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EL DÍA

Cuenca Local

DOMINGO, 3 DE JULIO DE 2011

HISTORIA CONQUENSE Nació el 3 de julio de 1811, fue Rector del Seminario y autor de importantes libros

Segundo centenario del canónigo y escritor Trifón Muñoz y Soliva EL DIA

Es uno de los autores más citados, aunque los historiadores a veces dudan de sus datos JOSÉ VICENTE ÁVILA CUENCA

El 3 de julio de 1811, es decir, hace doscientos años, nació en Cuenca don Trifón Muñoz y Soliva, uno de los autores más citados por sus publicaciones sobre la Historia de Cuenca y su Obispado. Fue magistral de la Catedral, aunque su faceta más conocida, por la que sigue siendo recordado, es la de escritor, con dos trabajos muy importantes en su haber, de su amplio bagaje divulgativo. Su primera gran obra, de 580 páginas, por encargo del obispo Payá y Rico (que luego sería cardenal), fue el llamado Episcopologio, que en realidad tiene el largo título genérico de “Noticias de todos los Ilmos. Señores Obispos que han regido la Diócesis de Cuenca, aumentadas con los sucesos más notables acaecidos en sus pontificados y con muchas curiosidades referentes a la Santa Iglesia Catedral y su Cabildo y a esta Ciudad y su Provincia”, publicada en 1860 por la Imprenta de Francisco Gómez e Hijo. La segunda obra, igualmente voluminosa, es “Historia de la Muy Noble, Leal e Impertérrita Ciudad de Cuenca y del Territorio de su Provincia y Obispado (desde los tiempos primitivos hasta la edad presente)”, editada en la Imprenta de “El Eco de Cuenca” en 1866. Es muy importante citar estas imprenta que existían en Cuenca, en las que se editaban los libros con tipografía, componiendo línea a línea, en galeradas, y realizando la tirada en diversos pliegos que se iban embuchando a mano para poder encuadernar. El autor tenía aún mayor trabajo escribiendo a mano con la pluma del tintero En 1998 la Diputación de Cuenca editó en facsímil el agotado Episcopologio Conquense y en la introducción, el entonces ca-

nónigo penitenciario, Domingo Muelas, que siguió los pasos de Don Trifón, con la siguiente relación de prelados desde Sánchez Artesero hasta Ramón del Hoyo, (1859-1996), señalaba que Trifón Muñoz y Soliva había nacido en el seno de una familia humilde, pero que pronto destacó por su inteligencia. LA HISTORIA BAJO EL BONETE

Tras pasar por las parroquias de Villaconejos del Trabaque y Gascueña, fue nombrado Rector del Seminario por el prelado Fermín Sánchez Artesero y tras hacer el Doctorado se hizo cargo de la dirección del Boletín del Obispado. ganando la canongía de magistral de la Catedral. Escribió las “Aventuras de Rústico Di-Mas de Quincoces”, hizo la traducción libre del “Rústico-Dime Coceadora”,

colaboró en el semanario “La Juventud” y fundó “La Honda de David”, “periódico católico-jocoserio y contundente” en 1869, año en el que falleció a la prematura edad de 58 años. Diversos reconocidos autores han señalado a lo largo del tiempo la laboriosidad del trabajo de Muñoz y Soliva, en el que junto a datos relevantes de fuentes fidedignas aparecen otros muchos de discutible veracidad y contenido. Falleció cuando preparaba una edición de “El Fuero de Cuenca”. El propio Trifón Muñoz y Soliva apuntaba, al iniciar el Episcopologio, que “desde que ví en Mariana (el Padre) la antigüedad de Cuenca anhelaba que estas Noticias llenasen el gran vacío que dejó Juan Pablo Martir Rizo en su “Historia de Cuenca” y que las de sucesos posteriores fuesen sabidas de todos”.

ESBOZO DE UN ARTÍCULO DE CARLOS DE LA RICA

Don Trifón o el ilustrado canónigo

Portada de la “HIstoria de Cuenca” que Trifón Muñoz pretendía reunir en cuatro volúmenes, quedando finalmente en dos.

EL EPISCOPOLOGIO EN 1860

PUBLCADA EN 1866

“Noticias de todos los Ilmos. Señores Obispos que han regido la Diocesis de Cuenca...”

“Historia de la Muy N. L. E. I. Ciudad de Cuenca y del territorio de su Provincia...”

“Por vía siquiera de homenaje a la Diócesis rematando cumpleaños en sus Ochocientos, recargo página y escritura al muy ilustre -y quiero entender que elocuenteTrifón Muñoz y Soliva, hacia el 1860 canónigo magistral de esta Catedral de Cuenca Que el memorial y crónica por la dignidad catedralicia va y por la pretenciosa labor con pago de la historia conquense y que lo fuera de su episcopoligio...”. Así comienza un artículo de Carlos de la Rica, titulado “Don Trifón Muñoz y Soliva o el ilustrado canónigo”, que publicó en 1984 en la revista “Cuenca” de la Diputación (número 21-22, que concluía con este relato tan fiel como costumbrista: “Don Trifón enseña sus latines y a los discípulos por Tácito y Tito Livio pregunta. Suena la Mangana, él se coloca manteo que tercia y sale a la Merced, ya el gorro puesto, a su plaza desciende meditando. A la fuente fuera del Abanico

don Trifón por jugar a los bolos, a componer su sermón sube a los Descalzos, platica con don Crisanto Escudero que da abierta vía al compuesto, oído abierto al erudito, la botonadura roja y el alzacuellos, manteo y buen paño, todo él pulcro que a ello fuerzan exigencias del púlpito y cátedra. La ciudad sestea aburrida, abajo Carretería llena de tilos, toldos para la sombra y el comercio, levítica aledaños de la Basílica por donde él pasa diario rezando a San Julián y a la Virgen del Sagrario el rosario, la afilada torre catedralicia con sus campanas, el carillón de las Carmelitas más a la cima, y las Petras debajo, silenciosa la calle pues son las seis cuando dice su misa, vuelve la página del ritual y reza en el Breviario: Dixit Dominus Domino meo, cierra el libro ya en la tarde, vísperas, duerme la ciudad como él propio mientras arriba pasan las grajas camino, así ha sido siempre, a las hacia los chopos del Vivero”. Bello epílogo de De la Rica.


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