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Jocelyn

Bell (1943 –

)

Burnell

Brenda Fabela Enríquez brenda.fabela@fisica.uaz.edu.mx

S

usan Jocelyn Bell Burnell es una astrofísica norirlandesa, nacida el 15 de julio de 1943, mejor conocida por su contribución al descubrimiento de los primeros púlsares [1], estrellas de neutrones giratorias las cuales emiten ondas de radio en un patrón de pulsos como consecuencia de su rotación, uno de los hallazgos más significativos de la astronomía de todos los tiempos. A su vez, este hecho le ha permitido ser considerada una de las científicas más importantes del siglo XX a nivel mundial. Jocelyn Bell nació en Lurgan, Armagh, en el norte de Irlanda. Su padre fue un arquitecto que participó en el diseño del Planetario Armagh, permitiendo a su hija tener un primer acercamiento a la astronomía, desde pequeña. Lo que más atrajo su atención a esta ciencia, según sus propias palabras [2], fue que con pocas imágenes y observaciones era posible conocer el pasado, el presente y el futuro del Universo, una característica única de esta rama de la Física. Su educación primaria la realizó en el Lurgan College, donde las niñas no tenían permitido estudiar ciencias, hasta que sus padres, y los de otras estudiantes protestaron en contra de este hecho. Bell no aprobó el examen de admisión a la secundaria, por lo que fue enviada a la Mount School en York, una escuela para mujeres. Allí recibió el apoyo de su profesor de física, Tillott, por lo que decidió estudiar la Licenciatura en Física en la Universidad de Glasgow, Reino Unido, donde obtuvo su grado en 1965 a pesar de las dificultades que representaba ser la única mujer matriculada en física de su generación. Posteriormente comenzó el doctorado en la Universidad de Cambridge en 1969 bajo la supervisión de Antony Hewish.

BIOGRAFÍA

En Cambridge, participó en la construcción de un radiotelescopio con el objetivo de estudiar los quásares, descubiertos recientemente, usando la técnica de centelleo interplanetario. En ese entonces, la radioastronomía era una técnica de observación novedosa, que amplió el panorama de lo conocido en la astronomía y la cual Bell encontraba fascinante. En julio de 1967, ella detectó un comportamiento raro en las grabaciones obtenidas con el radiotelescopio, reconociendo una señal que pulsaba con gran regularidad.

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Comunicó este hecho a su asesor, el cual, junto con Martin Ryle y otros astrónomos encontraron como única explicación que podría tratarse de señales generadas por vida inteligente fuera del Sistema Solar [2]. No obstante, Jocelyn Bell continuó con su investigación y

se percató de que en un punto del cielo diferente podía registrar una señal pulsada similar a la encontrada anteriormente. Después de realizar otras mediciones confirmó la existencia de dos señales semejantes provenientes de distintas regiones del cielo. Basado en ello, descartó completamente la posibilidad de que se tratase de señales de vida inteligente, pues le pareció que sería una gran coincidencia que de dos ubicaciones distantes enviaran una señal a un planeta pequeño y casi invisible, en una frecuencia de radio tan común. Además, encontró la forma de la señal un poco absurda para tratarse de comunicación extraterrestre [2]. Entonces pensó que seguramente esta señal provenía de un tipo de estrella no detectada con anterioridad. Después indagó sobre la naturaleza de este nuevo objeto, y encontró en los trabajos de Fritz Zwicky, un conocido astrónomo suizo, una posible explicación. Zwicky había propuesto que las supernovas, producto de las explosiones de estrellas no eran totalmente destruidas, sino que el núcleo de la estrella se encogía hasta formar una esfera muy densa y rica en neutrones a las que llamó estrella de neutrones. Las estrellas de neutrones son objetos extremadamente pequeños y masivos con un campo magnético muy fuerte cuyos polos norte y sur, al girar, emiten ondas de radio enviando así una señal pulsada a un mismo punto del espacio y produciendo un efecto parecido al de un faro. En esa época, las ideas de Zwicky no eran tomadas seriamente por la comunidad científica, sin embargo, las características de este objeto concordaban con las propiedades medidas por Bell, Hewish y los otros miembros de su equipo. Este acontecimiento fue fundamental para la comprobación de la teoría de Albert Einstein (1879-1955) sobre la gravedad, la cual predice la existencia de ondas gravitacionales, detectadas de forma directa por la colaboración experimental LIGO [3], en Estados Unidos, en septiembre y diciembre del 2015. La teoría predice que en sistemas binarios de estrellas, éstas producen ondas gravitacionales debido al movimiento de rotación combinado, provocando que pierdan energía y el radio de su órbita de rotación disminuya. Esto implica que las estrellas se acerquen y por lo tanto giren más rápido. Con el primer púlsar descubierto en un sistema binario, se ha podido registrar su movimiento y comprobar que las estrellas se acercan de acuerdo al comportamiento predicho por Einstein. El artículo científico [4] que anunció el descubrimiento de los púlsares fue publicado en 1968 en la revista Nature. Antony Hewish y Martin Ryle fueron reconocidos con el Premio Nobel de Física en 1974,


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