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Diez años de Fukushimal

Diez años de Fukushima

Seminario online “Lecciones aprendidas e ignoradas”

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Está disponible el video del seminario realizado por el Ing. Abel J. González en el contexto del décimo aniversario del accidente de la Central Nuclear de Fukushima.

La Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) publicó el video del seminario online “10 años de Fukushima: Lecciones aprendidas e ignoradas”, que brindó el Ing. Abel J. González, en el marco del aniversario por los diez años del accidente de la Central Nuclear Fukushima Daiichi en Japón, ocurrido el 11 de marzo de 2011.

El seminario online, organizado por la Sociedad Argentina de Radioprotección (SAR) con auspicio de ARN, se realizó el 5 de marzo de 2021 y contó con la participación de casi 300 personas de todo el mundo. La presentación del evento estuvo a cargo de la Lic. Marina Di Giorgio, presidenta de la SAR y vicepresidenta 2° de la ARN, y del Lic. Alejandro Leciñana Blanchard, vicepresidente de la SAR y Jefe del Departamento Seguridad Ocupacional y Medio Ambiente de CONUAR S.A.

El Ing. Abel J. González, ex director de Seguridad Radiológica del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), responsable de las evaluaciones internacionales de las consecuencias radiológicas del accidente, y actual asesor senior del Directorio de la ARN, expuso sobre las secuelas del accidente y las lecciones aprendidas, y otras, aún no asimiladas, para la seguridad nuclear y la protección radiológica.

El seminario comenzó con una descripción del accidente de la Central Nuclear Fukushima Daiichi, a raíz de un terremoto masivo de magnitud 9 y el consecuente tsunami que afectó una amplia zona costera de Japón. El Ing. Abel J. González sostuvo que “el sismo no tuvo consecuencias para la seguridad para la central porque no hubo daños significativos y los reactores se detuvieron de manera segura, sin embargo, el tsunami posterior inundó la zona y dañó los generadores diésel (que daban electricidad a la planta, ante la falta de suministro eléctrico exterior a causa del terremoto) y esto suprimió el enfriamiento de los reactores detenidos”. Así, con la pérdida de la alimentación eléctrica necesaria para mantener

PROTECCIÓN RADIOLÓGICAla central detenida de manera segura, “las consecuencias fueron que parte del combustible nuclear se fundió, se generó hidrógeno, que explotó porque la contención [del reactor] era insuficiente, lo que provocó la liberación de materiales radiactivos a la atmósfera, que se fueron hacia el mar, se depositaron en el océano Pacífico, donde se diluyeron rápidamente”. Entre algunas de las lecciones aprendidas para la seguridad nuclear, el Ing. González destacó especialmente el emplazamiento de las centrales nucleares, que deben situarse por encima del nivel del canal de refrigeración, un aspecto que no cumplía la planta de Fukushima Daiichi, cuyos reactores fueron emplazados al nivel del mar y los equipos diésel para el abastecimiento eléctrico alternativo, incluso estaban por debajo del nivel del mar. También enfatizó la importancia en la decisión del tipo de contención de los reactores y de una real independencia de la autoridad regulatoria nuclear. En este sentido, destacó que, a diferencia de Japón, “Argentina ha diferenciado desde la década del ‘50 la actividad regulatoria de la promoción de la energía nuclear”, cumpliendo con los más altos estándares de seguridad ra“Las centrales nucleares, que deben situarse por encima del nivel del canal de refrigeración” diológica y nuclear. “Las autoridades regulatorias no pueden transformarse en sistemas burocráticos solos, tienen que estar apoyadas por equipos técnicos sólidos y propios, que estén dentro de la autoridad regulatoria, como pasa en Argentina y en Finlandia”. Una de las acciones más importantes ha sido la compilación de las lecciones aprendidas hecha por el OIEA, un trabajo enorme que el OIEA publicó en 2015 con un Informe del Director General y cinco tomos técnicos: The Fukushima Daiichi Accident. Respecto a las secuelas radiológicas, el Ing. Abel J. González compartió el trabajo realizado por el OIEA –del que participó– para evaluar la presencia de radiactividad en el ambiente, las medidas de protección y su impacto en la población, la protección de los trabajadores y socorristas, la exposición a la radiación y sus efectos, y el impacto ambiental. “Nuestro estudio utilizó datos de encuestas personales y, fundamentalmente, resultados de monitoreo personal, con el objetivo de evaluar las dosis individuales reales y su distribución”, explicó. Y afirmó: “Nuestras estimaciones indicaron que las dosis efectivas incurridas por los miembros del público fueron bajas, comparables a la radiación natural”. Esto es consecuente con el hecho de que en Fukushima “no hubo muertes ni enfermedades agudas de radiación entre los trabajadores y la población que estuvo expuesta al accidente. Tanto el OIEA como el UNSCEAR concluyeron en que “no se espera

ningún aumento discernible de la incidencia de efectos sobre la salud relacionados con la radiación entre las personas (miembros expuestos del público) ni sus descendientes” dados los niveles bajos de radiación. (Ver abajo referencias).

