Transición democrática energética en Dinamarca

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LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA DEMOCRÁTICA EN DINAMARCA Ortzi Akizu, Álvaro Campos-Celador, Jon Terés-Zubiaga

Contenido LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA DEMOCRÁTICA EN DINAMARCA.........1 1

Introducción.........................................................................2 1.1 Un pasado renovable.............................................................................3 1.2 Dinamarca y la producción fósil.............................................................4 1.3 La energía oculta en el consumo............................................................6

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Características principales de la política energética actual......8 2.1 Antecedentes........................................................................................8 2.2 En la actualidad....................................................................................9

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La democracia energética en la transición danesa................13 3.1 Principales agentes de la transición energética danesa.........................13 3.1.1 Gobierno central.............................................................................................. 13 3.1.2 Gobiernos regionales y municipalidades.........................................................13 3.1.3 Sector empresarial.......................................................................................... 13 3.1.4 Movimientos de base y ciudadanía.................................................................14 3.2 Análisis de la transición energética danesa..........................................14 3.2.1 Primera fase de desarrollo: Fase de emergencia.............................................15 3.2.2 Segunda fase de desarrollo: Fase de consolidación.........................................18

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Casos de estudio................................................................22

4.1 Iniciativas de transición energética promovidas desde la administración pública. Casos de estudio................................................................................23 4.1.1 La isla de Samsø............................................................................................. 23 4.1.2 Copenhague.................................................................................................... 25 4.1.3 Odense............................................................................................................ 26 4.2 Community energy. Casos de estudio...................................................27 4.2.1 Dronninglund Solar District Heating Plant (26 MW). MODELO A......................28 4.2.2 Eólica “off-shore” en Samsø (Propiedad municipal). MODELO B......................29 4.2.3 Middelgrundens, eólica “off-shore”. MODELO B...............................................30 4.2.4 Hvide Sande, eólica “on-shore”. MODELO B....................................................30 4.2.5 Hvidovrebo. Fotovoltaica y solar térmica en vivienda social. MODELO C.........31 4.3 Agencias locales y redes de trabajo......................................................32 4.3.1 Entidades de apoyo a la transición energética. Aerø Energy and Environment Office 32

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Conclusiones......................................................................33

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Referencias........................................................................35


1 Introducción Dinamarca, con 5.68 millones de habitantes es considerado el país más energéticamente sostenible de entre los miembros de la OCDE. Con más de 40 años de experiencia en políticas energéticas favorables a las energías renovables y a la eficiencia energética, se ha convertido en un modelo de reconversión energética. En concreto, a partir de la crisis del petróleo del año 1972, Dinamarca optó por convertirse en un estado energéticamente autosuficiente y adoptó las primeras leyes para comenzar el camino hacia la soberanía energética. Como resultado de estas políticas, y gracias a la producción interna de petróleo, de ser un estado casi al 89% dependiente de combustibles importados como el petróleo o el carbón en 1960, Dinamarca pasó a ser ya en el año 1998 un exportador neto de combustibles y electricidad. De este modo, en el año 2015 alcanzó una producción doméstica de energía primaria un 66% mayor de la consumida, siendo más de un 20% de origen renovable (Figura 1).

Figura 1. Producción total de energías de origen renovable y porcentaje total que alcanzan a cubrir en la energía primaria. (Desarrollado por los autores, partiendo de los datos de la Agencia Internacional de la Energía)

Dinamarca se ha convertido en un excelente caso estudio donde la eficiencia energética y la generación distribuida mediante cogeneración 1 (CHP) y fuentes de energía renovable se han combinado contribuyendo a aumentar la disponibilidad energética con el objetivo último de alcanzar la soberanía energética. Así, desde el año 1972 y hasta día de hoy, el mayor reto energético ha sido minimizar la dependencia de combustibles importados, lo que ha permitido reducir su dependencia de combustibles fósiles y reducir las emisiones de dióxido de carbono. Los resultados concretos conseguidos en las últimas cuatro décadas se detallan en la Figura 2. Sin embargo, no se trata de una transformación puramente tecnológica, sino que ha supuesto transformaciones en el orden sociopolítico. De este modo, una parte importante de esta transformación sociotécnica se basa en el papel jugado por la ciudadanía (Seyfang and Smith, 2007), que mediante distintos movimientos de base, han visto en la transición energética una auténtica oportunidad para proponer y desarrollar modelos de propiedad y de toma de decisiones colaborativos. Diversas experiencias y proyectos que nacen al calor de esa idea se engloban dentro del concepto más amplio de democracia energética o energía renovable comunitaria.

1 Se denomina cogeneración a la producción conjunta de calor y electricidad a partir de un mismo combustible


Figura 2. Comparativa del modelo energético de 1972 y 2015. (Desarrollado por los autores, partiendo de los datos de la Agencia Internacional de la Energía)

Debido al auge de las energías renovables y el ahorro energético, y debido al surgimiento de iniciativas comunitarias, Dinamarca es vista como un ejemplo paradigmático de transición energética sociotécnica y profundizar en ella se antoja clave para extraer aprendizajes que aplicar en otros entornos y contextos. El objetivo de este trabajo es, por tanto, dar respuesta a la pregunta de hasta qué punto puede la experiencia danesa ser un referente para llevar a cabo la transición energética democrática en distintas partes del globo.

1.1 Un pasado renovable Dinamarca, a pesar de que entre los años 50 y 70 basó su sistema energético en el sueño del petróleo, previamente había sido la cuna de la energía eólica a nivel mundial. Fue ya en el año 1890, tras el descubrimiento de la primera turbina eólica, que el instituto de “Askov Folk” inició en Dinamarca un programa para investigar la energía eólica. Bastaron dos años para que Poul La Cour pusiera en marcha la primera máquina diseñada específicamente para generar electricidad a partir de la fuerza motriz del viento. La Cour fundó la "Society of Wind Electricians" en 1905, donde formaba electricistas capaces de diseñar e instalar aerogeneradores. Poul la Cour también publicaría la primera revista de electricidad eólica del mundo (“Danish Wind Industry Assotiation,” n.d.).

Figura 3. A la izquierda aerogenerador tripala del año 1942. A la derecha, el aerogenerador Gedser de 1956.

En 1918 unas 120 empresas públicas locales tenían un aerogenerador, generalmente del tamaño de 20 a 35 kW, haciendo un total de 3 megavatios de potencia instalada. Estas turbinas cubrían alrededor de un 3 por ciento del consumo de electricidad de Dinamarca. Sin embargo, el interés danés en la energía eólica decayó en los años siguientes, hasta que una crisis de suministro durante la Segunda Guerra


Mundial hizo que se afianzara. Durante la segunda guerra mundial, se construyeron diversos aerogeneradores bi y tripala. La máquina tripala de la isla de Bogø, fabricada en 1942, es una referencia del “concepto danés” de aerogeneradores. Formaba parte de un sistema eólico-diesel que regía el suministro eléctrico de la isla (“Danish Wind Industry Assotiation,” n.d.). En 1956, fue construido el innovador aerogenerador de Gedser, aerogenerador tripala con rotor a barlovento, con orientación electromecánica y un generador asíncrono fue un diseño pionero de los modernos aerogeneradores. Sin embargo, el poderoso y económico petróleo hizo que se abandonase la investigación en la energía eólica. Así, en 1973, cuando los precios del petróleo aumentaron astronómicamente, el 85 por ciento de la electricidad de Dinamarca provenía del petróleo, su sector del transporte dependía casi por completo de él, y el petróleo proporcionaba más del 90 por ciento del suministro de energía primaria de la nación (Sovacool, 2013). Esta crisis posibilitó, entre otras cosas, recuperar el interés por la energía eólica, recuperando el camino abandonado.

1.2 Dinamarca y la producción fósil En contraposición con el desarrollo renovable, una parte del camino recorrido hasta día de hoy se basa en el desarrollo de la extracción de combustibles fósiles domésticos, en concreto, el petróleo y el gas natural. Aunque ya en el año 1972 se extraía petróleo en Noruega y Dinamarca, hasta los años 90 cuando no comenzó a aumentar la producción de forma exponencial hasta el año 2004. En el año 2004, Dinamarca producía casi 400.000 barriles de petróleo diarios, los cuales bastaban para considerar al país energéticamente autosuficiente. Ese mismo año las energías renovables sólo conseguían abastecer el 13% del consumo primario total del país.

Figura 4. Plataforma petrolera en el Mar del Norte (ABB automation solutions, n.d.)

La explotación del petróleo y el gas natural danés ha sido históricamente llevada a cabo por la empresa Maersk Oil, de titularidad privada. Se originó en 1963 cuando se le fue otorgada una concesión para la exploración y producción de petróleo y gas natural en el sector danés del Mar del Norte. Posteriormente, en 1986, Maersk Oil tomó el control de la empresa Dansk Undergrunds Consortium, propietaria de campos petrolíferos en el sector danés del Mar del Norte (Hahn-Pedersen, Morten, 1999). Durante todos estos años de actividad extractivista, Dinamarca se ha beneficiado de los ingresos del petróleo y gas extraído del Mar del Norte. En 2007, los ingresos estatales de petróleo y gas natural alcanzaron los 7 mil millones de dólares, casi un 30 por ciento más que el año anterior y los más altos desde 1972. Los ingresos del petróleo y gas constituyeron el 4,2 por ciento de los ingresos fiscales del gobierno en 2008. (Roug, 2009) La figura 5 ilustra la tasa de extracción de petróleo en Dinamarca, el cual tuvo su máximo en el año 2004. Sin embargo, tras el pico de extracción, la producción se ha reducido de forma drástica, en el año 2012 llegaron a reducir a casi 200.000 barriles diarios la producción. Siguiendo esta tendencia, las previsiones apuntan que la producción se reducirá hasta los 50.000 barriles diarios en el año 2030 (Höök et al., 2009).


Figura 5. Produccion de petróleo en Dinamarca (Sällh et al., 2014)

La producción de gas natural también ha sufrido una dinámica similar de retroceso en su producción (Figura 6). El pico de producción se dio en el año 2005, llegando casi a producir 9 billones de Nm 3 de gas natural. Sin embargo, en el 2014 la producción llega a reducirse al 50% con una producción de 4,5 billones de Nm3 (Danish Energy Agency, 2016).

Figura 6. Produccion de gas natural y petróleo en Dinamarca (Danish Energy Agency, 2016).

Como consecuencia de la reducción neta de la producción fósil doméstica, tal como se muestra en la figura 7, la producción energética de las renovables se está acercando a la del petróleo. Las tendencias apuntadas anteriormente indican que en un medio plazo éstas la superarán. En el éxito de esta sustitución reside gran parte del reto de la transición energética.


900000 800000 700000 600000 500000 400000 300000 200000 100000 0

Producción de Petróleo [TJ]

Energías Renovables [TJ]

Figura 7. Producción de petróleo vs. Producción de energías renovables (Datos de IEA)

1.3 La energía oculta en el consumo Dinamarca, al igual que muchos países de los llamados “desarrollados” (países enriquecidos), como consecuencia de la deriva neoliberal que surge a partir de la década de 1970, ha externalizado sus procesos productivos a países “en vías de desarrollo” (países empobrecidos). El bajo coste de mano de obra de estos países empobrecidos y una legislación más laxa en materia social y ambiental, han situado estos nuevos nichos del mercado global en el punto de mira de las grandes transnacionales ávidas de beneficios crecientes. Asimismo, la contaminación medioambiental que producen dichas empresas resulta menos visible y contestada. En el estudio realizado por (Arto et al., 2016) se comparan 40 países, incluyendo el resto del mundo como un país más, se observa que todos los países enriquecidos menos Canadá, consumen energía de forma “oculta” embebida en los productos y servicios importados. Ello hace que la energía consumida en realidad sea mayor que lo que la Agencia Internacional declara que consumen estos países. El porcentaje de aumento o reducción de energía debido ha este fenómeno se ha mostrado en porcentaje, en la Figura 8, definiéndolo como: Flujos Ocultos Energéticos (%). De esta figura se observa que Dinamarca es uno de los países que mayor Flujo Oculto Energético tiene, llegando al consumir en otros países 67% más energía de lo que declara la Agencia Internacional de la Energía. Estos productos pueden ser: alimentos que se producen en España e Italia, Productos industriales que se producen en Alemania, tejidos y productos que se producen en China, y un largo etc.

Figura 8. Flujos ocultos energéticos, porcentaje a sumar al TPES para poder calcular el consumo total de energía de un país (datos del año 2008, según (Arto et al., 2016))

Considerando la necesidad energética global de energía en Dinamarca (TPES + flujos energéticos ocultos), en la Figura 8 se observa que se tiene un 65% de consumos indirectos, de los cuales el 25% se realiza en la Industria y Servicios nacionales, y el 40% se realiza en otros países para producir los bienes (alimentos, electrónica, ropa,…) que consumen la ciudadanía Danesa (Arto et al., 2016).


Si incluimos esos 67% en el consumo energético final de Dinamarca, y reinterpretamos el consumo total obtenemos la Figura 9. En ella se observa que los flujos Ocultos energéticos llegan a ocupar un 40% del consumo nacional. La industria nacional consume un 25% más y por ello, la suma de ambas nos resume que en Dinamarca, el 65% del consumo total se realiza en productos y servicios, el 15% se realiza en transporte, el 11% son las pérdidas de transformación que se dan sobre todo en la generación de electricidad, el 6 % corresponde al calor consumido en los hogares y tan sólo el 3% corresponde a la electricidad consumida en los hogares. Todo esto nos lleva a reflexionar sobre si la transición energética en Dinamarca está generando un cambio neto en el modelo de consumo total, o si está olvidando una gran parte del consumo energético: el consumo energético que corresponde a la producción de productos y servicios. Dinamarca como país, está focalizándose en reducir sobre todo el consumo eléctrico y térmico en hogares, pero quizás paralelamente tiene que trabajar en reducir la dependencia en productos realizados en otros países. ¿Sería eso parte de una transición energética? o ¿sería posible realizar una transición energética obviando esa parte?

Transporte; %15,13 Industria y Servicios; %25,30

Pérdidas por transformación y transporte de energía; %10,36 Flujos Ocultos Energéticos; %40,12 Calor consumido en hogares; %5,84 Electricidad consumida en hogares; %3,26

Figura 9. Consumos energéticos en Dinamarca teniendo en cuenta los Flujos Ocultos Energéticos.

Dado que actualmente la Agencia Internacional de Energía no tiene en cuenta los consumos de energía embebidos en productos y servicios realizados en otros países, el resto del artículo se trabajará con el TPES, sin tener en cuenta los flujos ocultos energéticos, pero siendo conscientes que alcanzan un valor del 65% con respecto al TPES.


2 Características principales energética actual

de

la

política

2.1 Antecedentes En el caso de Dinamarca, el estado jugó un papel clave en el desarrollo del cambio sociotécnico en el sector de la energía. La crisis de 1973 supuso el pistoletazo de salida para la transición energética que sería el eje central de las políticas de las siguientes décadas. De esta manera, el 25 de noviembre de dicho año, se implanta el primero de los Domingos Sin Coche (Urhammer, 2017) que, aunque de manera simbólica, supone el primero de los muchos esfuerzos que vendrían con el objetivo de desligar la actividad económica danesa de la disponibilidad de crudo barato en el mercado global. Una de las principales herramientas adoptadas desde entonces para implantar este cambio de dirección en el abastecimiento energético danés fue la aplicación de una serie de medidas impositivas al uso de combustibles fósiles. En el año 1974, tras marcar una clara estrategia de avanzar hacia la soberanía energética, se incrementaron por primera vez los impuestos en la gasolina, el diésel y el petróleo; a los que se le sumaron, posteriormente, impuestos adicionales al carbón (en el año 1982), a las emisiones de CO2 (en el año 1992) y al gas natural (en el año 1996). Con estos impuestos se recaudaron más de 25.000 millones de dólares entre 1980 y 2005, que se dedicaron a la investigación y desarrollo de los programas de eficiencia energética y energías renovables. Estas herramientas impositivas que afectaron a todos los usos energéticos evitaron, a su vez, los problemas de inflación que podrían haber derivado a causa de la creciente exportación de gas natural y petróleo que comenzó a extraerse en territorio danés (Sección 1.2). De los fondos recaudados, Dinamarca invirtió, entre 1975 y 1988, alrededor de 15 mil millones de dólares en sistemas de cogeneración y redes calefacción urbana. Esta medida provocó que en 1990 más de 350 compañías de calefacción urbana operaran en todo el país. Ese mismo año se introdujo un sistema de "triple tarifa" que retribuía a los operadores de CHP en función de la potencia instalada y les otorgaba una "prima" adicional de 1,3 c€ por kWh. Al mismo tiempo, el parlamento danés estableció una moratoria sobre el uso del carbón y anunció que "no se permitirían nuevas centrales eléctricas de carbón", una proclamación que se formalizaría en 1997, cuando el parlamento danés aprobó la "parada de carbón". De esta manera, se declaró ilegal la construcción de nuevas centrales eléctricas alimentadas con carbón, a excepción de dos plantas de 450 MW cuyo proyecto se había aprobado anteriormente. Junto con los nuevos sistemas retributivos y la moratoria sobre el carbón, el gobierno promovió una planificación urbana ambientalmente sostenible para fomentar las inversiones eléctricas en las localidades alejadas de las ciudades principales. Para los edificios, se estableció un régimen de etiquetado en 1979 (actualizado recientemente en 2006) que consta de un rango de eficiencia desde la categoría "A" hasta la categoría "G", con recomendaciones sobre cómo reducir el consumo de energía. En 1997 el gobierno creó un Agencia para el Ahorro de Electricidad para promover la eficiencia en viviendas y edificios públicos. Fue la encargada de incentivar las redes de calefacción urbana, desarrollar los regímenes de etiquetado energético descritos anteriormente y aumentó la conciencia pública a través de campañas de información y asesoramiento para hogares y empresas hasta que se convirtió en el DEST, Danish Electricity Savings Trust en el año 2010. La agencia fue financiada con los fondos recaudados el impuesto de € 0.10 por kWh pagado por todos los clientes de electricidad. Algunas de sus campañas fomentaron el ahorro consumo de energía mediante el aumento de los estándares de aislamiento, mientras que otras patrocinaban una auditoría energética personalizada para la identificación de medidas específicas de ahorro. Con respecto a la generación eléctrica renovable, en 1979, el gobierno danés promovió una subvención para reembolsar a los ciudadanos, municipalidades o comunidades agrícolas el costo de instalar generadores eólicos, solares o de biogás. Estos subsidios inicialmente cubrían el 30 por ciento del gasto de los sistemas de energía renovable. Aunque posteriormente se redujeron periódicamente para turbinas eólicas a medida que la industria maduraba y los precios disminuían. La política danesa en producción eléctrica renovable se consagró en tres principios: (1) todos los agricultores y hogares rurales tenían la oportunidad de instalar un aerogenerador en su propia tierra; (2) los ciudadanos tenían la posibilidad de hacerse miembros de cooperativas locales en sus municipalidades o municipalidades vecinas, ser propietario era una condición para los permisos de operación; y (3) las compañías eléctricas solo podían construir grandes parques eólicos de acuerdo con el gobierno y si no violaban los deseos de los agricultores y los residentes locales.


A medida que el desarrollo de la energía renovable, la eficiencia energética y la CHP integrada en redes de calor de distrito han ido reemplazando a los combustibles fósiles convencionales menos eficientes y más contaminantes, las emisiones de CO 2 relacionadas se han reducido notablemente. En 1990, se emitía casi 1 kg de dióxido de carbono por cada kWh de electricidad producido en Dinamarca. En 2005, se emitieron menos de 600 g. En total, la intensidad de emisión de dióxido de carbono -la cantidad de CO2 emitido por unidad de Producto Interno Bruto- fue un 48% menor en 2004 que en 1980. Dinamarca también es uno de los pocos países que reduce las emisiones de dióxido de carbono, en concreto, un 19% por debajo de los niveles de 1990 en 2009, superando las obligaciones contraídas con el Protocolo de Kioto (Parajuli, 2012). Sin embargo, no siempre las políticas energéticas fueron positivas, en concreto, el período 20012007 supuso significativos retrocesos (Sperling et al., 2011). Ya a finales de la década de 1990 se iniciaron cambios en la política gubernamental con el objetivo de liberalizar y reestructurar el sector energético danés con la idea de hacerlo más “competitivo”. En 1998, el gobierno abolió las restricciones que habían fomentado la propiedad local y cooperativa de los parques eólicos, permitiendo a las grandes empresas entrar en el negocio de la producción eléctrica renovable. En 2001, el gobierno conservador liberal liderado por Anders Fogh Rasmussen entró en el gobierno y supuso un cambio significativo en la relación de fuerzas en el Parlamento. El resultado fue una alteración de la política energética danesa mediante la promoción de un "programa de saneamiento" para "mejorar el paisaje" mediante la eliminación de los parques eólicos. La propuesta del gobierno se basaba en reducir el número de turbinas, aumentando su dimensión, en lugar de tener una gran cantidad de pequeñas turbinas. Ese año, la tarifa para aerogeneradores también se fijó al precio del mercado mayorista más un pequeño subsidio (reemplazando funcionalmente subvenciones anteriores) y en 2004, el gobierno abolió las obligaciones de compra de energía eléctrica para los servicios públicos más allá de la cantidad mínima de horas de carga completa.

2.2 En la actualidad Sin embargo, este retroceso en la transición comenzada tres décadas atrás no duraría mucho. En 2006, el mismo primer ministro danés cambió radicalmente la posición marcando el objetivo a largo plazo de "100% de independencia de los combustibles fósiles y la energía nuclear", presentado posteriormente como el "Plan energético de 2006" (Lund and Mathiesen, 2009). Este ambicioso objetivo se formalizó más tarde en una estrategia energética de la Sociedad Danesa de Ingenieros (IDA) llamada "Plan de Energía IDA" que descansa en cuatro pilares: 1) Reducir la demanda de energía a largo plazo. El objetivo es la reducción en la demanda de calefacción en edificios en un 50%, el consumo de combustible en la industria en un 40% y la demanda de electricidad en un 50%. 2) Mejorar la eficiencia energética mediante el fomento de las bombas de calor y los calentadores termo-solares de agua para hogares y la integración de CHPs que no utilicen gas, carbón ni petróleo. 3) Alcanzar que 30% del suministro nacional provenga de fuentes renovables para 2025 y 100% para 2050 (objetivos más específicos incluyen duplicar la capacidad eólica, instalando 500 MW más y ampliar en 700 MW la energía solar fotovoltaica instalada). 4) Promover sistemas de energía inteligentes que puedan equilibrar mejor la oferta y la demanda, reducir las pérdidas de transmisión y utilizar tecnologías de “Smart Grid” (red eléctrica inteligente) (Sperling et al., 2011). Todos estos cambios políticos en el llamado sector de las energías renovables han supuesto también un cambio económico. Hoy en día Dinamarca emplea a 60,000 personas en el sector, en casi 1000 empresas repartidas en todo el país, generando el 12% de las exportaciones de Dinamarca y el 3% de su PIB (Ramiller and Schmidt, 2017). Y en un futuro, con los planes marcados, se pretende que esta tendencia prosiga. Gracias la Directiva de la UE 2009/28/CE, los países miembros de la Unión Europea se vieron obligados a redactar y presentar a la Comisión Europea el Plan Nacional de Acciones Renovables (National Renewable Action Plans, NREAPs) que describan los objetivos para el año 2020 y las acciones que les permitirá cumplir con dichos objetivos de integración de energías renovables, eficiencia energética y disminución de emisiones de gases de efecto invernadero. La versión completa de dichos objetivos está disponible para la ciudadanía (“National action plans - Energy - European Commission,” n.d.), así como el resumen de dichos objetivos es fácilmente accesible para la ciudadanía desde la misma página web de la Agencia Internacional de la Energía (“IEA - Denmark Energy Action Plan,” n.d.). De modo resumido, los objetivos energéticos de Dinamarca para el año 2020 son los siguientes: 

Objetivo general: alcanzar el 30% de integración de energía generada a partir de fuentes renovables en el consumo bruto de energía final.


  

Calefacción y refrigeración: abastecer el 40% de la demanda con fuentes renovables de energía. Electricidad: alcanzar a general el 52% de la demanda de electricidad a partir de fuentes de energía renovables. Transporte: abastecer el 10% de la demanda de energía con fuentes de energía renovable.

Para cumplir dichos objetivos Dinamarca plantea las siguientes medidas:       

Inversión gubernamental en proyectos de investigación, desarrollo y demostración. Inversión para aumentar la eficiencia energética de los edificios. Programa de ahorro de energía a nivel nacional y local. Subvenciones para fomentar la generación de energía de origen renovable. Apoyos financieros para mini y micro instalaciones. Obligaciones de mezcla de biocombustibles en los combustibles fósiles. Desgravaciones fiscales.

Sin embargo, el objetivo a largo plazo de Dinamarca es independizarse de los combustibles fósiles. Por ello, tras la creación del Plan Nacional de Acciones Renovables (NREAP), en el año 2011 el Gobierno Danés redactó y adoptó la "Estrategia Energética 2050", mucho más ambicioso que el anterior y que describe las líneas de acción a través de las cuales Dinamarca logrará su independencia energética para el año 2050 (The Danish Ministry of Climate and Energy, 2011). Estas líneas de acción se resumen en la Tabla XX: LINEA DE ACCIÓN_1: 1.1 Energía renovable • Convocatoria de licitaciones para un parque eólico de 600MW en Kriegers Flak • Convocatoria de licitaciones para instalaciones de turbinas eólicas marinas pequeñas cercanas a la costa de 400MW. • Iniciativas para instalar 500MW adicionales de energía eólica “en tierra”. • Cambio de combustible del carbón a la biomasa en plantas combinadas de electricidad y calor (CHP) de gran escala a través de reglas revisadas sobre el precio de los suministros de calor. • Permitir que las plantas de CHP a pequeña escala basadas en gas natural cambien a biomasa. • Mejora de las condiciones marco para la producción de biogás. • Obligación de introducir el 10% de biocombustibles en el sector del transporte para 2020. • Continuación de la Secretaría de Aerogeneradores (Wind Turbine Secretariat).

1.2 Mejoras de eficiencia • Obligaciones de ahorro de energético a hogares y negocios privados para poder acceder a ser suministrados por compañías eléctricas. • Fortalecimiento de las actuales obligaciones de ahorro energético por parte de las compañías energéticas. • Estándares de eficiencia en componentes de construcción para garantizar que los hogares sean más eficientes en el consumo de energía. • Prohibición de nuevas calderas de aceite en los edificios nuevos a partir de 2012 y en edificios existentes a partir de año 2017. • Promoción del mercado de alternativas basadas en energías renovables a la calefacción de petróleo y gas. • Promoción de nuevos edificios con muy bajo consumo de energía. • Esfuerzo de ahorro energético en el sector público.

LINEA DE ACCIÓN_2:


2.1 Energía renovable • Fondos para la planificación energética estratégica en los municipios con miras a una mejor utilización de los recursos locales, incluida la calefacción urbana. • Análisis del uso de biomasa para energía. • Licitación para aerogeneradores eficientes offshore. • Análisis de posibilidades para ubicar turbinas más cerca de carreteras y ferrocarriles.

2.2 Mejoras de eficiencia • Normas de eficiencia energética más estrictas para los edificios nuevos en 2015 y 2020. • Establecer un modelo para la eliminación gradual del gas natural en la calefacción de hogares. • Mayor rigor de los estándares de eficiencia de la UE en la eficiencia energética de los electrodomésticos, productos y edificios existentes. 2.3 Sistemas inteligentes de Energía • Nueva red de transmisión internacional en conexión con parques eólicos marinos en Kriegers Flak. • Análisis de la necesidad de expandir la red de transmisión internacional. • Despliegue de medidores de electricidad inteligentes. • Estrategia para la promoción de redes inteligentes (Smart Grids). • Análisis de la regulación de la estructura de gas.

2.4 Transporte • Evaluación de nuevas tecnologías para mejorar el marco del modelo de transporte. • Fondo para promover la instalación de estaciones de recarga para automóviles eléctricos. • Nuevos esfuerzos para ajustar las normas de la UE sobre la eficiencia energética de los vehículos y las emisiones de CO2. • Impulsar la estrategia de la UE para la estandarización de tecnologías para automóviles eléctricos.

2.5 Intersectorial e internacional • Revisión estratégica de las regulaciones existentes del sector de suministro eléctrico danés • Análisis del subsidio existente y el sistema impositivo. • Impulsar una ambiciosa agenda internacional climática y energética. • Impulsar una visión a largo plazo de una UE independiente de los combustibles fósiles. • Trabajar para elevar el objetivo de reducción de gases de efecto invernadero de la UE en el 2020 al 30%. • Trabajar para duplicar la financiación de la investigación energética de la UE.

LINEA DE ACCIÓN _3 3.1 Investigación, desarrollo y demostración • Mayor prioridad y coherencia en investigación, desarrollo y demostración en el área del cambio climático y energía. • Fondo para la demostración de grandes bombas de calor en el sector de calefacción urbana. • Fondo para estudios de viabilidad con respecto a proyectos geotérmicos.


• Apoyo continuo para tecnologías energías renovables pequeñas productoras de electricidad • Fondo para proyectos de demostración que involucren calefacción solar. • Establecimiento de esquemas de prueba más grandes. • Asociaciones con empresas e instituciones de investigación sobre el desarrollo de soluciones de tecnología limpia. • Análisis de la futura demanda de investigadores y graduados universitarios dentro del área verde. • Evaluaciones de tecnología en una amplia gama de áreas.

En marzo de 2014, la Agencia Danesa de Energía describió los escenarios que se vislumbran en este proceso. De esta manera, el Gobierno diseñó 4 escenarios diferentes de futuro, que pretende valorarlos para avanzar hacia un modelo energético sostenible frente a un escenario de referencia basado en combustibles fósiles: escenario #1 basado en energía eólica, #2 basado en el uso regulado de la biomasa, #3 basado en el uso masivo de biomasa y #4 basado en la introducción del hidrógeno.


3 La democracia energética en la transición danesa 3.1 Principales agentes de la transición energética danesa A pesar de los innegables avances técnicos de la transición energética danesa, en este apartado se pasa a analizar el papel de la ciudadanía en dicho proceso y hasta que punto la transformación de tecnología ha sido acompañada por una transformación social. Previo a dicho análisis, se hace necesario introducir los distintos agentes que han participado y participan en su desarrollo. En concreto, se distinguen los siguientes agentes principales: gobierno central, gobiernos regionales y municipalidades, sector empresarial y movimientos de base y ciudadanía. Éstos presentan una serie de características clave para entender los acontecimientos ocurridos a lo largo de las últimas décadas. 3.1.1 Gobierno central El Gobierno Central danés se caracteriza por haber mostrado una determinación histórica a reducir su dependencia energética como consecuencia de la crisis de 1973. Los compromisos declarados del gobierno reflejan su confianza en que es posible "desacoplar" el crecimiento económico y las emisiones de gases de efecto invernadero, permitiendo que los objetivos económicos y ambientales de la sostenibilidad se alcancen simultáneamente (Petersen and Hansen, 2014). Un papel clave lo juega la Agencia Energética Danesa que, dependiente del Ministerio de Clima y Energía, cubre desde la producción energética al consumo y es responsable de implementar las políticas energéticas nacionales (IEA, 2011). Entre ellas, los Electricity Supply y Heat Supply Acts son claros ejemplos de esta forma de hacer política energética desde arriba. En el caso del sector eléctrico, gran parte de las funciones desaparecen con la liberalización del sector, pero sigue regulando de forma indirecta mediante impuestos y tasas. En el sector de la calefacción mediante redes de calor, establece las reglas de juego para que los gobiernos regionales y las municipalidades lleven a cabo la planificación térmica, mientras que la Autoridad de Regulación Energética Danesa (también dependiente del Ministerio de Clima y Energía) se encarga de auditar los costes para detectar irregularidades. El sector del transporte se regula también de forma indirecta mediante los impuestos sobre los combustibles y los planes de promoción específica como es el caso del coche eléctrico. 3.1.2 Gobiernos regionales y municipalidades Entre las distintas tareas en el ámbito energético, los gobiernos regionales y las municipalidades juegan un papel clave en la planificación térmica. En este ámbito han ido ganando más y más responsabilidades a lo largo de los años. De esta manera son los últimos responsables en la planificación térmica y en el control de actividades y proyectos, lo que implica supervisar la actividad de las empresas de las redes locales de calefacción de distrito. Por otro lado, su actividad también cubre el establecimiento de los requisitos y condiciones de conexión a las redes de calor, así como la colección y gestión de la información relativa a la producción y consumo de la energía térmica. Además de la planificación térmica y la gestión de las redes de calefacción de distrito, las municipalidades son responsables de otros ámbitos tales como la implantación de plantes de movilidad local que cubren desde redes de alquiler de bicis, puntos de recarga de coche eléctrico y servicios de transporte público. Finalmente, parte de la transición ha sido financiada mediante ayudas y beneficios desde las propias municipalidades que han coordinado actividades a nivel municipal y entre municipios, mediante la creación de Agencias Energéticas Locales y Regionales. 3.1.3 Sector empresarial En Dinamarca, gran parte de las actividades ligadas a la energía han sido históricamente sin ánimo de lucro, lo que ha sido un factor de gran importancia para entender los ritmos de la transición. Todas estas empresas se fundamentan en la concepción de la energía como un servicio y a pesar de la liberalización, gran parte de esta concepción se ha mantenido hasta día de hoy. De esta manera las labores de transporte y distribución son labores sin ánimo de lucro, tanto para calor como para electricidad. Del mismo modo, toda la gestión de las redes de calor de distrito se hace mediante empresas locales, muchas de ellas públicas, bajo la misma lógica, realizando labores bajo la atenta dirección de las municipalidades. En cuanto al sector privado, pequeñas empresas han operado en torno a las actividades de producción eléctrica, así como la fabricación de componentes y tecnología asociada. Hay que destacar que Dinamarca presenta una estructura económica muy descentralizada que se caracteriza por empresas pequeñas donde la estructura cooperativa está muy extendida. Esta tradición empresarial ha mostrado


una gran inclinación hacia la experimentación y ha ido formando nichos de mercado alrededor de estas ideas innovadoras. Un ejemplo es la turbina eólica Bonus 30 kW que fabricada en 1980 es uno de los primeros modelos de los fabricantes actuales. Gran parte de los fabricantes daneses se dedicaban inicialmente a la maquinaria agrícola, como es también el caso de VESTAS que acabó convertirse en una multinacional referente en el sector eólico a nivel mundial. Como contrapunto a estas empresas pequeñas, Dinamarca cuenta con dos grandes empresas energéticas que para 2004 copaban el 70% de la potencia eléctrica instalada en el país: la danesa Gong (en la actualidad Ørsted) y la sueca Vattenfall. A pesar de tratarse de empresas de mayoría pública, son en la actualidad las principales representantes de la producción convencional y unas de las principales afectadas por el proceso de transición energética a las renovables y la eficiencia energética. Si bien antes de la liberalización del sector, las ganancias estaban de alguna manera controladas por la intervención estatal, a partir del 2004 se abrió la competencia a la producción, lo cual a priori mejoró la posición de las más grandes sobre las pequeñas con unas nuevas condiciones de competencia en libre mercado. Esto ha propiciado su entrada en el sector renovable, en gran medida en base a turbinas de gran potencia situadas en el mar (tecnología offshore). 3.1.4 Movimientos de base y ciudadanía Por encima de todo, la existencia de una ciudadanía comprometida con el medio ambiente es uno de los principales artífices del éxito de la transición danesa. De esta manera en 2009, un para nada despreciable 10% de la población veía el reto ambiental como el principal problema que tienen que hacer frente los políticos daneses (Nygard, J.R., 2011). Por otro lado, existe en Dinamarca una predisposición al debate característica de una cultura abierta a la participación, donde los debates institucionales van seguidos de cerca por un debate público que exige información y transparencia. Estos dos ingredientes de preocupación ambiental y participación política activa fueron clave para que se fundara un movimiento de apoyo a la renovable con gran participación ciudadana. Como se verá a continuación, una de las características clave de la transición fue la formación de redes informales compuestas por ciudadanía activa, ONGs, sectores de la educación y una parte significativa de la comunidad universitaria. Estas redes plantearon alternativas a la opción fósil y nuclear y cargaron estas alternativas con la componente participativa consustancial al espíritu de los proponentes. Con el paso del tiempo, esta ciudadanía fue tomando posiciones en los distintos sectores presentados anteriormente: el empresarial y el de la política, tanto a nivel local como central. Recientes estudios concluyen que, a pesar de todos los avances realizados en el sector energético, aún el 38% de la población danesa opina que no se han realizado todavía suficientes esfuerzos para poder paliar los efectos ante el cambio climático y la defensa del medio ambiente (Sovacool and Blyth, 2015), mostrando con ello la sensibilización de la ciudanía, y el deseo de seguir avanzando en la dirección que han marcado en los últimos 40 años

3.2 Análisis de la transición energética danesa A lo largo de las últimas décadas, los agentes presentados anteriormente han interactuado de formas diferentes a través de una serie de conflictos y alianzas que han ido evolucionando a lo largo del tiempo, configurando distintos modelos de gestión y propiedad de los medios de producción energéticos. Desde este punto de vista se pueden distinguir dos épocas, tal como han propuesto algunos autores (Hvelplund, 2013): 

Primera fase de desarrollo o fase de emergencia (desde 1973 hasta 2002). Se define como una fase de construcción donde los agentes sociales dialogan con el gobierno central con éxito.

Segunda fase de desarrollo o fase de consolidación (a partir de 2002). Se define como una fase de saturación, donde al gobierno central cambia su rol, adquiere una cercanía hacia las grandes empresas eléctricas y se genera cierto distanciamiento entre gobierno central y agentes sociales.

La primera fase de emergencia, que se puede inscribir en el periodo 1972-2002, se caracteriza por el despegue de las energías renovables y las medidas de eficiencia energética como apuesta institucional. Estas medidas conviven y complementan la producción convencional del modelo energético en el que emergen; gran parte de los desarrollos tecnológicos y asociativos se dieron bajo novedosos modelos de participación ciudadana y energía comunitaria. A partir de 2002 comienza una segunda etapa de consolidación que se caracteriza por un incremento de la capacidad renovable (se podría catalogar en 1996 con respecto al sector de calefacción por


cogeneración), lo que hace que por primera vez las tecnologías fósiles pasen por momentos a complementar la producción renovable en cuya producción empiezan a participar las grandes compañías energéticas tradicionales. Este periodo se ve fuertemente caracterizado por la liberalización del sector eléctrico que, a partir de 2004, limitó la capacidad del estado para impulsar la transición energética y dio protagonismo a la competencia entre tecnologías y modelos de propiedad dentro de un mismo mercado. A continuación, se pasa a analizar las características de la transición energética en estas dos fases desde el punto de vista del papel jugado por los distintos agentes y en concreto, de los modelos comunitarios y cooperativos de propiedad y gestión. 3.2.1 Primera fase de desarrollo: Fase de emergencia Tras la crisis de petróleo de 1973, el Gobierno central se marca como primer objetivo, transformar el modelo energético de cara a reducir la dependencia energética del exterior. Es con este objetivo con el que se debaten dos propuestas, una primera basada en el fomento de la energía nuclear y otra segunda, que se centra en la promoción de las energías renovables, la calefacción de distrito y la eficiencia energética. En dicho momento, la apuesta nuclear puede considerarse inicialmente como la visión mayoritaria y es apoyada por las grandes compañías que tradicionalmente se habían encargado del aprovisionamiento y de la distribución energética, así como la Confederación de Industria Danesa que contaba con el apoyo de los sindicatos laborales, los cuales inicialmente veían mayores oportunidades en la construcción de nuevas centrales de carbón (Hvelplund, 2013). Sin embargo, como oposición a este movimiento, se fueron formando una serie de redes informales alrededor de las energías renovables. Estas redes van integrando activistas del movimiento antinuclear, miembros de la comunidad universitaria, ONGs y otros colegios populares, que se fueron catalizando en una serie de asociaciones entre las que cabe destacar las siguientes: 

La Organización para la Información sobre la Energía Nuclear (OOA), creada en 1973

La Organización para la Energía Renovable (OVE), formada en 1975.

La Federación de Agencias Energéticas Locales (SEK), constituida en 1977.

Un año clave en la disputa entre la apuesta nuclear y la renovable fue 1976. En este año se enfrentaron dos planes energéticos, el Plan Energético Oficial y el conocido Plan Energético Alternativo; que daría lugar a una tradición de enfrentamiento entre planes oficiales y planes alternativos que iba a ser una característica de la política energética danesa. Mientras que el primero, redactado por las instancias más conservadoras del gobierno (Ministerio de Comercio), apostaba claramente por la energía nuclear; el segundo, participado por el OOA junto a un equipo universitario de la Universidad Técnica de Dinamarca liderado por la icónica figura del profesor Niels I. Meyer, defendía la propuesta renovable (Blegaa et al., 1977). De este proceso iterativo surgiría el plan energético definitivo que cerraba la puerta a la energía nuclear en el desarrollo del nuevo modelo. Este hecho, que posibilitó el desarrollo ulterior de las energías renovables, fue un golpe para las empresas energéticas tradicionales que, una vez perdido este pulso, se habían quedado sin alternativas. Se puede catalogar este acuerdo entre Gobierno central y agentes sociales de base como precedente para poder avanzar hacia una transición energética social y ambiental. Aunque los partidarios de las renovable ganaron esta primera batalla, se ha dado a lo largo de estos años una resistencia a la transformación debido en gran medida a las implicaciones que esta transformación conlleva en los intereses asociados a la cadena de valor y el reparto de costes del abastecimiento de la energía (Hvelplund, Frede, 2005). Dentro del debate entre los partidarios de la energía nuclear y de las renovables más eficiencia energética, la apuesta de los segundos para el abastecimiento térmico fue la cogeneración distribuida mediante redes de calor de distrito. Ya en el Electricity Supply Act, aprobado en 1976, se promulgó que toda nueva central fósil debería ser de cogeneración 2. Dicho mandato inició un camino que hace que, a día de hoy, 2/3 de la producción eléctrica sea cogeneración y colateralmente ha fomentado indirectamente la expansión de las redes de distrito para la distribución del calor generado (Chittum and Østergaard, 2014).

2 La Unión Europea lo impuso para potencias mayores de 20MW 28 años más tarde (DOUE. Diario Oficial de la Unión Europea, 2012)


Figura 10. Efectos de los agentes sociales en la producción de calor en los CHPs.

En 1979, el gobierno central aprobó el Heat Supply Act (actualizado en 1990, 2000 y 2005), que planteaba el inventariado de redes de calor de distrito y supuso la primera regulación del sector térmico. Esta regulación se redujo a un marco genérico que se traspasaba a las municipalidades para que hicieran un análisis de sus necesidades locales de calefacción y recursos disponibles para la planificación futura. Estos planes energéticos de calor se fueron realizando en colaboración con las empresas gestoras de las redes de calor y eran las municipalidades (y en menor medida las agencias de energía locales) las que finalmente aprobaban o rechazaban cambios en las redes de calor o en las infraestructuras de gas natural, es decir, tenían poder total de decisión; aunque algunas directrices venían impuestas como lo ya comentado para las plantas de CHP. Un catálogo tecnológico desarrollados a nivel de estado servía de asesoramiento a las municipalidades para llevar a cabo precisos análisis de coste-beneficio (Styregruppen for Forsyningskataloget, 1988). Con los años, el papel de las municipalidades se fue reforzando, flexibilizando el marco inicialmente impuesto por el primer Heat Supply Act. De esta manera, los planes energéticos pasaron a ser totalmente desarrollados por las municipalidades y las compañías gestoras de las redes de calor (sin ánimo de lucro y en su mayoría empresas públicas), que tienen competencias plenas para guiar la estrategia térmica local (Danish Energy Agency, 2012). Solo la gestión económica es revisada por instancias del Ministerio de Clima y Energía para evitar abusos. La gestión local y la orientación de servicio sin ánimo de lucro permitía al usuario participar, directa o indirectamente, en la planificación local, flexibilizar el suministro, reducir costes y compartir riesgos. El 94.4% del calor suministrado a través de redes de distrito es más barato que el suministrado a partir de sistemas individuales (Chittum and Østergaard, 2014). De cara a entender el éxito de la opción renovable y la eficiencia energética, es importante poner en valor la capacidad del movimiento de establecer agendas comunes y establecer vínculos entre agentes con a priori objetivos distintos. A su vez, hay que destacar la apuesta por crear una estrategia propositiva y una comunicación constructiva en materia de energía, evitando caer en la crítica cerrada a la energía nuclear. El Plan Energético Alternativo es un claro ejemplo donde se apostó por convencer de que era posible hacerlo sin nuclear y se creó un conocimiento acreditado y sólido que demostraba que la apuesta renovable que apoyaba en hechos y no en palabras vacías, lo que hizo ganar la credibilidad en la batalla por el discurso. Sin embargo, no se puede dejar fuera otros aspectos clave más allá de la formación de estas redes informales de activistas en torno a la energía renovable. Dinamarca contaba, previo a la crisis de 1973, de unas condiciones que la hacía favorable al desarrollo de la energía renovable, entre las que se destacan una infraestructura técnica, empresarial y de propiedad adecuada a las particularidades de las mismas, en especial a su baja densidad energética que a pesar de los inconvenientes las hacen adecuadas para la producción renovable distribuida (Smil, 2004). En Dinamarca presenta una estructura económica muy descentralizada donde es muy habitual empresas pequeñas de estructura cooperativa de gran cariz innovador y componente artesana. En concreto, desde principios de siglo XX hay una extensa tradición de pequeños prototipos de molinos de viento para la producción de electricidad en medios rurales (Olesen, G.B. et al., 2002). La tradición empresarial danesa, con gran inclinación a la experimentación, ha ido cubriendo las necesidades de las nuevas técnicas fueron surgiendo, y una fase inicial de experimentación con la energía eólica fue evolucionando hasta dar lugar, entre otros, al primer centro de testado de turbinas eólicas, el Riso National Wind Turbine Test Centre, fundado en 1978. La existencia de dicho laboratorio impulsó la profesionalización del sector eólico que le hizo ganar reputación y reforzó la idea de que la alternativa renovable era algo serio. La tradición cooperativa en el modelo productivo danés se contagió rápidamente en el desarrollo de los proyectos eólicos, algo que, a su vez, fue activamente impulsado por las instituciones que desarrollaron programas especiales de I+D en energías renovables y


eficiencia energética (Klaassen et al., 2005). El modelo renovable comunitario fue abiertamente apoyado por las instituciones que dictaron que, desde 1986, para poseer participaciones en un proyecto eólico, impuso la condición imprescindible de tener residencia permanente en la localidad donde se situaba dicho proyecto, a la vez que limitaba el número de participaciones que podía poseer cada persona (M. Bolinger, 2001). Aunque estos requisitos se fueron suavizando con el tiempo (a partir de 1985) para permitir el desarrollos de tecnologías que requerían una mayor inversión (Sperling et al., 2009), resultaron en un espectacular crecimiento del número de turbinas eólicas de propiedad colectiva a lo largo de este primer periodo (Mey and Diesendorf, 2017). Asimismo, en la Figura 11 se observa un fuerte cambio de tendencia en el aumento de instalaciones privadas a partir de año 1996.

Figura 11. Propiedad de la capacidad eólica instalada en Dinamarca entre 1980 y 2008 (a partir del 2000, la propiedad dejo de registrarse) (Mey and Diesendorf, 2017)

Aspectos relativos a la estructura del sistema energético y las relaciones de poder entre los distintos agentes que en él se integran, nos dan más claves para entender el desarrollo de la transición energética danesa. En este periodo, Dinamarca contaba con un sistema eléctrico verticalmente integrado donde actividades como el transporte y distribución se desarrollaban en régimen de monopolio estatal, lo que no supuso traba alguna para el acceso a red de las nuevas iniciativas de producción. Las compañías energéticas eran sin ánimo de lucro y directa o indirectamente propiedad de los ciudadanos (compañías públicas), lo que suavizaba el ambiente de competencia económica y permitió entender el surgimiento de las cooperativas energéticas como un paso natural. Por tanto, los requisitos de propiedad ciudadana en los nuevos proyectos energéticos que se enumeraban anteriormente encajan claramente en un contexto caracterizado por la propiedad pública. El sistema térmico o mejor dicho los sistemas térmicos aislados son tradicionalmente entendidos como monopolios naturales a los que se les aplican nuevamente reglas de empresa sin ánimo de lucro, protegiendo al consumidor y obligando a la empresa a repartir posibles beneficios. El triunfo renovable sobre una postura inicialmente mayoritaria que apostaba por la energía nuclear no se puede entender completamente sin profundizar en algunos aspectos culturales y políticos característicos del pueblo danés. El pueblo danés comparte una gran sensibilidad en temas ambientales que han estado siempre muy presente en los discursos oficiales, así como referencias a la autonomía y a la autosuficiencia. La existencia de tecnología propia en energía eólica presentaba a priori un gran potencial de acogida favorable por parte de la opinión pública, así como la posibilidad de su desarrollo mediante formas de negocio conocidas, tales como cooperativas. Existe por lo general una predisposición al activismo y la participación política, apoyada en un sentimiento de responsabilidad individual sobre la marcha de las cosas que fácilmente viene de una autopercepción de país pequeño donde los grandes números no anulan al individuo. De este modo, se ha desarrollado una cultura democrática de acceso a la


información que, sin lugar a duda, ha sido performativo sobre la esfera de la política institucional, abriéndola a escuchar nuevas ideas y propuestas. Esto ha dado lugar a una disponibilidad de fondos de I+D para asuntos que no presentan una rentabilidad económica inmediata y que cubre aspectos tanto técnicos, como innovaciones en materia organizativa, de financiación, etc. El Nordic Folkecenter for Renewable Energy es un ejemplo claro donde se lleva a cabo investigación fuera de los principios de la competitividad económica. La existencia de las redes formadas en la década de los 70 contribuyó a la difusión de los avances que se fueron consiguiendo. Las características biofísicas propias de Dinamarca jugaron un papel clave en el desarrollo renovable debido al elevado recurso eólico del país. La naturaleza distribuida del recurso eólico condiciona a su vez, las estructuras de propiedad; el hecho de su alta distribución geográfica la hace idónea para el surgimiento de un número elevado de pequeñas cooperativas participadas por las personas que habitan el entorno. Lo mismo ocurriría con las tecnologías solares. Sin embargo, otras renovables como la gran hidráulica son menos idóneas para estos tipos de propiedad y son generalmente desarrolladas y gestionadas por grandes empresas. Sin embargo, no podemos olvidar aspectos que tuvieron un importante efecto negativo sobre el ritmo de desarrollo de la transición y pudieron frenar significativamente el potencial presentado por el nuevo modelo. Dinamarca, como bien demostró en el tumultuoso 1973, tenía una economía fuertemente dependiente de petróleo. Una vez que una determinada infraestructura energética ha sido desarrollada, las grandes inversiones que fueron necesarias comprometen el empleo de dicha infraestructura durante décadas, lo que se conoce como monopolio tecnológico (technological lock-in) (Foxon, 2013). En el caso danés, la existencia de una importante infraestructura petrolera impulsó en gran medida la exploración y la explotación del petróleo nacional a partir de la crisis. Como se puede ver en la Figura 12, esto junto con la previsible escasez futura, compromete el éxito de la transición que Dinamarca necesita.

Figura 12. Evolución histórica de la producción y consumo nacional de energía primaria

A pesar de ello, es de destacar el papel desempeñado por la ciudadanía a lo largo de esta primera fase. De este modo, la ciudadanía organizada a través de asociaciones y ONGs tuvo un papel fundamental en el rumbo tomado por las políticas energéticas danesas. Una vez iniciado este camino, la ciudadanía lo ha hecho suyo participando activamente, bien directamente a través de cooperativas o proyectos comunitarios o bien indirectamente, mediante la participación en los planes municipales, tanto en la propiedad de la tecnología renovable como en la toma de decisiones relativa al nuevo modelo energético que se estaba construyendo. 3.2.2 Segunda fase de desarrollo: Fase de consolidación El año 2002 supone un shock en la tendencia exponencial de desarrollo renovable experimentada a lo largo de la última década, sobre todo en el caso de la tecnología eólica. La entrada del nuevo gobierno conservador se caracterizó por una política activa en contra de las renovables: se cerraron numerosas agencias locales de energía, se redujeron los fondos de investigación y se modificó el régimen retributivo de manera que prácticamente ninguna turbina fue instalada en el periodo 2004-2009, como se puede observar a partir de la energía eólica generada en esos años en la Figura 13..


Figura 13. Generación eólica en Dinamarca.

Sin embargo, el crédito ganado por las renovables, un crédito mayormente participado por gran parte de la sociedad civil e institucionalizado en distintos estamentos hizo cambiar de opinión al primer ministro que, en su segundo mandato, cambió radicalmente de opinión, dando apoyo total al desarrollo renovable con el objetivo de una Dinamarca 100% renovable para 2050, lo que supuso retomar la tendencia ascendente de la producción eólica. Otro año de gran importancia para la evolución del modelo energético danés es 2004. En dicho año, siguiendo los mandatos de la Comisión Europea con el objetivo de constituir en un futuro la Unión Europea de la Energía (“European Commission - PRESS RELEASES - Press release - Energy Union Factsheet,” n.d.), se liberalizó el sector eléctrico danés. Esto no afectó a los sistemas de abastecimiento térmico los que, en su mayoría a través de redes de calor de distrito, mantuvieron su estatus económico y legal como entidades sin ánimo de lucro de gestión local (Chittum and Østergaard, 2014), sin cambios significativos respecto al primer periodo. Sin embargo, sí que trajo importantes cambios en el sector eléctrico. A partir de entonces, se liberalizarían las empresas productoras que podrían recibir beneficios por su actividad y por primera vez, pasarían a competir por producir. De esta manera, en 2004, el 70% de la capacidad de producción eléctrica instalada pertenecen a dos empresas: Vattenfall (Suecia) y DONG (Dinamarca), aunque esta última con 51% de capital público. A su vez, el sistema de transmisión se mantiene propiedad de Energinet.dk, empresa pública independiente bajo el control del Ministerio de Clima y Energía. Como consecuencia, las centrales de tecnología fósil empiezan a ver en la gran potencia renovable instalada a lo largo del periodo anterior, un oponente económico. Esto las llevó a organizarse y consolidar su actividad activando su posición de lobby, lo que resultó en un menor número de empresas privadas de mayor tamaño. A su vez, el nuevo escenario, al permitir la obtención de beneficios mediante actividades de producción energética, articuló al sector financiero en torno a la inversión en renovables, lo que chocaba con los intereses de los proyectos comunitarios: competencia en la adquisición de tierras, aumento del tamaño de los proyectos, etc. aunque hay que tener en cuenta que este aumento de la inversión podría estimular el desarrollo de nuevas tecnologías y prácticas. Frente a los procesos de liberalización en otros países, el estado danés, de tradición intervencionista, se reservó una serie de capacidades de acción sobre la promoción tecnológica y el fomento de ciertos modos de propiedad y gestión, lo cual benefició a las tecnologías renovables (mediante impuestos al uso de combustibles) y a la propiedad y gestión ciudadana (mediante la imposición de cuotas para la propiedad renovable ciudadana), lo que no quedó exento de críticas por parte de la OECD (OECD, 1999). El nuevo mercado liberalizado impuso para la regulación económica un mecanismo de subastas con el objetivo de casar la demanda con la producción, asegurando teóricamente un coste mínimo. A diferencia de lo ocurrido en otros países como España, en Dinamarca este nuevo mecanismo trajo una significativa bajada de los precios de la electricidad, lo que su puso una barrera para la actividad de los proyectos comunitarios, que vieron alterada su situación previa de relativa protección y que, a su vez, tuvieron que competir con las nuevas empresas eléctricas liberalizadas. Sin embargo, mediante estos mecanismos de subasta, la energía de origen renovable, con costes de operación cercanos a cero, fue sustituyendo a la energía fósil que pasó a funcionar menor horas, y paulatinamente empezó a cerrar parte de la capacidad instalada. Además de reducir los ingresos de los proyectos renovables, esto nos va acercando a una situación con más capacidad renovable y menos capacidad de apoyo para los instantes que no haya recurso renovable (viento). Hasta ahora las interconexiones con Alemania y Suecia ha compensado estos déficits, pero el problema se va agravando


mientras estos países van aumentando su cuota renovable. Por tanto, Dinamarca se va enfrentando a un cada vez mayor problema de producción fluctuante y se van agotando las oportunidades de inversión renovable mientras no se desarrolle una infraestructura de absorber o equilibrar las fluctuaciones de produce.

Figura 14. Porcentajes de integración de las energías renovables en el TPES.

Figura 15. Integración de la energía eólica en el consumo nacional de energía eléctrica.

Otro aspecto característico de esta segunda fase de consolidación son los efectos del desarrollo renovable de la primera etapa. Se pasa de un escenario donde la energía renovable es un complemento a un escenario donde empieza a jugar un papel central y donde su naturaleza fluctuante, específicamente de la eólica, condiciona la capacidad y la operación del sistema eléctrico. Se puede observar que la energía eólica, aunque constituye un 8% de la energía total consumida en el país, constituyó ya en el 2014 el 43% de la electricidad consumida en Dinamarca, Figura 15. Del mismo modo, estos años han servido para extender y profundizar los conocimientos y la experiencia en energías renovables, tanto desde el punto de vista técnico como social. Se tiene, por tanto, una socialización del cambio tecnológico como herramienta para los nuevos retos. Esta segunda fase se caracteriza por la aparición creciente de una serie de retos para la consolidación de la transición energética desde el punto de vista tanto técnico como social. El papel protagonista jugado la ciudadanía en la primera fase es confrontado por una mayor presencia de fondos de inversión en el sector de la energía. Así, las cooperativas de producción eléctrica renovable de la primera fase entran en disputa con las grandes compañías eléctricas con las que tienen que competir como consecuencia de la liberalización del sistema eléctrico. Sin embargo, hay que destacar que los modelos de energía comunitaria implican una serie de beneficios sobre las empresas energéticas que suponen una oportunidad para fomentar su consolidación en una segunda etapa. Entre estas ventajas se tiene una menor resistencia local a la implantación de nuevos proyectos, la necesidad de intereses económicos menores, así como los beneficios a nivel local asociados a un mayor desarrollo económico y


social. Este potencial se muestra de manera especĂ­fica a partir de los diversos casos de estudio que se pasan a describir en el siguiente apartado.


4 Casos de estudio En este apartado se presentan distintos casos de estudio que pretenden mostrar con casos concretos distintas formas en las que se está implementando la transición energética en Dinamarca, a la vez que se evalúa el papel de la ciudadanía en los distintos casos. En el primer apartado (4.1.) se presentan iniciativas de transición energética desde un enfoque global, como conjunto de diversas medidas encaminadas a lograr los objetivos generales presentados en los apartados anteriores, en un ámbito o región determinada. Además, posteriormente, debido al peso específico que tiene la “community energy” en el país, se presenta una batería de casos de estudio de distintas iniciativas ciudadanas, en muchos casos incluidas dentro de planes más globales pero que, por sus características, tienen interés en sí mismas. Estas iniciativas se presentan en el apartado 4.2., tomando como referencia una clasificación definida por Oteman et al. (Oteman et al., 2014). Finalmente, en el apartado 4.3. se presenta como ejemplo el caso de la Aerø Energy and Environment Office, una agencia local que surgió a partir de la formación de una red informal compuesta por distintos sectores y organizaciones de la ciudadanía. La ubicación de los distintos casos de estudio evaluados en este apartado, así como sus principales características, se presentan en la Figura 16 y en la Tabla 1.

Figura 16. Casos de estudio evaluados en este apartado Tabla 1. Casos de estudio evaluados

Iniciativa Admon. Pública Admon. Pública Admon. Pública Community Energy

Nombre Samsø Copenhague Odense Dronninglund

Tipología Movilidad DH

Apartado 4.1.1. 4.1.2. 4.1.3. 4.2.1.


Community Energy Community Energy Community Energy Community Energy

Samsø (Off-shore) Middelgrundens Hvide Sande Hvidovrebo

Wind Wind Wind PV

4.2.2. 4.2.3. 4.2.4. 4.2.5.

4.1 Iniciativas de transición energética promovidas desde la administración pública. Casos de estudio En este apartado se presentan dos casos de estudio en los que se aborda una transición energética desde distintos enfoques y a distintas escalas de territorio: el caso de la Isla de Samsø, de 4000 habitantes, por una parte, y el caso de la ciudad de Copenhague por otra. Además, se presenta un tercer caso de estudio, Odense, centrándose en este caso únicamente en los aspectos relacionados con la movilidad. 4.1.1 La isla de Samsø La isla danesa de Samsø (4000 habitantes) tiene por objetivo ser 100% renovable para el año 2030, 20 años antes que Dinamarca como conjunto, mostrándose como caso piloto para el resto del país. A día de hoy, si se hace el análisis en términos anuales, se puede afirmar que la isla ya tiene un balance neto positivo de energía. Sus principales fuentes son la biomasa y la energía eólica. Uno de los aspectos más interesantes de Samsø está relacionado con cómo la población local de la isla se ha implicado y ha sido parte activa en la planificación energética, tanto desde el punto de vista de financiación económica como desde el de ser actores principales del proyecto. Hay un alto grado de implicación ciudadana en los asuntos relacionados con la energía en la isla, y eso se ha reflejado en las distintas formas de implementación y materialización de los proyectos de energía renovable (Jørgensen et al., 2007) La transformación de Samsø se inicia en 1998. Ese año, la isla ganó un concurso promovido por el Ministerio de Medioambiente y Energía que buscaba una comunidad ejemplo que pudiera demostrar que el entonces recientemente aprobado objetivo de Kyoto para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 21% era alcanzable. Si bien el concurso no dotaba fondos para financiar dicha transición energética, sí pagaba el salario de una persona encargada de definir un master plan renovable de la isla a 10 años vista. Dicho encargo recayó en Soren Hermansen, un granjero de Samsø. El enfoque energético de la isla aborda el suministro térmico (solar y biomasa), el suministro eléctrico (turbinas eólicas principalmente, y en menor medida, fotovoltaica) y la movilidad, tanto interior de la isla como con el continente. También contempla la eficiencia energética poniendo el foco en la edificación, promoviendo “Low Energy Houses”, así como aspectos de concienciación y formación en cuestiones energéticas. En lo referente a la cobertura de la demanda térmica, entre 2002 y 2004 se construyeron 3 sistemas de calefacción de distrito: Nordby-Marup (2002), cuya producción térmica es en un 80% a partir de la combustión de pellets de madera y en un 20% a partir de solar térmica; Onsbjerg (2003), que suministra calor a 80 familias y es alimentada con paja local; y Ballen-Brundby (2004), que suministra calor a más de 200 viviendas e instituciones, también a partir de la combustión de paja local. Actualmente, los sistemas de calefacción de distrito suministran actualmente a tres cuartas partes de las viviendas de la isla con calefacción y agua caliente sanitaria mediante calderas centralizadas de biomasa alimentadas con paja cultivada localmente. Desde los inicios del proyecto, los edificios de nueva construcción construidos en áreas donde existe un sistema de calefacción de distrito (o hay uno planificado) tienen la obligación de conectarse a él (a diferencia de los edificios existentes, que la conexión al sistema era voluntaria por parte de los propietarios). Por otro lado, las viviendas fuera del ámbito de los sistemas de calefacción de distrito han sustituido sus sistemas de calefacción basados en energía fósil por colectores solares y calderas individuales de biomasa que, si bien desde el año 2002 no han contado con ayudas para su financiación, disponen de la asesoría de distintas entidades (como la Oficina de energía y medioambiente de Sams ø) que les asesora de forma imparcial sobre instalaciones de Solar Térmica, biomasa o bombas de calor. Asimismo, se han llevado distintas campañas y proyectos dirigidos a mejorar la eficiencia energética de los edificios (Jørgensen et al., 2007) Respecto a la producción eléctrica, el máster plan de 1998 estimaba que el consumo eléctrico de la isla era 29000 kWh/año, que equivalía a la producción anual de 15 turbinas eólicas de 750kW (11 MW aproximadamente). La cuestión de la propiedad es tratada con especial atención. Para facilitar su implementación y el apoyo público de estas instalaciones, el proyecto energético de la isla proponía un esquema de propiedad que permitiera a todos los habitantes de la isla tener la oportunidad de invertir en la instalación de dichas turbinas. Este esquema de propiedad se apoyaba en reservar un porcentaje de la inversión al público en general. Para las turbinas en tierra, la idea es que todo aquel que pudiera ver la


