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Ana Clavel (México

Ana Clavel

México

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Nací en 1961. Empecé a escribir cuentos a los catorce años. En mi casa no se leía, pero se veía mucha tele. Muy pequeña descubrí un programa que me fascinaba: Galería Nocturna, de Rod Serling. Ahí tuve mis primeras lecciones de estructura y trama del cuento, pues los cuadros que presentaba desarrollaban historias contadas al revés (estructura retrospectiva), a la mitad del conflicto (estructura in media res), o de principio a fin (estructura cronológica) como me enteraría más tarde, cuando cursaba la carrera de letras hispánicas en la UNAM. Poco a poco llegué a Rulfo, Cortázar, Quiroga, Maupassant, Mansfield, Garro... Antes de entrar a la carrera ingresé a un taller literario de cuento de Promoción Nacional del INBA, coordinado por el escritor Orlando Ortiz. Resultado de ese taller fue mi primer libro de cuentos: Fuera de escena (1984). Me llevaría ocho años publicar el siguiente: Amorosos de atar (1992), con el que obtuve el Premio Nacional de Cuento Gilberto Owen.

Cuando di el salto a la novela, ya tenía asimiladas lecciones maestras del cuento: la economía de recursos y la tensión implosiva, que de algún modo me sirvieron para entramar mis historias de largo aliento con un imperativo: la atencióntensión-seducción del lector. Pero las lecciones del cuento me han servido sobre todo a la hora de escribir novelas cortas como Las violetas son flores del deseo, que yo digo conjunta la verticalidad del cuento con la horizontalidad de la novela. En tiempos recientes he practicado también la minificción con CorazoNadas (2014).

Credo

Tres reglas de zoología fantástica aplicadas al cuento:

1. Como todo animal fantástico, un cuento debe seducir de principio a fin. 2. Con un mínimo de palabras, debe sugerir al menos el doble de enigmas, atisbos o perplejidades.

3. Además de la importancia de cada una de sus partes, un cuento sostiene su tensión en el tono narrativo. Si el principio es la cara y el final la cola de la quimera, el tono es su canto de sirena. Un ejemplo: