Palabra, 11 de enero de 2015

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Deÿ López Gerardo Sánchez García Daniel Salinas Basave Eduardo Cruz Federico Campbell (†) Rael Salvador


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DOMINGO 11 de enero de 2015 DOMI

GATUPERIO LA PIEL Y LA ENTRAÑA

Por Gerardo Sánchez García ¿CUÁL ES EL MEJOR LIBRO de los 23 escritos por Julio Scherer García? La piel y la entraña, me respondo rápidamente. Toda selección es arbitraria y subjetiva, por tanto polémica y provocadora. Sobre todo esto último. Interiormente me debato entre La piel y la entraña (1965) o Cárceles (1998), pero me decido por el primero. Elegir es, repito, provocativo. Se trata de provocar la lectura o la relectura, en su caso, de uno de los mejores textos periodísticos-literarios del siglo pasado. La piel y la entraña fue publicado en 1965 por Ediciones Era; hubo una segunda edición en 1974, por Promotora de Ediciones y Publicaciones, editorial que dependía de la cooperativa Excélsior, en ese entonces dirigida por el propio Scherer. La última edición de ese título lo realizó el Fondo de Cultura Económica en el año 2003. Se trata de una entrevista de semblanza hecha durante el periodo que estuvo en la prisión de Lecumberri, el celebre Palacio Negro, el pintor y activista David Alfaro Siqueiros. El estilo del texto es como el personaje entrevistado: pasión desbordada por la política, el arte, la vida, la soledad de la cárcel, las felicidades y desgracias del amor. Fluye, como torrente impetuoso, la vida de Siqueiros: desde la infancia, sus primeras obras, sus posturas políticas, sus concepciones artísticas –que él rechaza reiteradamente pueden verse en forma separada– y Scherer logra la virtud de transmitir la complejidad de uno de los grandes artistas nacionales. En la contraportada de la edición de Pepsa se dice: “Este libro fue escrito en horas arduas. Su

Suplemento Cultural de

No. 197/ 11 de enero/ 2015

autor, entonces solamente un reportero en el gran diario cuya dirección ahora ejerce, recogió en innumerables visitas a Lecumberri los testimonios del protagonista, recluido, agobiado a veces, iracundo a menudo, apasionado siempre. No existe en estas páginas un rigor cronológico. Acaso, una técnica similar a la del fresco, que arroja luz y color sobre ciertos espacios y cuyo tiempo es interior y por ello, más intenso y desgarrado”. El propio Scherer, en lo que llama A manera de prólogo, explica: «En el polígono de la cárcel, cerrados los puños, vehemente la expresión, me decía que hablar con él sin abordar de lleno sus luchas en el campo político, era lo mismo que ocuparse de “las �orecitas del árbol”. –Raje la corteza, ábrala, vea escurrir la savia, asómese a lo que verdaderamente es un árbol, a su tronco, a sus raíces y no se preocupe tanto por las �ores– insistía pletórico de carácter, casi colérico». El entrevistador aclara lo que es La piel y la entraña: “No es biográ�co. Es, simplemente una semblanza, el apunte de un carácter, a través de hechos menudos, hasta insigni�cantes si se quiere, pero importantes para entender algo de lo que ocurre en el interior de un hombre. “No hay aquí reseñas de acontecimientos, ni preocupación por las efemérides. No existe un plan estricto y es el libro un tanto desordenado, como revuelta, como confusa, sin principio ni �n lógico puede ser la conversación espontánea y aún la vida. Emociones, recuerdos, imágenes, ensueños, fantasías, teorías, todo junto forma estas páginas. Su contenido es en apariencia caótico, como caótica puede parecernos la mezcla de tierra, hojas, �ores y agua que el viento arrastra consigo”. Hombre mítico en el periodismo mexicano, a Scherer le ocurre lo que a muchos otros autores:

Dirección General Jorge Camargo Director Editorial Ariel Montoya

se les conoce más por sus anécdotas que por su obra. Su estilo de frases cortas, con los adjetivos adecuados, utilizando un rico vocabulario, con la pincelada precisa y breve que describe a personas y lugares, marcó en los años setenta a toda una nueva generación de periodistas al contraponerse a textos acartonados, fríos, de frases hechas, o�cialistas hasta en su estructura. Habrá que recuperar los trabajos publicados en su etapa reporteril de Excélsior. En la edición 190 de Letras Libres se hace un homenaje a Scherer y se rescata un reportaje hecho en 1974, cuando el recientemente fallecido fundador de Proceso visitó Bangladesh, nación azotada por una feroz hambruna. Relata Scherer, con una apasionada frialdad, cómo una famélica madre arrebata y come el bocado de alimento de su hijo, luego de que el menor pretendió inúltimente llevárselo a la boca. El niño muere y la madre llora por la culpa, mientras mastica la comida robada. Perdón por la divagación, concluyo: Aunque es importante leer los 23 libros de Scherer, es indispensable hacerlo –nuevamente la provocación– con La piel y la entraña y Cárceles. En ambos está el reportero Scherer, espléndido en la concordancia del tema y el estilo. elsopordelbuitre@hotmail.com

