El traje del armadillo y otras leyendas de Latinoamérica

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El traje del armadillo y otras leyendas de Latinoamérica Teresa Icaza • Lucho Rodríguez


El Ser Supremo descendió en forma de águila mora y se detuvo sobre un canelo. Incubó sus huevos y partió. Después de tres vueltas completas de la Tierra alrededor del Sol, los huevos eclosionaron, y los polluelos nacieron con ojos que podían ver el más allá. Desde entonces se sabe que el águila mora representa a la Gran Ave Madre, y el canelo que eligió para incubar sus huevos es el Árbol del Mundo, porque sus ramas apuntan a los cuatro ejes cardinales, las raíces se internan en la tierra hasta el inframundo y bajo su sombra sólo es posible hablar con la verdad. Ahora, las águilas mora, sus hijos, y los hijos de los hijos guían a los viajeros y les transmiten los mensajes de los ancestros con el lenguaje de su vuelo.


El ojo del รกguila Mito mapuche


La protectora de las aguas Leyenda lenca


Todo ser vivo se considera sagrado y tiene una misiĂłn en la naturaleza. La anguila hace agujeros en los manantiales y crea vertederos de agua limpia para la gente. Es la protectora de las aguas. Cuando en el mar los navegantes se encuentran con corrientes rĂĄpidas, es porque el espĂ­ritu de una anguila acarrea la canoa sobre su espalda.


Una noche muy fría el señor tejedor del pueblo decidió tejer su propio traje, bien apretado, para entrar en calor. Cuando terminó la última puntada, se lo probó. Como no cupo dentro del tejido, plegó los brazos y las piernas. Se hizo chiquito y se quedó dormido. Por la mañana ya era un armadillo bajo su caparazón, del que sólo se le asomaban las cuatro patitas.


El traje del armadillo Cuento guaranĂ­


El baile del cรณndor Mito andino


Cada mañana la hija del pastor llevaba sus llamas al monte. Un día el cóndor la miró desde lo alto y discretamente la siguió. Hipnotizado por su andar y el brillo del negro de su pelo, se acercó hasta llamar su atención. Cuando ella lo miró, el joven cóndor se elevó, desplegó sus frondosas alas, planeó y dio piruetas en el aire con gran majestuosidad. En el prado, la joven estaba encantada. Así es que el cóndor bajó por ella y juntos se elevaron por los aires hasta perderse de vista. Desde entonces los cóndores vuelan en pareja.


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