Weeds Nº28 Julio/Agosto 2018

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WEEDS

Julio - Agosto 2018 | Edición 28

“A esa altura ya tenía una tolerancia altísima. Creo que llegué a fumarme casi 5 gramos diarios. Disfrutar el caño, hacerte un bate y botar mucho humo. Así estaba, nunca paraba de estar en la nube. La filosofía era voh dale, siempre fumemos, siempre dispuesto”.

cultivo. Fumar extracciones era parte de esa rutina y estaba presente siempre. “A mí esta enfermedad me gatilló por este lado, por el exceso. En ese periodo estaba muy estresado y casi no dormía por estar monitoreando un cultivo. Me acostaba a las 4 de la mañana y a las 9 estaba en la tienda. Estaba llevando las cosas al límite. Por mí podía estar en el cultivo toda la noche. Hablaba de, fumaba, compartía mis conocimientos con otras personas. Además me relacionaba con puros cultivadores: siempre había para fumar, rosin, BHO. Nos quedábamos hasta la 4 de la mañana lavando marihuana con hielo, entonces todo eso me pasó la cuenta”. “A esa altura ya tenía una tolerancia altísima. Creo que llegué a fumarme casi 5 gramos diarios. Disfrutar el caño, hacerte un bate y botar mucho humo. Así estaba, nunca paraba de estar en la nube. La filosofía era voh dale, siempre fumemos, siempre dispuesto”. Pero el ritmo intenso, el estrés de la rutina laboral y otros factores personales gatillaron el primer remezón. “Recuerdo que estaba en la casa y no podía dormir como lo hacía siempre. Entonces dije la vieja confiable, me doy un bong veo tele y me quedo dormido. Me tiro el bong que lo dejé muy letal y quedé descolocado, empecé a sentir ma-

WEEDS es publicado por Cáñamo Chile S.A. José Miguel de la Barra 454, Santiago. 56-2-263 940 56 chile@weeds-la.com / colombia@weeds-la.com Director editorial: Claudio Venegas Asistente Editorial: Carlos Martínez Diseño: Felipe Raveau Corrector de estilo: Analía Silberman

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reos. Pensé que podía ser pálida, además me dejó en un estado de alerta pasándola mal. Me dio rabia al principio porque quería conciliar el sueño y no pude. Y me empezó a dar vértigo en la cama. Me sentía como esa sensación de acostarse curao. Ya no se estaba pareciendo a la pálida. Yo me hallo cabeza dura y para que me dé pálida tiene que ser mucho, por eso quedé con una sensación muy cuática ese día”. Al otro día después de ese evento, Cris funcionó como siempre y no le dió mucha importancia. Comenzó su día laboral: debía ir a buscar unas pipas a una tienda y ahí estaban probando un bong que recién había llegado. “Me di un hit y empecé a sentir calor, ahogo. Pero no quise decir nada y pensé en que cómo me iba a dar la pálida, que iban a pensar mis amigos. Era un lugar de trabajo. Todo mal”. Pero la sensación de malestar continuaba e iba en aumento y ya estaba lejos de ser una pálida. Empecé a sentir un calor intenso y me comencé a marear. Pensaba solo en no desmayarme y no dar jugo, así que preferí irme. Ese fue el día en que me empezó a dar muy fuerte. Después de irme de donde mis amigos tomo el auto y me topo con un taco. Comencé a desespe-

Administración Colombia: Fernando Henao Publicidad: Iciar Sádaba de Salcedo Colaboradores: María Plantis, Andrés Mazorre, Oswaldo Pérez Cabrera, Miguel Gimeno, Isidro Marín, Movimental, Javier Pedraza, N. R., José T Gallego, Manuel Asenjo, Donatien Gâteau

Cris en ese momento solo quería salirse del taco. Unos metros más adelante vio a un policía y le explicó que se sentía mal y si podía estacionar en un lugar no habilitado. Por suerte el oficial aplicó el sentido común y lo dejó parar el auto.

“Me tomaron los signos vitales. La temperatura. Yo en ese momento escuchaba todo muy lejano y una señorita decía doctor, ya está para el paro cardiaco, por favor, cálmelo. El doctor pasó a mi camilla y me dijo tus signos están normales, es solo mental lo que te está pasando y por los síntomas que tienes lo más probable es que sea una crisis de pánico. Ahora concéntrate en un punto y míralo fijamente y relájate.

“Me dijo sácale las llaves al auto y yo te lo veo, descansa, me dijo el carabinero. Salí y comencé a recibir aire fresco y comencé a recuperar la respiración, pero estaba muy asustado y llamé a mi viejo. Lo que me pasó fue mi primera advertencia”.

Pero Cris seguía sintiéndose ahogado. En la posta decidieron ponerle oxígeno durante 4 horas y una inframuscular para relajarlo. De a poco, se fue sintiendo mejor y su vieja lo fue a buscar. Ese día dejó de fumar.

Cris volvió a ignorar las señales y siguió su vida con normalidad. Para él fue solo un mal día.

Estos meses sin fumar para Cris lo han hecho reflexionar. Se ha pasado la mitad de la vida fumando y nunca sintió tener razones reales para dejarlo. También se dio cuenta de que la marihuana le brindaba una “zona de confort” que lo hacía posponer muchas cosas en su día a día. Los bongazos siempre tenían la prioridad y el resto de las actividades podían esperar.

rarme, estaba aceleradísimo, las manos muy húmedas y el volante todo mojado, la vista nublada.

“Terminé de almorzar, me pegué un bong antes de salir y me volvió a dar la misma pataleta y ahí me dije voy a ir al hospital. Salí de la casa y me sentía cada vez peor. Tanto que un vecino me ve y yo le pido que me lleve al hospital. Ahí nos fuimos a la posta y yo entré como pude. Me querían hacer esperar, pero vieron como venía y me dejaron pasar al tiro”. En ese instante ya en la camilla Cris sentía que se moría. No podía respirar y sus ojos estaban pesados. Solo quería cerrarlos y no preocuparse de nada más.

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“Después de esas crisis me realicé un montón de exámenes y salieron perfectos. Pero cuando me tocó ir al neuropsiquiatra él me dijo que fue un cúmulo de cosas y que la cantidad de THC que estaba consumiendo era mucha. Eran dosis muy fuertes y el cuerpo no es una máquina.” W

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