El Club de las Novias nº dos

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s.o.s. A veces es mejor parar un momento y reflexionar para saber si debemos decir “basta”.

mal rollo

¿Cómo me he metido en “Yo quería una ceremonia sencilla, algo muy íntimo y muy nuestro, y no sé cómo me encuentro con un bodorrio con 200 invitados, en una finca inmensa cuando yo quería un restaurante pequeñito en el medio del campo y con unos gastos que no sé cómo voy a poder hacer frente” ecdln

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C

asi todas las novias, cuando empiezan a preparar su boda imaginan una boda sencilla como en las películas románticas: una iglesia pequeña de tamaño perfecto o una ceremonia civil en un prado con adornos florales y una cincuentena de amigos y familiares emocionados a su alrededor. Pero luego, poco a poco, no se sabe muy bien por qué, la lista de invitados crece hasta superar el centenar, el menú sencillo se convierte en pantagruélico y los miles de pequeños detalles con los que no habíamos contado empiezan a sumar euros. ¿Qué ha pasado? Pues nada fuera de lo normal, simplemente que en la realidad las cosas no son tan simples.

¿De dónde sale tanta familia? Normalmente el primer susto llega cuando se pasa de la teoría al papel y se elabora la lista de invitados. Padres, hermanos, tíos, primos… primos de los padres… amigos, parejas de los amigos, compañeros de trabajo… y, si la familia es longeva, abuelos y tíos abuelos… En fin, que la lista crece y crece sin fin. Y habitualmente nos apetece que la mayor parte de ellos nos acompañen en nuestra boda. Calculando unos 100 euros por cubierto, la “broma” nos sale por una pasta. Mucha menos gracia nos hacen los invitados de nuestro novio, sobre todo cuando somos nosotros los que vamos a pagar la boda. Solemos sentir que es imprescindible que nuestra tía


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