ABRAZO DE A LTURA Para noches decembrinas, Vicente va por leña y no regresa. En enero, Julio va a encontrarlo… y quedan en proceso de buscar a Paz, a Pacheco, a Granados, a Sotomayor, a Monsiváis

(¿Eran 7 los Sabios de Oriente?) dey7@msn.com

Críticos / Colaboradores Héctor García Mejía, Marcela Danemann, Ruth Gámez, Arnulfo Estrada, Federico Campbell (†), Olga Aragón, Javier Cruz, Jorge L. Osiris Fernández, Gerardo Sánchez, Montserrat Buendía, Sergio Gómez Montero, Elia Cárdenas, Jesús López Gorosave, Patrick Liotta, Paúl Nazar, Renata Sández Oseguera, Lauro Acevedo, Benjamín Pacheco, Heberto J. Peterson L., Iliana Hernández P., María Eugenia Bonifaz de Novelo, Enrique A. Velasco Santana, Mélida ojeda López, Kepa Murua, Dr. David Rodríguez de la Peña, Ana M. Mora, Herandy Rojas, Manuel Guillén, Alina I. Gallardo, Ramiro Padilla, Daniel Salinas, Óscar Ángeles Reyes, Gerardo Ortega, Deÿ López, Aldo Calderoni Etcheverri, Elba Jordán S., Gabriel Ríos C., Diana Venegas, Fernando Macillas T., Jaime E. Delfín V., Manuel Quintero, Eduardo Cruz Vázquez, Norma Herrera, Jorge Valenzuela, Miguel Lozano, Jhonnatan Curiel. Corresponsal en Francia Cony Singüenza

Corresponsal en Chile Ramón Ángel Acevedo, “Rakar” Fotografía Enrique Botello

et al. En vigilia, compañeros; almas gemelas en sueños. *

Editor de Fotografía Jorge Calderón

Corresponsal en Italia Ferdinando Scianna

Foto: Juan Miranda

Por Deÿ López

Editor Rael Salvador

Correo electrónico raelart@hotmail.com palabra@elvigia.net Teléfonos para publicidad 120.55.55, ext. 1023 Ensenada, B.C. México.


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ECONOMÍA CULTURAL: DOMINIOS

ALEATORIEDADES

SCHERER Y LA ECONOMÍA DE LOS MEDIOS

LAS VIDAS QUE SE VAN, LAS VIDAS QUE SE FUERON

Por Eduardo Cruz Vázquez

DEBE SER LA OMNIPRESENCIA de la Muerte, cuya sombra parece tener premura por desparramarse sobre tanto colega de o�cio en el último año. Creo que desde el adiós de Federico Campbell, el pasado invierno, hemos seguido una larga �la funeraria de periodistas y escritores. El mes pasado, cuando falleció Vicente Leñero, un pensamiento repentino me tomó por asalto: Sigue Scherer. Imaginé, como si la tuviera en mis manos, la edición especial de Proceso con su rostro en la portada. Imaginé estar leyendo las columnas de homenaje que ahora leo, el brutalmente honesto dolor de sus seres queridos, de sus millones de lectores y de todos esos guerreros de un periodismo de raza en quienes Scherer sembró una semilla. Claro, imaginé también los mil y un twits de condolencias por parte de políticos y basuras humanas de toda ralea, a los que Julio combatió hasta el último día. Imaginé las peroratas, los obituarios, los cacareos o�cialistas en pro del buen periodismo en un país ahogado en la tista mexicano de nuestra historia y el mejor mierda. Un México donde si la impunidad no periodista investigador que ha habido en este es más grande, se debe que por fortuna existió país murieron el 7 de enero, con 29 años de un Julio Scherer y una escuela de periodismo diferencia. de puño cerrado. Cierro los ojos y los veo caNo había en México mucha minar por Paseo de la Reforma, “Si la entre los puestos de periódicos, gente que se atreviera a levantar una trinchera de defensa a impunidad no luciendo trajes de antaño, con ultranza de la libertad de ex- es más grande, las yemas de los dedos marcapresión en una época en que das por tanta tecla de máquina se debe que ruda. Por un momento trato de el intocable tlatoani de Los Pireconstruir sus charlas desde la nos parecía ejercer una suerte por fortuna de mandato divino. redacción de Excélsior hasta la Paradojas del destino o capri- existió un Julio trinchera eterna de la calle Frecho de una canija aleatoriedad Scherer y una sas, en la Colonia del Valle. adicta a los símbolos: el último Imagino las discusiones por escuela de texto que Julio Scherer publicó mil y un portadas, las blancas en Proceso, en el ejemplar nú- periodismo de madrugadas de cierre, las amemero 1988, fue su despedida a nazas de Bucareli, las llamadas Vicente Leñero, el entrañable puño cerrado” intimidatorias desde algún teléamigo, el compañero en esa fono de Los Pinos, la emoción brega de eternidad propia de salmones, feneci- por la nota conquistada, después de meses de pido el pasado 3 de diciembre. “Vicente, Vicente”, car piedra, la camaradería reporteril, tan similar fue el título del último escrito de Scherer en la a la de soldados en la línea del frente. revista que fundó en 1976, después del cuchiLeo su elegancia prosística en desuso, la sollazo presidencial a Excélsior. briedad y la riqueza de su lenguaje, el espíritu Las palabras que Vicente dijo a su amigo poco siempre curioso, la eterna duda siempre a�lada. antes de morir fueron heraldos del �nal: “Lle- Ellos están ahí y de pronto los veo convertirse gó nuestro tiempo, Julio”. Las vidas que se van, poco a poco en sombras, fantasmas de una era las vidas que se fueron. Sólo 34 días sobrevivió del periodismo que se nos está yendo para Scherer a Leñero. Otra rara jugarreta de esa siempre. lotería cronológica, es que Scherer ha fallecido el mismo día que Juan Rulfo. El mayor cuendanibasave@hotmail.com

