205 2014

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Como de costumbre, antes de que se oculte el sol, para descansar, los estudiantes van a jugar a fútbol y a sudar a discreción. Lo que no pensábamos que pasada la media noche iba a llover 32 litros por metro cuadrado y por la mañana seguiría sin prisa. Nuestras canalizaciones del agua pluvial funcionaron según contrato, proporcionando un agua pura y cristalina, pero la arcilla imperante puso su color chocolate. No obstante el colorido, Kenlly y Jhon han querido inaugurar la piscina y ser los primeros en bañarse. Al terminar el almuerzo decidieron zambullirse y demostrar que la lluvia no está fría. Bien sabemos que les gusta jugar bajo la lluvia y parece que lo disfrutan de lo lindo. Ni ocurre que se les corte la digestión por esta costumbre. Por lo menos medio metro de agua, los tableros y listones van flotando, las herramientas se van ahogando. No sé si septiembre nos va a dejar completar la obra. Ganas hay de terminar, brazos es lo que falta. Un motocar aventurero ha pretendido inaugurar también la calle que vamos rellenando de lo que sacamos de la piscina. Desde el segundo piso, en el taller de costura, mientras voy haciendo chavos de pantalones largos, oigo rebuznar fuerte un motor atascado. Me asomo desde el laboratorio y veo la diminuta rueda hundida en el barro hasta la mitad y patinar durante varias intentonas. Casi bajo a jalar con nuestra camioneta, cuando veo que ya sale del atolladero gracias a dos hombres que le han empujado y ahora se están sacudiendo el barro que les ha salpicado de su buena obra. Para el recuerdo.

Del Olvido Era el desfile del aniversario del distrito. Me encontraba en el palco presidencial. Entre múltiples instituciones veo un cartel que no pude leer bien más que el final … del Olvido. Casualidad, entre las miles de cosas que me han llegado de España, la Carmelitas Descalzas de León me enviaron una imagen de Nuestra Señora del Olvido. Como conocí a Gloria, le llevé la imagencita de unos 35 centímetros. Sonriendo me dijo que su asociación de Bares y Cantinas se llamaba Néctar del Olvido. Me la recogió muy contenta y enseguida le consiguió un sitial en su casa.

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