turbina desde la ventana de su casa pudiera optar a ser inversor de la misma. De esta forma, se evita (o al menos, se reduce) el hecho de que una parte se lleve el beneficio del proyecto y otra parte las consecuencias negativas del mismo (por ejemplo, el impacto visual). Además, los propietarios de las futuras turbinas y de los terrenos firmaban un acuerdo para destinar una parte de los beneficios obtenidos de la instalación a un fondo económico dedicado a la implementación de futuras fuentes de energía renovables. Así, para el 2001, 11 turbinas de 1 MW suministraban electricidad a los 22 núcleos de población de la isla, generando la energía suficiente para hacerla autosuficiente. La instalación tuvo un coste total de unos 800000€ por turbina, incluyendo los costes de conexión a la red y cimentaciones. Además, se instalaron 10 turbinas eólicas “off-shore” en 2002 (un total de 23 MW de potencia, mencionadas en el apartado anterior). La motivación de esta instalación era compensar el consumo de los coches, autobuses y tractores de la isla, y la de los ferries que la conectan con el continente. La potencia instalada se calculó en base a compensar el consumo energético real del transporte de la isla, descontando los ahorros energéticos que se preveían a través de distintas propuestas de mejoras contempladas en el master plan. De esta forma, se llegó a generar de dos a tres veces más energía eléctrica de la que consumía la isla, alcanzando durante varios años la cobertura renovable el 100% del consumo anual de la isla. El máster plan de la isla contemplaba otras medidas, como la implementación de paneles fotovoltaicos en cubiertas de viviendas (se instalaron de 60 m 2 de paneles en 3 viviendas, y otros 100 m 2 en la cubierta de la “Samsø Energy Academy”, siendo el principal obstáculo para una mayor implementación el alto coste por kWh), y acciones destinadas al ahorro de energía eléctrica, como la sustitución de sistemas eléctricos de calefacción y ACS o campañas dirigidas a promover ahorros de electricidad a través de iluminación de bajo consumo o cambios en los hábitos de consumo. Sin embargo, el consumo de electricidad se ha mantenido constante en los últimos años, lo que muestra que el ahorro obtenido con las distintas medidas propuestas ha sido tapado por el aumento del uso de productos electrónicos (Rebound effect). Finalmente, el transporte y la movilidad eran también abordados de forma específica en el master plan de 1998, siendo, a pesar de ello, el punto débil de la transformación energética de Sams ø. Durante los diez primeros años de puesta en marcha del plan el consumo de los distintos grupos de transporte (automóviles privados, autobuses, camiones, tractores y ferries) aumentó o, en el mejor de los casos, se mantuvo constante. El gran consumidor energético en el transporte es el tráfico de Ferries (en el año 2005 era de 96.2 TJ/año, frente a los 20.9 TJ/año de camiones, 16.5 TJ/año asociado al vehículo privado o los 3.6 TJ/año asociados a los autobuses). Con el objetivo de reducir su impacto, en 2015 la municipalidad sustituyó el ferry de Diesel por uno de gas, y la isla tiene como objetivo a medio plazo la construcción de una planta de biogás para obtener gas, electricidad, calor y fertilizantes. La idea es producir combustible para el ferry y otros medios de transporte en la isla en lugar de comprar el combustible en el exterior. Igualmente, se está dando una progresiva electrificación de los vehículos de la isla (actualmente, Samsø tiene el mayor número de vehículos eléctricos por habitante en Dinamarca). Sin embargo, todavía existe una importante respecto a los combustibles fósiles y hasta ahora, se ha fallado en los intentos de modificar los hábitos de consumo, dominando aún el transporte los vehículos convencionales. En la misma línea, el consumo eléctrico de la isla se ha mantenido estable en el tiempo, a pesar de las mejoras en eficiencia energética implementadas (Jørgensen et al., 2007). Por su carácter paradigmático y pionero, el caso de Samsø ha sido objeto de estudio por parte de numerosos autores y desde diversos puntos de vista. Un estudio interesante al respecto es el realizado por Ramiller y Schmidt (Ramiller and Schmidt, 2017), donde se analiza la importancia de la escala de actuación utilizando tres casos de estudio daneses, entre ellos, la isla de Samsø. En él, se afirma que la escala de la isla (4000 habitantes) ha jugado un papel crucial en el éxito de Samsø: “mientras que los esfuerzos para el desarrollo sostenible en comunidades locales pueden ser fácilmente asumido por emprendedores como Hermansen, los obstáculos para la aceptación social se hacen significativamente mayores en escalas mayores y el consenso se hace más difícil de alcanzar”. Según estos autores, el éxito de Samsø para ser energéticamente autosuficiente también se ha visto ayudado por el apoyo que ha recibido desde el exterior y que han hecho el plan posible. La financiación del Gobierno redujo los costes iniciales de construir la infraestructura para energía renovable necesaria, y la isla también se ha visto beneficiada durante más de una década por la normativa danesa que permite vender electricidad a la red (a precios favorables) cuando la producción eólica es alta y a su vez, importar energía cuando es necesario. Esto facilitó garantizar periodos de inversión asumibles para los inversores locales. El master plan propuesto en 1998 tuvo éxito especialmente en promover y estimular las fuentes de energía renovable en la isla porque daba beneficios a los dos principales motores económicos de la isla: la agricultura y el turismo. Para los agricultores, la oportunidad de invertir en turbinas eólicas y beneficiarse de los retornos financiados por el gobierno les dotaba de una segunda fuente de ingresos. Sin embargo, Ramiller y Schmidt cuestionan la sostenibilidad de la transición a futuro: la pérdida de las garantías del gobierno después de diez años ha dado como resultado precios más bajos de la energía eólica y unos


beneficios más bajos para el mantenimiento y la inversión continuada, siendo, según ellos, el apoyo de un actor externo (el Gobierno de Dinamarca), el que inicialmente hizo el proyecto interesante para los habitantes de Samsø, por lo que plantean dudas de si Samsø será capaz de mantener su estatus de “autosuficiencia” sin recursos externos (Ramiller and Schmidt, 2017). 4.1.2 Copenhague Si el caso de Samsø puede ser analizado como ejemplo de estrategia global de transición energética a escala local en Dinamarca, Copenhague, y en concreto, el Plan Copenhague 2025 (Jensen and Baykal, n.d.), puede ser analizado como caso de estudio de estrategia de transición energética a escala de ciudad. Así, el Plan pretende ser un plan integral de acción que establece un conjunto de acciones y objetivos concretos dentro de cuatro líneas de acción:    

Consumo de Energía Producción de energía Movilidad Administración pública

Todo ello, con el objetivo de llegar a ser capital con un balance neto de “0 emisiones de CO 2” para el año 2025, convirtiéndose así en la primera ciudad del mundo en conseguirlo. La ciudad empezó a dar sus primeros pasos en esta dirección en el año 2009, con la adopción del Plan Climático de Copenhague 2015, que planteaban como objetivo para el año 2015 una reducción de emisiones de CO 2 del 20% respecto al año 2005. Las iniciativas establecidas permitieron alcanzar los objetivos ya en el año 2011. Según el Plan Climático Copenhague 2025, la ciudad emite actualmente 1.9 millones de toneladas de CO2. El plan establece como objetivo la reducción a 1.2 millones de toneladas para el año 2025 a través de acciones planificadas, tales como la conversión del carbón a biomasa de las centrales de cogeneración de la ciudad y modificaciones en la legislación relativa a la energía y transporte. Para alcanzar el balance neto “0 emisiones” la ciudad deberá, además de lograr la reducción de emisiones mencionada, adaptar su generación de energía para que provenga de fuentes renovables y, además, garantizar un excedente de generación de energía renovable para compensar las emisiones que seguirán produciéndose en sectores como el del transporte. A continuación, se presentan las características principales de las distintas líneas de acción contempladas en el Plan, así como la reducción de emisiones asociada a cada una de ellas (ver Figura 17)

Figura 17. Distribución de la reducción total de emisiones en relación a las líneas de acción del Plan Climático CPH 2025 (Jensen and Baykal, n.d.).

Según el PCCPH2025, En 2010, el consumo de calor y electricidad de Copenhague representaba un 75% de las emisiones de CO2 totales en Copenhague. El plan pone como objetivo reducir 80.000 Toneladas de emisiones en el consumo de energía asociado a la edificación, mediante la mejora del comportamiento energético de edificios residenciales y terciarios y la implementación de instalaciones fotovoltaicas. El plan establece como meta que la mayor parte de la producción eléctrica y térmica en el año 2025 provenga de la energía eólica, biomasa, geotermia y residuos. En el aspecto térmico, pretende alcanzar un balance neto 0 emisiones en lo referente a la calefacción de distrito. En lo que a producción de electricidad se refiere, contempla una generación combinada a partir de varias fuentes de energía renovable que permita garantizar la cobertura de la demanda de la ciudad (residentes y empresas) durante las 24 horas


del día, y en su cómputo global, la generación será superior al consumo eléctrico de la ciudad. Las tres principales líneas de acción para alcanzar este objetivo se basan en: 

Instalación de una capacidad total de 360 MW eólicos, tanto en tierra como Off-shore. El plan contempla y remarca la importancia de la participación ciudadana y empresas locales en los proyectos que se realicen. Calefacción urbana basada principalmente en biomasa, incineración de residuos y energía geotérmica. Contempla la reconversión de varias centrales de carbón a biomasa y aumentar la capacidad instalada de cogeneración a partir de biomasa. Además, plantea la evaluación del rol de la energía geotérmica en la calefacción urbana. Gestión y utilización del residuo.

El transporte es el sector con mayores emisiones de CO 2 en la ciudad, siendo responsable del 22% de las emisiones. Por ello, el plan fija como objetivo que el 75% de los viajes en 2025 se realicen a pie, en bicicleta o en transporte colectivo. Además, el plan pretende implementar para el vehículo privado una transformación a coches eléctricos, híbridos y de hidrógeno, e introducir el biogás para los vehículos más pesados. Estas medidas pretenden reducir 135000 toneladas de CO 2. Por último, el plan pone el foco en la administración pública. Desde la administración local el plan establece que se fijarán requisitos medioambientales y climáticos para su funcionamiento y para el de los proveedores, así como definir campañas de concienciación y formación para las 45000 personas empleadas por la administración local. En este ámbito se pretende reducir 20000 toneladas de emisiones de CO2. Las principales líneas de acción para alcanzar este objetivo se basan en:

 

Reducir el consumo de energía en los edificios municipales, mediante auditorías y rehabilitaciones en profundidad de los edificios existentes, y la exigencia de criterios de edificios de bajo consumo para los de nueva construcción. Además, contempla la instalación de 60000 m2 de paneles fotovoltaicos en los edificios de propiedad municipal. Reducir las emisiones de la flota de vehículos municipales, a través de la electrificación del parque móvil, desarrollo de una infraestructura de carga para vehículos eléctricos y de hidrógeno y la transformación a nuevos combustibles como el biogás para los vehículos más grandes. Imposición de requisitos climáticos y medioambientales en la contratación pública. Mejora en la eficiencia energética de la iluminación de calles.

Si bien los casos de Copenhague y Samsø mantienen una serie de elementos comunes, el cambio de escala (de un entorno rural a un entorno urbano) marca diferencias significativas en los modelos de transición energética seguidos en cada caso. Si bien el aumento de escala representa una oportunidad para aumentar el impacto de las distintas medidas adoptadas, a su vez, implica renunciar a una parte importante de los procesos de toma de decisiones desde la comunidad local como vía para garantizar la legitimidad y el apoyo de las acciones por parte de la ciudadanía. En este aspecto, el modelo de Copenhague responde a una planificación top-down. Copenhague, al igual que Samsø, se ha visto beneficiada por ser pionera y por la considerable inversión hecha en tecnología renovable, lo cual ha permitido crear una infraestructura integrada y global adecuada para las distintas fuentes de energía renovable. Otra de las fortalezas de Copenhague ha sido su capacidad para crear una marca de “Ciudad Verde” que le ha reportado beneficios no sólo medioambientales y sociales, sino también económicos generando un círculo virtuoso. La marca de sostenibilidad con la que se reconoce a la ciudad ha ayudado a atraer trabajadores y sectores vinculados con los sectores de tecnología “limpia”, siendo sede de 34000 puestos de trabajo relacionados con este sector. Igualmente, ha visto incrementado el turismo y la inversión en nuevas iniciativas de “Green growth”. Esto le ha permitido reconciliar la aparente oposición social que puede existir al enfrentar políticas de sostenibilidad con crecimiento económico. Este aspecto, sin embargo, puede interpretarse como un obstáculo cuando se pretende implementar su modelo a otras ciudades: queda en entredicho que otras ciudades puedan alcanzar dicha fortaleza al no contar con el factor de “ser pionera” que Copenhague posee. (Ramiller and Schmidt, 2017) 4.1.3 Odense Odense es la cuarta ciudad más grande de Dinamarca, con una población de 20000 habitantes en su área metropolitana. En el año 2008, el reparto de modos de transporte en Odense era: 28% en coche, 26% transporte público, 27% bicicleta y 19% a pie (“TEMS database,” n.d.). Durante el periodo 1999-2002 Odense fue reconocida oficialmente como "Ciudad del Ciclismo Danesa" y en 2009 el "Dutch Fietsberaad" la describió como "Una ciudad casi perfecta para ciclistas". Un análisis exhaustivo de la movilidad ciclista en Odense se puede encontrar en (Fietsberaad, 2009), donde se estudia y compara este aspecto en diez ciudades europeas, entre ellas, Odense.