BIENVENIDOS A ESTA NUEVA entrega: Economía cultural: dominios. A darle. Pocos presidentes priistas, como José López Portillo, han logrado sintetizar con maestría la relación de los gobiernos con los medios de comunicación: “No pago para que me peguen”, es la frase lapidaria que, con enorme vigencia, sintetiza el modelo económico que por décadas ha dado vida a gran parte de la tarea informativa en México. En un artículo publicado en Letras Libres (“Publicidad transparente”, 8 de agosto de 2013), Enrique Krauze relata: «No hace de Proceso, las cuales llevaron innovación a mucho conversé con Julio Scherer sobre el numerosos nichos: hizo viable que la revista tema. “El otorgamiento justo de la publicidad encontrara en sus lectores una fuente vital –me dijo– no es una potestad del gobierno de ingresos; la multiplicación de las susen turno ni puede ejercerse por capricho. Es cripciones, favoreció �ujos importantes de una obligación del Estado”. Estuve básica- recursos; numerosos organismos, como las mente de acuerdo. Creo universidades, encontraque el gobierno federal ron espacios de publicidad “Laboralmente, debe tener una legítima de enorme penetración; presencia en los medios, movilizó la inteligencia �Scherer buscó siempre y cuando ésta sea nanciera; operó costos de salarios que producción y distribución pública y publicable. “No hay nada más público permitiera vivir rentables; laboralmente, que el anuncio”, le dije a buscó salarios que permiholgadamente Scherer. “Que el gobierno tiera vivir holgadamente a publique a quién le da y su equipo de trabajo, alea su equipo de cuánto, y que el público jándolos de la necesidad juzgue si esa publicidad es trabajo, alejándolos de buscar otras formas de pertinente”». ganar dinero e incluso hubo de la necesidad En efecto, uno de los un tiempo en que estimuló de buscar otras legados más relevantes el coleccionismo, generande Julio Scherer García formas de ganar do un mercado para ejemes su destreza como emplares atrasados. dinero” prendedor y empresario Otra perspectiva interesante tras la muerte de cultural (recordemos que la clasi�cación del sector cultural incluye al Scherer. También desde la economía, le conjunto de los medios de comunicación).Y correspondió el ajuste de una centralidad cierto, quizá él no lo asumía así. Son los años del Estado a la apertura y diversi�cación de mirar lo que fue la época gloriosa de la comercial, como supo del incremento de la cooperativa del diario Excélsior, el empeño competencia mediática y del cambio que lleadministrativo y gerencial que dieron origen gó con las tecnologías. Fue un periodista que a las revistas Proceso y Vuelta, de periódicos inició con máquina mecánica y luego se hizo como unomásuno y La Jornada, los que nos de la computadora. Su tránsito de vida deja llevan a identi�car esta herencia del don constancia de un reportero que en la economía, en los negocios, en la empresa cultural, Julio. Dichos medios –como otros más, hoy en se desenvolvió con mucho ingenio. día– aprendieron con esmero a desarrollar La partida de Julio Scherer rati�ca que la modelos de negocio y estrategias de mer- discusión sobre el manejo de la publicidad cadeo, para ampliar sus formas de �nancia- gubernamental es asunto sin resolverse. Y miento y garantizar así la solvencia editorial que los medios seguirán ajustando su mofrente al torrente de dinero que puede soltar delo de negocios. el gobierno para que no le peguen. Scherer marcó varias rutas como director asesoresencultura@yahoo.com.mx

Foto: Cortesía

Por Daniel Salinas Basave


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SECUESTRADOS POR EL DOLOR

El autor de La piel y la entraña falleció el pasado 7 de enero; emblema irreductible del periodismo de batalla, en su compromiso con la palabra y fidelidad a la información, declaró: “Si el diablo me ofrece una entrevista, voy a los infiernos” Por Rael Salvador “La obra estética es la memoria del sujeto que se transforma en imaginario social”. Silvia Favaretto.