El Ing. Abel J. González explicó que las principales lecciones para la protección radiológica, en su mayoría, aún no han sido asimiladas, como ser: la importancia de identificar los radionucleidos que importan (yodo); la reconfirmación de que el monitoreo individual es esencial para estimar dosis incurridas reales; las confusiones con las magnitudes y unidades; el malentendido uso de los coeficientes de riesgo, conjeturas hipotéticas que estiman muertes en base a dosis colectivas que no son reales y generan una tremenda preocupación y miedo; la ansiedad irresuelta sobre la contaminación interna; la falta de normativa clara para la protección radiológica de socorristas y voluntarios; las dudas sobre la adecuada protección de niños, mujeres embarazadas y los efectos hereditarios; las regulaciones sobre las secuelas de la “contaminación” que son inexistentes; la importancia de los efectos psicológicos, como la depresión, el alcoholismo, la preocupación materna y paterna y el estigma social, que fueron dramáticos en Fukushima y han sido ignorados; y, por último, la necesidad de hacer guías claras para el principio de justificación para medidas de protección extremas, como la evacuación, que en el caso de Fukushima abarcó alrededor de 200.000 personas, resultando mucho más dañina que la exposición a la radiación que trató de evitar.

La presentación del Ing. Abel J. González finalizó con un epílogo que sintetizó las conclusiones sobre el desafío que aún representa el accidente de Fukushima para la industria nuclear. Concluyó que “fue una dura prueba para nuestra profesión” porque “la seguridad nuclear fracasó, pero la protección radiológica fue exitosa, aunque a un costo significativo en materia de consecuencias sociales”. “La comunidad de protección radiológica tiene el deber ético de aprender de las lecciones de Fukushima y resolver los desafíos identificados, algo que no hemos hecho todavía”, puntualizó.

El seminario finalizó con una ronda de preguntas de los participantes, que promovió el intercambio de conocimientos y reflexiones para la asimilación de las lecciones del accidente Fukushima.

“No hubo muertes ni enfermedades agudas de radiación entre los trabajadores y la población que estuvo expuesta al accidente” “la seguridad nuclear fracasó, pero la protección radiológica fue exitosa, aunque a un costo significativo en materia de consecuencias sociales”

Link al video: https://www.youtube.com/watch?v=WigGXGWhGEA

Referencias

OIEA (2015) The Fukushima Daiichi Accident UNSCEAR (2020) Sources, effects and risks of ionizing radiation – Annex B: Levels and effects of radiation exposure due to the accident at the Fukushima Daiichi Nuclear Power Station UNSCEAR (2013) Sources, effects and risks of ionizing radiation – Annex A: Levels and effects of radiation exposure due to the nuclear accident after the 2011 great east-Japan earthquake and tsunami

EDUCACIÓN

66 años del Instituto Balseiro

Por Área de Comunicación del Instituto Balseiro

El primer director del Instituto, José Antonio Balseiro. Crédito ilustración: María José Zubrzycki.

El 22 de abril de 1955 se firmaba el convenio entre la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Universidad Nacional de Cuyo que dio inicio a un proyecto que en 2021 cumple 66 años: el Instituto Balseiro. En esta misma fecha, en todo el mundo se celebra el “Día internacional de la Tierra”.

Un día como hoy pero de 1955, las autoridades de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) sellaban su nuevo proyecto en un convenio interinstitucional. Así, comenzaría a “rodar” una idea que, 66 años después, incluye 11 carreras de física e ingeniería que reúnen, a la vez, tradición e innovación. Y que resisten dificultades y obstáculos, como la pandemia de COVID-19.

“Estamos muy contentos de festejar los 66 años de creación del IB. el pasado año fue muy complejo con la pandemia de COVID, pero con un gran esfuerzo e

Haber podido mantener el Instituto Balseiro en pleno funcionamiento durante esta pandemia es una forma de honrar esta institución

inteligencia de toda la comunidad IB y gran apoyo de CNEA y UNCUYO hemos logrado cerrar el 2020 al día, con todas las graduaciones planificadas para el 2020 completas”, dijo Mariano Cantero, director del Instituto Balseiro e ingeniero nuclear egresado y docente de esta institución.