Al igual que otras ciudades europeas, el centro histórico de Odense fue objeto de una importante reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial, cuya planificación urbana puso el centro en la movilidad en coche. Uno de los ejemplos más claros de esto fue una vía rápida de 4 carriles (Thomas B. Thriges Gade) que atravesaba el núcleo histórico de la ciudad por la mitad. En el año 2009, Odense adoptó un nuevo Plan de Tráfico y Movilidad Urbana que se centró en garantizar un sistema de transporte integrado, poniendo como objetivo la reducción del vehículo privado al centro de la ciudad. Los objetivos marcados por este plan de movilidad (actualizado en 2016) son:   

Reducción del 25% de vehículos diésel y gasolina en la ciudad Reducción del 80% de las emisiones asociadas a la flota municipal Reducción del 75% de personas afectadas por la contaminación ambiental

Este plan contiene diferentes propuestas de implementación en movilidad urbana de la ciudad con un horizonte a 2020, y entre otras, destaca el cierre al tráfico de esta vía, que cuenta con un tráfico de 35000 vehículos diarios. En su lugar, prevé incorporar una nueva línea de tranvía como parte de su estrategia de regeneración urbana. Además, el plan prevé dividir el centro de la ciudad en cuatro zonas de tráfico. No será posible conducir de una zona a otra de forma directa, sino que, para ello, los conductores tendrán que usar una circunvalación. Se contemplan también medidas de bajo coste, como el ajuste de semáforos, con objetivo reducir la velocidad del tráfico de vehículos y a su vez, reducir los tiempos de espera de ciclistas y peatones en los cruces. La materialización de los planes de movilidad urbana se ha ido llevando a cabo a través del desarrollo de líneas de acción y planes de movilidad anuales y bianuales que recogen acciones concretas. Un ejemplo de esto es el Plan de Movilidad en Odense 2014-15 (Odense Kommune and Kulturforvaltningen, 2013) que recogía 34 proyectos y propuestas concretas a las cuales se les dotaba con un presupuesto de 1.5 millones de euros, clasificados en cinco líneas principales:     

Movilidad inteligente Reducción de la congestión urbana Movilidad vinculada a los negocios Infancia Mayores y gente con necesidades especiales

Y finalmente, un último paquete de 3 acciones dirigidas a la elaboración de un plan de movilidad ciclista, una estrategia de transporte público y un plan de evaluación de la movilidad. Al igual que en el caso de la isla de Samsø mencionada ya, el modelo de movilidad de Odense ha sido objeto de distintos análisis dentro de la literatura académica además de haber participado en distintos proyectos de ámbito regional, nacional y europeo (por ejemplo, el proyecto europeo AENEAS (“AENEAS PROJECT,” n.d.). Otro ejemplo es el estudio de Paul Fenton publicado en 2017 en el que evalúa la relación entre el desarrollo urbano bajo en emisiones y la movilidad sostenible, utilizando Odense como caso de estudio (Fenton, 2017). Dicho estudio se basa en el análisis de distintos documentos de Odense (líneas estratégicas, planes de acción, evaluaciones…), así como en una serie de entrevistas a distintos representantes de distintos sectores (Administración pública, partidos políticos, sociedad civil y empresas). Algunas de las ideas que se mencionan es la identificación por parte de los distintos sectores es la necesidad de compactar la ciudad, así como el posicionamiento favorable por parte de los distintos partidos municipales a favor de la sostenibilidad urbana, identificándola como un requisito para la calidad y competitividad de la ciudad. La comunicación y relación directa entre la administración municipal y los distintos grupos civiles de la sociedad (e.g. la sección local en Odense de la Federación Ciclista de Dinamarca, o la Asociación de Comerciantes de la ciudad) es otro de los elementos que destacan en la elaboración de las estrategias y planes de movilidad urbana en Odense.

4.2 Community energy. Casos de estudio Como se ha mencionado en los apartados previos, las comunidades locales en Dinamarca tienen una gran capacidad de diseñar sus propios proyectos y contar con el apoyo de los gobiernos regionales y locales. Además, la implementación de fuentes de energía renovable es vista como un medio de revitalizar la comunidad, generar ingresos y aumentar la seguridad e independencia energética. A diferencia de otros países, Dinamarca cuenta en su marco normativo energético con una sección específica centrada en “community energy”. Esta ley, entre otros aspectos, exige que el 20% de la inversión de todo proyecto de nueva construcción de turbinas eólicas en tierra sea primeramente ofrecido a la población local, con el objetivo de dar la oportunidad de recibir una parte de los beneficios obtenidos por la turbina. Son varias las clasificaciones que se pueden encontrar de este tipo de iniciativas; entre ellas, la de Oteman et al., que distinguen tres tipos de iniciativas de “community energy” en Dinamarca (Oteman et al., 2014):

a) Calefacción urbana comunitaria (Community District Heating, CDH):


Son sistemas que operan en redes locales de calor, generalmente sistemas de cogeneración con producción de energía eléctrica. En su mayoría, la propiedad es de los “Kommuner” o de pequeñas cooperativas. Históricamente se ha utilizado gas natural o incineración de residuos para la generación de calor. A modo de ejemplo, Frederiksberg fue la primera planta de cogeneración basada en la incineración de residuos urbanos, instalada en 1903 (“Danish Board of District Heating: DHC in Denmark,” n.d.). Hoy en día, hay cientos de este tipo de instalaciones en Dinamarca, tanto en zonas rurales como urbanas. En los últimos años, siguiendo los objetivos nacionales de generación renovable y tal y como se ha mencionado previamente, ha aumentado significativamente el número de CHD basados en energía solar, combustión de biomasa y aprovechamiento de calores residuales industriales.

b) Cooperativas Eólicas Como consecuencia de la crisis del petróleo en los años 70 hubo un aumento masivo de las cooperativas de energía eólica. En los años 80 se desarrollaron políticas que fomentaban las cooperativas locales, asegurándolas unos precios mínimos a través de FITs (Feed-in Tariffs) y hasta el 40% de ayudas de la inversión inicial (Oteman et al., 2014). Se estima que a finales de los años 90 había más de 2000 pequeñas cooperativas eólicas en el país. Los proyectos de energía eólica eran en su mayoría pequeños, en ámbitos rurales y promovidos por habitantes de la zona o pequeñas empresas o inversores. Como consecuencia de la liberalización del mercado energético y los objetivos de implementación de energía renovable, muchas de estas turbinas fueron vendidas a grandes inversores que las sustituyeron por turbinas eólicas de potencia superior (“Folkecenter,” n.d.). Aun así, en 2008 había aún en torno a 100 cooperativas eólicas activas (“Folkecenter,” n.d.) y unas tres cuartas partes de las instalaciones eólicas terrestres son propiedad de habitantes y/o entidades locales. Sin embargo, a pesar de que en los últimos años han surgido varios proyectos e iniciativas significativas dentro de este campo (como las que posteriormente se mencionan de Samsø o Hvide Sande) según Oteman et al. (Oteman et al., 2014), se puede identificar como tendencia general en la propiedad de la generación eólica una cada vez mayor presencia de grandes inversores en detrimento de las comunidades locales.

c) Categoría más genérica de diversos proyectos en fase experimental En este último apartado se recogerían proyectos de dimensión más reducida (fotovoltaica de pequeña escala) y proyectos de tecnologías o sistemas en desarrollo o en fase experimental, significativos por su carácter innovador. Así, utilizando como referencia dicha clasificación, en los siguientes apartados se presentan distintos ejemplos de cada uno de los tres grupos mencionados. Varios de los casos presentados han sido obtenidos y se pueden encontrar en detalle en el informe de Josh Roberts et al. “Community Power: Model Legal Frameworks for Citizen-owned Renewable Energy” (Roberts et al., 2014). 4.2.1 Dronninglund Solar District Heating Plant (26 MW). MODELO A.

Figura 18. Captadores solares térmicos de Dronninglund

Uno de los ejemplos de la transformación de los sistemas de calefacción urbana comunitaria y de la paulatina sustitución de combustibles fósiles por energía renovable en ellas lo puede ejemplificar la instalación de calefacción comunitaria de Dronninglund, gestionada por una cooperativa de consumo, Dronninglund Fjernvarme. En el año 2005, ante la necesidad de sustituir las calderas de fuel-oil (instaladas hacía ya cuarenta años) la cooperativa replanteó la instalación y con la ayuda de asesoría externa, decidió utilizar energía solar para suministrar una parte del suministro térmico. La instalación es la 4º instalación


de DH solar de mayor potencia en Dinamarca, por detrás de Silkeborg (110 MW), Vojens (49 MW) y Gram (31.4 MW) (“Solar District Heating,” n.d.) La instalación de captación solar, situada en un terreno en desuso a unos 3 km del núcleo urbano, cuenta con 2982 colectores con una superficie de captación solar de 37573 m 2 y un sistema de almacenamiento térmico estacional, consistente en un estanque artificial de 62000 m 3 de agua, que permiten suministrar 15000 MWh anuales a un total de 1350 usuarios. Durante el verano, la planta produce 10 veces la demanda de calor diaria. El almacenamiento térmico estacional permite cubrir así el 50% de la demanda térmica anual de los usuarios con energía solar (el 100% desde los meses de mayo a octubre). Durante el invierno el sistema cuenta con calderas de apoyo de biofuel y gas natural. Más información técnica detallada de la misma se puede consultar en (Dronninglund Fjernvarme and PlanEnergi and Niras, 2013) 4.2.2 Eólica “off-shore” en Samsø (Propiedad municipal). MODELO B

Figura 19. Parque eólico Off-shore en Samsø (“BT,” n.d.)

Aunque el ejemplo de la Isla de Samsø como enfoque global se presenta como caso de estudio global en el apartado anterior, la isla destaca por el número de iniciativas de proyectos renovables que se han desarrollado en ella y que muestran distintas formas de propiedad posibles de estos proyectos. Así, dentro del plan de transformación de la Isla que se inició en el año 1998, el gobierno local ha ayudado a liderar el desarrollo de distintas instalaciones de energía eólica, y entre ellas, una instalación de energía eólica off shore dirigida a compensar las emisiones asociadas al transporte de la isla. Así, en el año 2002 se instalaron 10 turbinas eólicas off-shore con una potencia total de 23 MW. Para poder asumir la propiedad de una parte de la instalación (en concreto, de cinco de las diez turbinas; las otras cinco son propiedad de una cooperativa ciudadana, “Samsø Vindenergi”), el gobierno local creo la “Samsø Energy Company ApS”. En la gestión de esta empresa municipal participan el propio gobierno local, la Asociación Agrícola de Samsø, el “Samsø Business Forum” y la Oficina de energía y medioambiente de Samsø. Según el informe de Roberts previamente mencionado (Roberts et al., 2014), este caso también es un ejemplo de cómo la normativa relativa al suministro eléctrico (que define cómo debe ser utilizado el beneficio obtenido de las turbinas) puede ser presentar obstáculos a un gobierno local, ya que, en general, esta normativa ha generado cierta confusión sobre cómo las compañías energéticas municipales pueden dar pasos adicionales para promover la descarbonización a partir de los beneficios obtenidos de la venta de energía. Por una parte, la ley tiene el objetivo de limitar la presencia de las compañías municipales en el comercio local; sin embargo, también es vista como un obstáculo que limita el liderazgo municipal en aspectos energéticos y climáticos.


4.2.3 Middelgrundens, eólica “off-shore”. MODELO B

Figura 20. Parque eólico Off-shore de Middelgrundens (“BT POLITIK,” n.d.)