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sta lectura, amargo sabor a tinta; el secuestro, imagen de violencia, sangre con�gurando el horror en el teatro de la mente. Víctima de la desventura, si se tiene la fortuna de vivir –que no siempre es así–, el plagiado narra lo que padece, ofrece su fruto de dolor como certi�cación de la “absoluta” oscuridad del abismo. Apocalipsis carnal y monto económico, donde los miembros del cuerpo cercenado –dedos, aullidos, orejas, testículos, lágrimas, el alma misma– ofrecen el duro testimonio de la impiedad y el des�guro social del dinero fácil. Balbuceo el fuego de un discurso, el libro de Julio Scherer García, Secuestrados (Grijalbo, 2009). Con la maestría del realismo medular, proceso designado al periodismo, el ex director general del periódico Excélsior devela, detalle a

detalle –dibujando desde lo íntimo–, el in�erno de uno de los rostros más canallas de la condición humana. Una madrugada, el relámpago devastador del crimen golpea la realidad y la destroza: Julio Scherer Ibarra, hijo del fundador de la revista Proceso, es secuestrado… La voz salvaje, espiral enjuta, trucada de insultos, revela los procedimientos, el monto y la hora. El dolor del secuestro convoca, llama a la emoción muda, obliga a obsequiar –el reloj valioso, los centenarios heredados, el sufrido ahorro y su destino–, a acercar aquello que sustituirá lo que ya no se puede salvar con la palabra. “Si no lo entrega al amanecer, matamos a su hijo”, reescribe el padre angustiado, instante tras instante, como un goteo de ácido en la memoria. Lo narrado es una lección de solidaridad; explica los porqué y el cómo… Ausculta la categoría infame, ensangrentada y falaz, de la banda

secuestradora y medita la propio llama desorbitada donde tienen que coexistir la mesura, la rabia, la impotencia y el acierto. Julio Scherer García, premio Manuel Buendía en 1986 –y que rechazó el Premio Nacional de Periodismo en 1998– nos ofrece el paisaje devastado de una dura batalla, cada vez más cruenta, donde México parece heredar no sólo el terror colombiano, en materia de narcotrá�co, pobreza y secuestros, sino el proceder de un legado criminal de las dictaduras del Cono Sur: el Terrorismo de Estado, subsidiado éste por las valijas de dólares que llegaban desde los Estados Unidos, en la silenciada Operación Cóndor, sembradora de un horror demoníaco, muy humano, que involucró como hoy en día a servidores públicos, policías y soldados, jueces y oligarcas, es decir condecorados “Escuadrones de la Muerte”. Cuando Scherer García habla de su propio secuestro, en manos de militares guatemaltecos, cubriendo como periodista internacional la atmósfera viciada de las dictaduras y los triunfos de las oposición democrática o de Izquierda, se da pie para rememorar la experiencia de Miguel Bonasso, político y escritor argentino, ex director del diario Noticias y autor de la novela Recuerdo de la muerte, libro que espejea el sanguinario proceder del dictador Jorge Rafael Videla. Y, duro retrato de una época que extiende su imagen como película, trae a sus páginas el caso Juan Gelman, poeta y periodista bonarense. Su brutal experiencia con la dictadura, siendo uno de los poetas con mayor prestigio en Latinoamérica, lo llevan al exilio por Europa. Y es ahí, en París, donde se entera de la detención en 1976 de su hijo Marcelo Ariel, de 20 años, y de su nuera Claudia, de 19 años (embarazada de 8 meses y medio), los cuales encontrarán la muer-

te en las manos de los militares argentinos. En 1978 un Sacerdote jesuita, el padre Cavalli, le informa del nacimiento de su nieta o nieto (todavía no se revelaba el género) en un centro de detención de Uruguay. Los restos de Marcelo Ariel son encontrados, junto con otros siete jóvenes, en tambos rellenados con cemento y sumergidos en un canal, con tiro en la nuca incluido. De Claudia lo único que se sabe es que dio a luz a su bebé, entregada(o) a un matrimonio estéril. La poesía y la indignación, por el amor a su familia y por el terror perpetrado por la dictadura, han llevado a Juan Gelman a no claudicar “hasta saber el destino �nal de mi nieto o nieta”. Cuando le pregunté por la terrible noche de la dictadura Argentina, con las mismas palabras con lo que a hora testi�ca el maestro Julio Scherer en Secuestrados, Juan Gelman me contestó: “La dictadura militar dejó una herencia de temor, que se mani�esta de distintas maneras, y que ahora probablemente se mani�este con más temor que nunca, más que en los años de la dictadura militar. Causa de eso el hecho de que no se haya castigado por ley, es decir por impunidad, impunidad que se mani�esta en las maneras más diversas, en todos los terrenos, empezando por el terreno económico. Con toda impunidad estos gobiernos han vendido el patrimonio nacional que al pueblo argentino le llevo muchas décadas conquistar. Me re�ero a las ventas telefónicas, a los yacimientos petrolíferos, a los ferrocarriles... Todo esto se malvende y no hay forma de pararlo. El presidente Menen saca un gobierno por decreto; incluso lo que el parlamento puede y desea frenar, el gobierno por decreto le saca un nuevo ‘decreto’ de emergencia... y se llevan todo. Esto es lo que Noam Chomsky llamaría un Cenado Virtual. Que está fuera y por encima


