H&C 07 Hechos y Crónicas

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Hechos La iglesia imperecedera

dos avivamientos, cada uno seguido de un declive, The Great Awakening [El gran avivamiento] de Thomas Kidd resalta la longevidad del periodo de avivamiento: «Realmente no hubo un segundo gran avivamiento, sino más bien un giro de largo plazo hacia la piedad bautista y metodista desde la revolución americana hasta la guerra civil, salpicado por nuevos avivamientos como el de Cane Ridge, Kentucky, en 1801». No podemos seguir ignorando el legado del s. XVIII en cuanto a desarrollos religiosos positivos.

Las hojas se marchitan en otoño, luego retoñan en la primavera, anota. «No podría suceder [esto] si no retuvieran algún vigor durante el invierno, aunque en apariencia estuvieran muertas». Dice que la Iglesia con frecuencia soporta «numerosas aflicciones» y parece «completamente arruinada», pero «todavía hay un poco de energía escondida que, aunque no sea inmediatamente manifiesta a nuestros ojos, a la larga dará su fruto». Esa energía oculta es provista «por la Palabra del Señor, por la cual únicamente la Iglesia se sostiene».

Naturalmente, revisar la narrativa de la ilustración lleva a una nueva comprensión de lo que vino después. Muchos historiadores se han enfocado en la «crisis de la fe» como consecuencia de la ilustración y pocos han apreciado lo que Timothy Larsen ha descrito como la consecuente «crisis de la duda» al interior del secularismo victoriano: «A pesar de la forma en que la narrativa de que la pérdida de la fe victoriana se ha cernido sobre la literatura existente, el movimiento secularista perdió contra la reconversión un porcentaje mucho mayor de su liderazgo de lo que perdió el ministerio cristiano debido a la crisis de la fe».

Luego, comprar el mensaje de decadencia no solo es corta visión histórica sino que es autodestructivo, particularmente cuando la tradición de resistencia es cierta en la historia de la Iglesia cristiana.

Los recuerdos del cristianismo a lo largo de los tiempos son activos valiosos en una cultura propensa a esperar lo peor del futuro. El cristianismo ha sufrido periodos de crecimiento y caída en todos los siglos, con éxitos documentados y preocupaciones de declive. La historia digna de mención de la Iglesia cristiana es que a pesar de todos los desafíos y defectos, la Iglesia ha sobrevivido, ha retoñado y se ha transformado, en muchos casos contra viento y marea. Se ha restaurado y reavivado, ha cambiado y se ha superado. En últimas, la Iglesia ha permanecido.

Vigor en

el invierno Como destaca Lutero en un tratado, el resultado de la Iglesia, en últimas, está fuera de nuestras manos. «No somos los guardianes de la Iglesia —escribió—. Si dependiera de nosotros, la Iglesia perecería ante nuestros propios ojos y nosotros junto con ella… pero es otro quien obviamente preserva tanto a la Iglesia como a nosotros». Así, es posible que la verdad más notable de la historia del cristianismo sea la permanencia de la Iglesia a pesar de nuestros esfuerzos. Calvino ayuda a entender este punto en su comentario sobre Isaías 6, en el cual compara la restauración de la Iglesia con las estaciones en la vida de un árbol.

A veces es más fácil asumir el declive en lugar de afirmar la permanencia, cuando de hecho Dios está trabajando en el mundo a través del poder del Espíritu

Santo, preservando la vida de la Iglesia. Elías ilustró la tendencia humana hacia la desesperación durante el reinado de Acab y Jezabel, cuando pensó que él era «el único que quedaba», el último siervo fiel del Señor, a pesar de que había siete mil que no se habían inclinado ante Baal (1 R. 19:14-18). El libro El progreso del peregrino de Jonh Bunyan muestra el camino hacia una nueva actitud. Cuando Cristiano y Esperanzado estaban cautivos por el gigante Desesperación en el calabozo del Castillo Duda, Esperanzado le respondió a la desesperación de Cristiano: «Hermano mío, seamos pacientes y resistamos un poco; puede llegar el momento que nos dé una feliz liberación». Finalmente, su resistencia recibe su premio cuando escapan. Cuando vamos más allá de la decadencia, con el poder para superar el pesimismo de la época, podemos consolarnos con la afirmación de Pablo en Romanos 15:4, según la cual «todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza».

*Jennifer Powell McNutt, Ph.D, es profesora asistente de teología e historia del cristianismo en Wheaton College. Su libro, Calvin Meets Voltaire: The Clergy of Geneva during the Age of Enlightenment, 1685-1798, pronto sera editado por Ashgate Press. Edición 07 Abril de 2011

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