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Todo en él traslucía su rica humanidad y se adivinaba una espiritualidad profunda. Por eso, ahora no nos sorprende que se haya iniciado el proceso de beatificación. Cuando el P. Provincial anunció el destino de los religiosos de mi curso, al terminar nuestra formación, dos iban destinados a las misiones del Perú; otros dos íbamos a México.

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Los cuatro nos alejábamos de la Patria, íbamos a un mundo desconocido, nuevo para nosotros.

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Recuerdo que en mis palabras de despedida derivé el homenaje hacia los compañeros que iban al Perú; ellos habían pedido a los Superiores ese destino, incorporarse a las misiones que la Provincia Dominicana de España tenía en la selva peruana; nuestro destino era la ciudad de México. Hoy estoy más cerca de los misioneros y admiro igualmente su vocación y entrega generosa para enriquecer la vida de los nativos de la selva. Cuando viene un misionero a hacer alguna diligencia a Lima, siempre tiene prisa por volver a la misión, i Quédate unos días y descansa un poco!, le decimos. - No puedo; tengo mucho que hacer allá, me espera la Comunidad. ¡Qué labor tan ardua, tan callada, y tan incomprendida muchas veces, la de nuestros misioneros! Atrayendo a los nativos - dispersos por la selva - a la vida sedentaria, ampliaron la geografía del Perú y allí donde no había nada levantaron chozas, hicieron chacras, construyeron capillas y colegios, formaron comunidades nativas, surgieron poblados y ciudades, cuyos nombres están escritos en el mapa del Perú. iY qué contraste el de gentes desconocedoras de la historia, osados e irresponsables! Frente a la realidad de nuestras misiones, ONG5, antropólogos, investigadores, historiadores peruanos y extranjeros hablan y escriben como si fueran los primeros en llegar a la selva o como si no hubiera habido nada antes de ser incorporados los pueblos y ciudades a la nación por un Decreto del Estado. ¿No saben que fueron los misioneros dominicos quienes fundaron la población de Sepahua; que cuando ellos llegaron no había ninguna familia, que los nativos fueron llegando al establecerse allí los misioneros y que, al elevarla a Capital del Distrito del mismo nombre en mil novecientos ochenta y dos era fruto de aquel núcleo primitivo, que ahora cuenta con tres mil habitantes? Tampoco sabrán que Puerto Maldonado, Koribeni y otras poblaciones importantes han nacido igualmente del entusiasmo y trabajo de los misioneros.

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