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Fotos: Cortesía

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“Julio Scherer (...) nos ofrece el paisaje devastado de una dura batalla, cada vez más cruenta, donde México parece heredar no sólo el terror colombiano, en materia de narcotráfico, pobreza y secuestros, sino el proceder de un legado criminal de las dictaduras del Cono Sur: el Terrorismo de Estado”

de la determinación del pueblo argentino. Esta es una impunidad con tranquilidad. No se conoce el destino de los más de treinta mil desaparecidos, no se sabe siquiera cómo fue, me re�ero a la cosa particular, de cada familia; sabemos algo porque habló una de estas personas, de los torturadores, por televisión, y otro también, diciendo como había tirado a treinta prisioneros vivos del avión al mar. Pero, ¿quiénes son? No dijo. ¿Quiénes eran los pilotos que manejaban el avión? No dijo. ¿Quiénes habían sido los médicos que habían puesto las inyecciones? No dijo. ¿Quiénes eran los sacerdotes que bendecían a los represores porque estaba bien lo que hacían separando la paja del trigo? Se suponía que la paja eran los prisioneros y el trigo eran los sospechosos, y la Argentina así tuvo su baño de sangre. Qué se puede decir a estas alturas, a más de veinte años. Yo sé de una señora que le desaparecieron el hijo, que durante quince años, desde su desaparición, le sirvió en su lugar en la mesa un plato de sopa caliente, como la que tomaba el muchacho cuando salía del trabajo; durante 15 años estuvo preparando la sopa caliente y dejando la puerta sin llave. Muchas familias tuvieron que vivir con este dolor y con esta esperanza. Hoy la mayoría quiere una tumba para sus familiares... Este tipo de impunidad produce una perversión muy particular en la sociedad, donde se aplaude el robo de Cuello Blanco y se condena a muerte al raterito de antenas. Las víctimas principales de las dictaduras militares son las sociedades”. Aseveran los sabios de Oriente que nada viene de la nada, que todo tiene origen en caldos de cultivo, así se den a llamar laboratorios sociales o en experimentos políticos, que

nunca tardan en perder el control en la impunidad de la avaricia y la ansiedad religiosa del dinero. Nombres como el de Andrés Caletri o Daniel Arizmendi –y Aurelio, el hermano sádico–, todos de vileza constituida, quedarán como cicatrices que uni�can a familias lastimadas, mientras otros heridas se abren: la de nuestros 53 desaparecidos y otras igual de infames. Libros como el de Secuestrados, una maravilla del pulso en sombra de don Julio Scherer García (1926-2015), nos ayuda a entender el imaginario social y a atender con urgencia nuestra realidad próxima. Descanse en paz, mas no en la escuela de periodismo que forjó. raelart@hotmail.com


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CUENTO

FOTO DE LA SEMANA: MACRO

EL BANQUETE

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Foto: Antonio Maldonado Ruelas

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ANTONIO MALDONADO RUELAS

Tecnólogo: Mecánico automotriz; es originario de Guadalajara, Jalisco. Radica actualmente en La Habra, California. La Foto de la Semana es un reconocimiento que se otorga por el mayor número de votos, avalando el dominio del tema, en el sitio de Facebook Fotografía Diaria.

