarás todas tus pérdidas. Bendito sea lo que fue maldito si sirve para tu cuento. Un escritor es alguien que con ausencias y cicatrices construye un personaje de carne. Procura que tu obra sea un monumento digno de tu soledad.

10. Preservarás el misterio: un buen cuento se acaba, pero nunca se termina.