“Haber podido mantener el Instituto Balseiro en pleno funcionamiento durante esta pandemia es una forma de honrar esta institución que ha sido y es central para el desarrollos de las actividades del Centro Atómico Bariloche y de la CNEA, posiblemente la mayor fábrica de empresas de tecnología que tiene el país”, agregó el Doctor en Ingeniería.

El inicio de un sueño

José Antonio Balseiro fue el principal impulsor del convenio entre ambas instituciones y quién concretó la idea. Físico cordobés nacido en 1919, fue becado por la Universidad Nacional de Córdoba para estudiar en la Universidad Nacional de La Plata donde se doctoró dirigido por Guido Beck. Ya como investigador, en el Ob-

servatorio Astronómico de Córdoba, tuvo como principales mentores a Enrique Gaviola, mendocino, y Guido Beck, de origen checoslovaco.

Balseiro viajó en 1950, con beca del gobierno británico, a continuar con su formación en la Universidad de Manchester, Reino Unido, en temas de física nuclear. Y de allí, en 1952, debió regresar a Argentina, convocado por el gobierno argentino, para presidir la comisión fiscalizadora que visitó la Isla Huemul para evaluar el proyecto fallido de fusión nuclear que era dirigido por Ronald Richter.

Luego de un capítulo de la historia de la ciencia que ya tiene varios libros, documentales y que aún está a la espera de una película, esto es, luego del desmantelamiento del proyecto de la Isla Huemul ante la falta de evidencias de resultados, el joven cordobés logró argumentar la importancia de crear recursos humanos de excelencia en temáticas de física nuclear en Argentina aprovechando parte de las instalaciones y del equipamiento que había dejado Richter en Bariloche.

Su colega y mentor Enrique Gaviola había presentado en la década de 1940 un proyecto de una institución educativa privada para formar físicos en Argentina, y Balseiro y Gaviola unieron esfuerzos para presentar un proyecto ante CNEA y UNCUYO.

No obstante, Gaviola luego decidió apartarse de la creación del nuevo instituto de física, que tenía varias características distintas a las que él proponía. Balseiro, que fue más flexible, aceptó condiciones y modificaciones. Así, siguió adelante con las negociaciones y el 22 de abril de 1955 logró algo que quedaría en la historia: la firma del acuerdo de creación del Instituto de Física de Bariloche, hoy llamado “Instituto Balseiro”.

Sesenta y seis años después, el Instituto Balseiro ofrece carreras de grado y de posgrado, en ciencias físicas y física médica, e ingenierías: mecánica, nuclear, en telecomunicaciones. Al igual que en sus inicios, existe un examen de ingreso y los y las estudiantes seleccionados/as reciben becas de la CNEA para dedicarse de forma exclusiva al estudio.

El próximo 1 de agosto será el aniversario del primer día de clases, que es cuando la mayoría de los y las integrantes de esta comunidad académica consideran que ocurre el aniversario del nacimiento de la institución. Y en diciembre se reunirán, si la actual pandemia de COVID-19 lo permite, sus ex alumnos como siempre lo hacen cada fin de año. Sin embargo, recordar la fecha de la firma del convenio no es menor. La gestión política, administrativa y académica conllevó esfuerzos, y lo sigue haciendo en la actualidad.

Cada 22 de abril también se celebra el “Día Internacional de la Tierra”. A pesar de no parecer días vinculados, hay una conexión entre esa fecha y la que se conmemora el Balseiro: en esta institución de educación pública se forma a profesionales de ingeniería y física que ya están ayudando a enfrentar grandes desafíos de la energía y de la administración de los recursos naturales del planeta Tierra. Un día para recordar la historia y pensar en el futuro.

Factores de carga en la generación nucleoeléctrica año 2021

Factores de carga de las centrales nucleares argentinas Información suministrada por Nucleoeléctrica Argentina S.A.

Potencias Brutas: CNA I: 362 MW CNA II: 745 MW CNE: 656 MW

2021 CNA I CNE CNA II NASA ENERO 92,25 98,60 0,09 55,67 FEBRERO 81,99 84,00 0,01 48,09 MARZO 70,62 92,06 26,25 59,85 ABRIL MAYO JUNIO JULIO AGOSTO SEPTIEMBRE OCTUBRE NOVIEMBRE DICIEMBRE TOTAL 2021 81,61 91,80 9,08 54,75