steban, desde el asiento de una mesa ubicada junto a la ventana principal del café Bistro “Los Amigos”, degustaba su aromático café, el cual acostumbraba tomar todas las tardes, y observaba la lluvia que impactaba sobre el piso y se deslizaba dando a banquetas, avenidas, edi�cios y árboles una imagen de limpieza, guardar silencio, recorrió con sus ojos de un brillo especial que los rostros de todos y cada uno de los los hacía gratos a la vista. allí reunidos, y les dijo: “Sé que se han Cinco días antes había estado cuestionando el motivo de esta cumplido 78 años, y el hecho de estar invitación... Pues bien, permítanme exsolo esa tarde y absorto disfrutando el presarles lo siguiente. Acabo de recorrer caer de miles o millones de gotas, de con mi vista el rostro de todos ustedes, pronto se le iluminó el rostro, esbozó rostros que en el ayer vi que eran frescos una sonrisa y pensó: ¡Sí!, el banquete como fresca su mirada, hoy veo en ellos es necesario, es el regalo que me quiero el paso de los años, el fruto de tantas dar… vivencias que dan una riqueza inmensa Llegó a su casa, cerró el paraguas a esta mesa. en el umbral para introducirse, y ya “Conocidos tenemos muchos, pero adentro, junto con Alma, su esposa, se hoy en ésta mesa deberían estar sólo los puso, emocionado, a elaborar una lista que no pueden no estar… los amigos, de invitados al banquete con los que no aquellos que cuando todo era miel sobre podían no estar. hojuelas allí estaban, pero también esAl día siguiente cotaban cuando el dolor, la menzó a hacer llamadas la desesperan“Para fortuna tragedia, telefónicas, citando a za toca nuestras vidas de él, localizó y vemos y sentimos su sus 25 invitados para el sábado 15, a las 14:00 homano extendida para a todos y le ras, a una comida en su rescatarnos. casa sin dar explicación confirmaron su “Nuestra amistad no se alguna sobre el motivo sustenta ni en el puesto, asistencia...” de ello. el dinero, la convenienPara fortuna de él, cia interesada, sino en el localizó a todos y le con�rmaron su amor, la lealtad, la solidaridad, el conseasistencia. jo recibido, el abrazo hermano, el haber Entre los invitados comenzaron a entrado en nuestras vidas para dejar la formularse un sinnúmero de posibles impronta de su huella. razones para aquella convocatoria que “Queridos amigos: La vida nos es preshabía provocado curiosidad, ya que algo tada y no sabemos ni el día ni la hora imperceptible ocultaba el motivo. en que habremos de partir y dejar atrás Llegó el día esperado, comenzaron lo que amamos. Hace doce días pensé a presentarse los comensales, quienes en todos ustedes, y como desconozco el ocuparon unas mesas en forma de “U”, día y la hora de mi partida, hoy quise ocupando la cabecera Esteban. reunirme con ustedes para agradecerles El jardín que enmarcaba aquel lugar el don de la amistad y por todo lo que rodeado de hermosas �ores, plantas y durante mi vida me otorgaron. árboles, así como de una gran fuente, “Este banquete es el Banquete de la cuya caída de agua era relajante, locali- Amistad y con el cierro uno de los zada al centro de unos arcos de donde más emotivos y valiosos capítulos de pendían unas macetas sostenidas por mi vida…” un bello herraje de latón. Esteban vivió hasta los 102 años, lúDespués de una hora de tertulia, cido y alimentado con los recuerdos de disfrutar la deliciosa comida, que de aquellos amigos que hicieron de la mandó preparar a un prestigiado amistad sinónimo de felicidad. Chef, y las bebidas que degustaron sus amigos…Esteban se puso de pie, pidió petersonheberto@live.com


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N O G A N A M O S N I PERDIMOS. SALIMOS EMPATADOS CON LA VIDA

Héctor Aguilar Camín, Luis Cardoza y Aragón, Carlos Monsiváis, Julio Scherer y Francisco Toledo.

Proceso era una base militar de la fuerza aérea en plena guerra por la libertad de expresión Por Federico Campbell ( )

te cortaban la yugular a la vuelta de la esquina. Lo contrario de la paranoia: no sentirse perseguido, no captar el peligro, a mí no, nunca me pasa nada, no hay que atraer el peligro. Hasta una vez que lo agarraron los soldados de El Salvador en un intento que hizo para ir a entrevistar a un jefe guerrillero y le descubrieron unos folletos de propaganda política en el portafolios. De no haber sido por los kaibiles guatemaltecos que se lo arrebataron a los salvadoreños, Julio no la cuenta. Cierto que lo tuvieron esposado a una litera, en una barraca, pero luego lo liberaron porque en la ciudad de Guatemala se enteraron de quién era. Si alguna vez, o más de una vez, hubo alguna amenaza de muerte, Julio Scherer nunca la denunció en las páginas de Excélsior ni en las de Proceso. Son gajes del oficio, y es mi problema si yo elegí este oficio. “El lector no tiene por qué enterarse. No es asunto suyo cómo yo consigo la información ni qué problemas puedo tener”. La ética y la elegancia en un mismo gesto.

Fotos: Archivo Scherer

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iempre me produjeron una gran admiración mis compañeros de Proceso que se arriesgaban haciendo reportajes. El mismo Julio Scherer. No tenía yo el temperamento ni el carácter para ir a las 2 de la mañana a ver a un ex agente de Gobernación que estaba en un carro en la colonia Álamos y que quería ver a Carlos Marín porque lo seguían unos guaruras. Sobre todo cuando el ex agente había dado una entrevista sobre una carga más de la Brigada Blanca. Y Marín iba. Yo me hubiera muerto del miedo. Otros temerarios eran Paco Ortíz Pinchetti y José Reveles, Nacho Ramírez, el Billy Correa, el Gerry Galarza o Rodrigo Vera, a quien en algún hotel de Chihuahua le tocaban la puerta de su cuarto unos personajes ensombrerados y siniestros a las 3 de la mañana para ver ¿qué onda mi amigo, qué anda haciendo por acá, a qué se dedica? No, es que vine a hacer una mediciones, soy ingeniero de la Reforma Agraria. Todos, pues. Yo me hubiera cagado del miedo. Julio Scherer es alguien que piensa que siempre le va a ir bien, que nunca le va a pasar nada. Toda su vida de periodista se la pasó atravesando el lago Constanza*. Por eso recorría las calles de Harlem en Manhattan a las 2 de la madrugada y por los barrios más bravos de los años 60, cuando Nueva York era muy peligrosa y