En el año 2000 se inició la construcción de la instalación eólica off-shore de Middelgrundens, ubicada a 3.5 km del puerto de Copenhague, formada por 20 turbinas eólicas de 2 MW cada una. La propiedad se reparte en dos partes: el 50% es propiedad de la “utility” local, propiedad de la Ciudad de Copenhague y el restante 50% es propiedad de la cooperativa “Middelgrundens Vindmollelaug I/S”, formada en 1997 (“Middelgrunden,” n.d.). El acceso a la cooperativa es a través de la adquisición de “acciones energéticas” (I/S) que cada una tiene un coste de 567€ y corresponde a 1/40500 parte de la cooperativa, representando una producción de 1000 kWh por año. Aunque durante los primeros años el acceso a participar en la cooperativa estaba limitado a los residentes del área municipal (en base a lo establecido en la normativa danesa), actualmente cualquier persona puede acceder a participar en la misma. Según se establece en los estatutos de la cooperativa, la gestión de la misma se realiza con herramientas que garantizan la participación democrática de los miembros de la misma. Las decisiones principales de la cooperativa deben ser aprobadas por la Asamblea General, que se reune una vez al año. Cada persona socia tiene un voto, independientemente del número de participaciones o acciones energéticas que posea. Esta asamblea es la responsable de decidir y aprobar modificaciones en los estatutos, elegir a las personas encargadas de la gestión de la cooperativa y otras decisiones estratégicas. 4.2.4 Hvide Sande, eólica “on-shore”. MODELO B

Figura 21. Turbinas eólicas de Hvide Sande (“Folkecenter Vindmoeller,” n.d.)

Hvide Sande es una pequeña zona pesquera con el quinto puerto más grande de la costa este de Dinamarca. En 2010, la Asociación Local de Turismo “Homsland Dunes” junto con varios sindicatos locales, industrias y “utilities” formaron una fundación (“Hvide Sande Trust Fund”) con el objetivo de construir 3 turbinas eólicas de 3 MW en línea de costa propiedad del puerto. Esto permitía al proyecto, por una parte, maximizar el potencial eólico de la zona y por otra, esquivar las restricciones de planeamiento que prohíben la instalación de turbinas eólicas “off-shore” a una distancia inferior de 300 metros de la línea de costa. Previamente, inversores privados habían fracasado en el intento de llevar a cabo un proyecto


similar, principalmente debido a la oposición pública al proyecto. En este caso, el hecho de que el proyecto fuera liderado por la propia comunidad facilitó el éxito del mismo. El proyecto no sólo trae beneficios a la asociación de turismo, sino que también tiene por objetivo contribuir al desarrollo local del puerto y la comunidad. De acuerdo a sus estatutos, la fundación tiene por objetivo “apoyar el desarrollo del puerto de Hvide Sande y el Turismo en Ringkoebing/Skjern mediante la producción de energía renovable”. La fundación es propietaria del 80% del proyecto, mientras que el restante 20% es propiedad de los colaboradores. “Hvide Sande Nordhavn Moellelaug I/S, de acuerdo a lo establecido en regulación nacional. El órgano de gestión de la fundación está formado por gente de la comunidad local, incluyendo entre ellos dos representantes del puerto. Los miembros de la asociación de turismo no pueden acceder a dicho órgano con el objetivo de mantener la independencia de la misma. El puerto, además, se beneficia de una renta anual pagada por la fundación de 4.8 millones DKK (645.000€). La fundación, una vez formada, reunió una parte del capital de inversión necesario. El resto lo obtuvo de una institución de préstamo local. En el momento en que se amortice la totalidad del préstamo (se estima que entre 7 y 10 años) la fundación obtendrá aproximadamente 1.2 millones de euros al año para destinar a el desarrollo local. Hvide Sande es el ejemplo de cómo pequeñas comunidades pueden beneficiarse de proyectos de energía renovable y de cómo la implicación y aceptación del proyecto por parte de los habitantes de la zona es un elemento clave para el éxito de proyectos de energía eólica (Maegaard, 2014). 4.2.5 Hvidovrebo. Fotovoltaica y solar térmica en vivienda social. MODELO C Hvidovrebo sería un caso de estudio que entraría en el grupo C de acuerdo a la clasificación mencionada anteriormente, y un buen ejemplo de cómo el “community power” puede ser utilizado por los grupos vulnerables de la sociedad como herramienta de empoderamiento energético y social. Hvidovrebo es un complejo residencial de vivienda social ubicado a las afueras de Copenhague. Este complejo fue construido entre 1953 y 1955, y actualmente cuenta con un grado de protección arquitectónica local. De acuerdo a la ley que regula las entidades de Vivienda Social en Dinamarca, su gestión se basa en la participación democrática de los inquilinos de las viviendas. Los inquilinos decidieron en Asamblea general la instalación de paneles fotovoltaicos para producir electricidad y de captadores solares para cubrir parte de la demanda de agua caliente sanitaria de la comunidad. Se aprovechó una obra de rehabilitación de las cubiertas de los edificios para integrar la instalación en el proceso. El proyecto abarcará a 10 cubiertas del complejo residencial, produciendo entre 120 y 160 MWh al año y la electricidad producida contribuiría a la autosuficiencia del barrio. El dueño del proyecto es la propiedad, pero los inquilinos contribuyen económicamente haciendo un pago adicional en sus tasas de alquiler o de hipoteca. El objetivo es que cada vivienda sea propietaria de una parte de la instalación, la cual funciona dentro de una red común. El proyecto está siendo implementado en cooperación con la compañía de District Heating local, “Hvidovre South A.m.b.A” que ha llevado a cabo estudios de viabilidad sobre cómo integrar energía fotovoltaica con calefacción solar, instalación esta última que será financiada por la compañía.

Figura 22. El barrio de Hvidovrebo

4.3 Agencias locales y redes de trabajo Como se ha mencionado en los apartados previos, una de las características clave de la transición energética danesa ha sido la formación de redes informales compuestas por ciudadanía activa, ONGs,


sectores de educación y una parte de la comunidad universitaria. En este caso, a modo de ejemplo, se presenta el caso de una Agencia local de medio ambiente y energía. Se trata sólo de uno de los muchos ejemplos de cómo desde las administraciones públicas se puede apoyar las iniciativas ciudadanas para el desarrollo de proyectos renovables. 4.3.1 Entidades de apoyo a la transición energética. Aerø Energy and Environment Office Es una asociación local que surge en 1981 con el objetivo de promover la sostenibilidad y los proyectos de fuentes de energía renovables (“aeroe-emk,” n.d.). Empezó como un grupo informal de ciudadanos de la isla que Aerø que pretendían estudiar la viabilidad de introducir energía renovable en la isla. Encabezaron el primer proyecto eólico en la isla y, desde entonces, han ido creciendo y aumentando el campo de actuación y las actividades que desarrollan, entre ellas:      

Iniciar y administrar proyectos de energía renovable. Ofrecer información y apoyo gratuito e independiente en el ahorro de energía y el uso de energía renovable. Fomentar el debate público Actividades formativas y de concienciación Visitas guiadas a proyectos de energía renovable Fomentar la cooperación entre compañías locales, ONGs, administraciones locales y compañías de suministro de energía.


5 Conclusiones Dinamarca emprendió en 1972 un camino sin vuelta atrás caracterizado por una apuesta clara por las energías renovables y la eficiencia energética. Desde entonces, salvo durante el breve periodo 2002-2007, los distintos gobiernos han ido consolidando esta apuesta hasta convertir a Dinamarca en un referente de transición energética. Entre los factores clave para entender este éxito hay que considerar la existencia de (1) una política energética estatal estable desde 1976, (2) una gran flexibilidad y capacidad para la acción por parte los gobiernos locales y regionales y (3) una extendida tradición activista y de cooperación entre la ciudadanía. Estas características posibilitaron descentralizar las decisiones y activar el papel de la ciudadanía, siendo un ejemplo paradigmático de democracia energética los proyectos eólicos comunitarios. Hoy en día, y debido al éxito demostrado a lo largo de estas más de cuatro décadas, Dinamarca se presenta como un modelo sobre el que muchos países están proyectando y comparando la transformación de sus sistemas energéticos. En general, todo proceso de transformación sociotécnica implica distintos periodos con características específicas que hay que considerar de manera independiente. En la transición renovable se tiene un primer periodo de florecimiento donde el sistema energético va aceptando una cada vez mayor tasa de producción renovable pero que hasta llegar a cierta cuota, actúa de complemento a la producción convencional. Este periodo supone un reto tecnológico; sobre todo lo fue en el caso de Dinamarca donde, al tratarse de un desarrollo temprano, la tecnología disponible se encontraba en fase de desarrollo y aún no consolidada en el mercado. Sin embargo, por encima del reto tecnológico, la existencia de un marco de políticas favorables y una estructura de toma de decisiones deslocalizada es el principal reto por solventar durante estos primeros pasos. Es importante destacar que, en Dinamarca, la preexistencia de una ciudadanía bien informada y tradicionalmente activa en la política local, así como una tradición de una pequeña industria de alta componente tecnológica e innovadora, fueron elementos clave en la el desarrollo de esta primera etapa. No sólo se tuvo que confrontar las iniciativas más conservadoras que apostaban por continuar con la explotación fósil y nuclear, sino que se tuvo que proponer y demostrar la viabilidad de la apuesta renovable alternativa. Llegados a un punto de desarrollo, energía renovable y las medidas de eficiencia energética alcanzan un escenario de saturación (Ramiller and Schmidt, 2017). De esta manera las mejoras marginales se van agotando y las implicaciones de una mayor infraestructura afecta al sistema energético donde operan. Estos impactos se basan principalmente en (1) la interrumpibilidad de las renovables y al hecho que (2) plantas de mayor tamaño requieren mayores inversiones, lo que aleja los centros de decisión de la ciudadanía hacia las potencias inversoras. Además, en el caso de Dinamarca coincidió con la liberalización del sector eléctrico que limitó parcialmente las capacidades del gobierno central de dirigir la planificación eléctrica, aunque el estado se guardó la capacidad de primar tecnologías y modos de propiedad mediante una serie de mandatos, impuestos e incentivos. La interrumpibilidad presenta retos técnicos que implican nuevas formas de hacer las cosas para poder seguir transformando el sistema energético. Diversos autores proponen medidas basadas en la integración de los distintos vectores energéticos (calor y electricidad, almacenamiento térmico, redes de calor y electricidad), así como fomentar el papel activo del ciudadano mediante el desarrollo de medidas de gestión de la demanda y de consumo consciente (Hvelplund, 2013; Love et al., 2017; Saffari et al., 2018). Estas medidas tienen la facultad de volver a acercar al ciudadano a las fuentes de energía naturales, es decir, a la base del sistema biofísico desde el que alimentamos nuestros usos energéticos. Durante décadas, la disponibilidad de combustible barato ha desacoplado nuestros patrones de consumo de la capacidad de reposición del planeta; las energías renovables nos imponen el reto de adaptarnos de nuevo a una disponibilidad limitada. El desarrollo de instalaciones de mayor potencia que requieren mayores inversiones supone un riesgo para la participación ciudadana en la transición energética. La sustitución del papel ciudadano por empresas inversoras conlleva incluir en la producción renovable y el fomento de la eficiencia energética la lógica de la creación de riqueza que plantea incluir el paradigma del crecimiento en la transición renovable. Aunque el estado danés ha mostrado una determinación por asegurar la presencia de la ciudadanía en los nuevos proyectos, es necesario crear herramientas que aseguren la participación ciudadana y el triunfo de los proyectos comunitarios sobre los intereses del capital privado. Entre estas herramientas, la capacidad de los proyectos comunitarios de crear aceptación social por parte de las comunidades locales es un aspecto clave para asegurar el papel de las iniciativas de democracia energética en la transición, así como informar sobre los diversos beneficios que implica sobre la comunidad (Gorroño, Leire (último) et al., 2016). Además, se debe destacar que los proyectos comunitarios, al no estar motivados por una búsqueda del beneficio económico, tienen mayores opciones de salir adelante a pesar de contar con intereses económicos mayores.


A pesar de que Dinamarca es sin duda un ejemplo sobre el que extraer importantes lecciones, su experiencia contiene aspectos que ponen en riesgo el éxito de la transición energética necesaria. La transición energética danesa ha sido en gran medida posible debido a importantes recursos domésticos de petróleo y gas natural, cuya explotación ha permitido financiar el desarrollo renovable. Si bien es cierto que la producción doméstica se está viendo reducida desde 2004, sigue jugando un papel central cuando se habla de la soberanía energética de Dinamarca. De cara a extraer aprendizajes, es necesario interpretar la transición energética danesa teniendo en cuenta la existencia de estos recursos energéticos y plantearnos si hubiera sido posible si ellos. Por otro lado, la actual deslocalización de los procesos productivos, entraña problemas a la hora de imputar el consumo energético neto de los países. Dinamarca cuenta con un elevado consumo asociado a la manufactura de los bienes y servicios que consume en otros territorios y que, a pesar de ser condición de su desarrollo, no se incluyen en los registros de consumo. Incluir el consumo de energía embebido en los productos manufacturados, supondría una relativización de los avances conseguidos en las últimas décadas. Además de ello, Dinamarca, como le resto de los países consumidores de bienes que se producen en otros países, no se hacen responsables de los impactos energéticos realizados más allá de sus fronteras. Finalmente, no hay que olvidar que toda la planificación energética danesa, a lo largo de sus distintas fases, se apoya en modelos económicos que no incluyen los impactos del desarrollo económico en la biosfera y no recogen las incuestionables interacciones entre economía y naturaleza. Estos modelos difícilmente podrán hacer frente a las consecuencias del crecimiento económico ilimitado sobre el clima y unos recursos finitos.


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