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Por todo esto y por mucho más, decimos que, al menos para los niños y niñas machiguengas, de estas comunidades, el sistema educativo peruano es un absoluto fraude, aparte de una colosal vergüenza nacional.
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Completa la educación el mismo ciclo asesino que el de los recursos respecto al tratado de libre comercio: arrebatan la vida generada por siglos en el corazón de la madre selva: caucho, madera, petróleo, gas… energía y VIDA; y a cambio introducen en el país plástico, armas, aparatos, motores… CONTAMINACIÓN y MUERTE.
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Gracias a Tasorintsi no es tarde todavía para denunciar el fraude y de una vez iniciar un proceso de recuperación, expresión y aprendizaje de la lengua y cultura machiguenga. Tenemos un ramillete de maestros machiguengas, por desgracia no muchos, que comparten su lengua y cultura con los alumnos. Existen en cada comunidad sabios o ancianos que son la memoria viva de esa cultura. Hay padres de familia conscientes de lo que se juegan y exigen el derecho de sus hijos. Recientemente el mismo Ministerio está haciendo un esfuerzo por cumplir con su obligación y lo que proclaman desde sus objetivos hace demasiado tiempo. En este tiempo de adviento, deben sentir con fuerza el soplo de Tasorintsi en su rostro los papás, comunidades y Federación para exigirse la obligación ante el derecho que tienen los niños y niñas machiguengas a un presente feliz y un futuro con progreso; y eso no se alcanzará sin una buen sistema educativo del que ellos son el primer eslabón para llegar a culminar el proceso.
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