Para mí, trabajar en Proceso era como estar en una base militar de la fuerza aérea en plena guerra por la libertad de expresión. Era como salir a combatir desde una isla del Mediterráneo durante la Segunda Guerra Mundial, como la de Trampa 22, la novela de Joseph Heller, o la (Córcega) de donde salió en su último vuelo Antoine de Saint-Exupéry. Cada quien salía en su caza. Scherer era el comandante en jefe y piloteaba un Messerschmitt. Yo, un Spitfire, Galarza un Mustang, Paco Ortíz Pinchetti un Zero japonés, Elías Chávez un Tigershark, Salvador Corro, otro de esos aviones que, como escribía Faulkner, sonaban como saxofones. Conocimos el país. Volamos sobre la Baja California, el desierto de Sonora, la barranca del Cobre

«Si alguna vez o más de una vez hubo alguna amenaza de muerte, Julio Scherer nunca la denunció en las páginas de Excélsior ni en las de Proceso. “Son gajes del oficio, y es mi problema si yo elegí este oficio. El lector no tiene por qué enterarse. No es asunto suyo cómo yo consigo la información ni qué problemas puedo tener”. La ética y la elegancia en un mismo gesto» y la selva chapaneca. No ganamos ni perdimos. Salimos empatados con la vida. *Atravesar el lago Constanza significa, en Austria y Alemania, pasar por un peligro sin darse cuenta. Peter Handke rememora esta leyenda en su obra de teatro “El cruce del lago Constanza”: a media noche un jinete va en su caballo por un bosque y empieza a nevar. Se baja, camina jalando al caballo con la rienda, y atisba a lo lejos la luz de una cabañita o una venta. Sigue en esa dirección y al llegar toca la puerta en busca de una cama y comida. Cuando el ventero sale le pregunta: –¿Y usted por dónde venía? –De allá –le dice el jinete. –No puede ser. El lago Constanza nunca tiene más de una pulgada de espesor. Entonces el jinete se cae muerto.


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MIRADAS A LA CULTURA

DETRÁS DE LAS COSAS

LA CIUDAD, DETENIDA SOBRE CUENTOS

MUDANZAS Por Óscar Ángeles R.

TODAS LAS CIUDADES tienen historias para contar. Al iniciar el año 2014, llegó a mis manos un libro titulado: Yo te cuento Buenos Aires IV, y que compendia 28 cuentos de escritores argentinos y extranjeros, principiantes todos, junto a dos relatos de plumas consagradas. Lo que me ha llamado la atención es la intención que motivó que este libro saliera a la luz y, especí�camente, quien lo ha promovido. La idea original se generó hace 9 años, lanzándose las respectivas convocatorias por parte de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para participar en dicha selección. Un buen intento para que los escritores que aún no encuentran la manera de publicar o que se enredan con el esfuerzo que esto implica, puedan tener oportunidad de ver sus relatos conformando un libro. Igualmente, como cada cuento seleccionado debe tener referencias y transcurrir en algún barrio de la ciudad, con descripción de calles reconocibles, el material sirve de apoyo para consolidar la percepción de visitantes de otras geografías, que una vez adentrado en estas historias de �cción, puede sentir curiosidad por conocer los atractivos, calles, bares, parques y demás escenarios descritos donde los personajes tejen sus vivencias. El turismo cultural, como concepto, empezó débil, pero cada vez genera mayores dividendos y desplaza a millones de personas por todo el mundo. Museos y exposiciones, ferias de arte, teatros, librerías, festivales de todo tipo, suelen atraer a más y más turistas a las distintas capitales del mundo. Muchos de quienes eligen esta manera de viajar, suelen sumar otras motivaciones al momento de recorrer sitios turísticos, como por ejemplo el interés de conocer usos, costumbres, idioma, tradiciones, idiosincrasia y vida cotidiana de los residentes permanentes del lugar visitado. Pensado para re�ejar y per�lar el entramado de la ciudad, lo “no palpable”, aquello que no aparece en los folletos de las agencias de viajes o en los me-

Foto: Cortesía

Por Marcela Danemann

dios digitales, este libro se promociona y distribuye en hoteles, terminales de transportes, restaurantes, aeropuertos y en varias mesas de los más tradicionales cafés de Buenos Aires. Cada ejemplar cuenta con un mapa donde se muestran los límites geográ�cos de cada uno de los barrios de la ciudad y, a la vez, la identi�cación que permite ubicar en cuál de ellos se desarrolla cada cuento y así salir a recorrerlos. En el entendido que el libro llegará a manos de ciudadanos locales, pero además a las de visitantes extranjeros, se ha incorporado un glosario de términos, modismos y vocablos, así como una ajustada explicación inicial acerca de los vaivenes del lenguaje coloquial que caracteriza al “porteño” (gentilicio de los oriundos de la capital metropolitana, en Argentina). Siendo ésta la primera columna que escribo en el año, aprovecho para agradecer a mi cuñado, Claudio Sosa, por regalarme un ejemplar del libro, dedicado. Además, vaya mi felicitación por que su cuento, La soga de Gonzalo, fue uno de los seleccionados para formar parte de esta antología, en su IV edición, reconocido con la Segunda Mención. Al leerlo, hasta me dieron ganas de bailar un tango... por las calles del barrio de Colegiales. marceladanemann@yahoo.com

mía en una hamaca, rodeado de ventiladores que me manNO RECUERDO las veces tenían fresco. Recuerdo una que me he cambiado de casa. tormenta tropical, recuerdo Incontables. amaneceres tibios, recuerdo a Uno va fortaleciendo ciertos una vecina-rentera que me remúsculos que sólo se utilizan galaba café, recuerdo ese breve en una mudanza, más que trayecto a Isla, pasando por un todo, el de la desesperanza. Ini- ferri y el paraíso. cialmente, los cambios parecen Colonia de Los doctores, prometedores, los entendemos luego la Roma, la Estación (en como trascendentales; después el Estado de Hidalgo; antigualos vamos entendiendo como mente ahí había una estación parte de las variaciones natu- del tren), la Cuauhtémoc, Viarales de la existencia. ducto Piedad, Santa María la Sólo aquí, en Baja California, Rivera en la Ciudad de Méxime he mudado al menos 11 co... El Centro, en Guadalajaveces. ra, aquella casita de segundo La mudanza es un proceso de piso en Cancún, el Descanso reacomodo, de organización, en Tecate, y hasta Ensenada de limpieza, de desinstalación, y sus traslados. ¿Qué sigue? de transporte, de instalación. Sé el nombre de la calle, y la Es un trayecto colonia, pero no de un punto a sé cuánto duraotro en donde “Sólo aquí, en ré ahí, aunque se trate de una dependemos de un trans- Baja California, casa de mi proportista para me he mudado al piedad. llevar nuestras menos 11 veces” De algo estoy cosas de un seguro, la vida lado a otro. tiene un comArmamos paquetes, agrupa- ponente que es la movilidad. mos, envolvemos, desecha- El difunto se establece de�nitimos, cuidamos objetos. ¿Qué vamente. En mis viajes, que así es necesario, qué no lo es? Un también podemos llamarlos, he penoso paseo por nuestra mi- perdido dos pequeñas biblioteserias, aquellas que cubrimos cas. Ahora tengo mis libros en de sábanas más o menos blan- cajas, y la pregunta insistente: cas, que escondemos en los ¿podré llevarlos conmigo? Por lo pronto me acomodo en otra roperos, bajo el colchón. Las paredes de nuestras ca- pequeña casa, aquí mismo, y sas, los muros salpicados de espero que pasen los meses y vivencias, son los testigos de me lleven a donde es extraño lo que llamamos intimidad; que se utilicen las cobijas. ¿Cómo será la existencia ahí esa sombra alargada de nuestros actos que otros ven como en donde llueve torrencialformas, sin detalles. Y las va- mente en el verano? ¿Cómo mos dejando, los viajeros, los será entender al mar en térinconstantes, los errantes, los minos más tibios? ¿Aquella biblioteca será más rica que inestables. El nombre de la colonia de ésta o aquella? Más importanaquella casa que tanto disfruté, te… ¿La violencia es palpable no lo recuerdo. Estaba a cinco en esas tierras, hay que temer minutos de Puerto Juárez. Un perder la vida por una ráfaga segundo piso con una peque- caliente, digamos, de plomo? ña terraza que daba a un jardín Otro año, otra mudanza. solitario; una pequeña habitación, cocina y baño; ahí dortodoestodo@gmail.com

NUMERALIA Julio Scherer García, 23 libros en el proceso del periodismo: 1. Vivir. 2. Niños en el crimen. 3. Octavio Paz: Una vuelta a su vida. 4. Calderón de cuerpo entero. 5. El dolor de los inocentes 6. Historias de muerte y corrupción. 7. Secuestrados. 8. Máxima seguridad. 9. Allende en llamas. 10. La reina del Pacífico. 11. El indio que mató al padre Pro. 11. El poder: historias de familia. 13. La terca memoria. 14. La pareja. 15. Estos años. 16. Parte de guerra. Tlatelolco 1968 (con Carlos Monsiváís). 17. Cárceles. 18. Salinas y su imperio. 19. Los presidentes. 20. Pinochet. Vivir matando. 21. Siqueiros: La piel y la entraña. 22. Tiempo de saber: Prensa y poder en México (con Carlos Monsiváis ). 23. Los patriotas. De Tlatelolco a la guerra sucia.


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