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T E S T I M O N I O

Chaparrón controlado No hay fluido eléctrico del pueblo durante el día, se nota la falta de combustible o de pago de usuarios. Nuestro generador miniatura no ha podido con tanta exigencia de modo que se va destornillando por partes, y perdiendo y quemando piezas. Como Dios funciona y está atento a las necesidades, suelta un chaparrón para salvar el expediente. El techo de calaminas de la iglesia lo tenemos canalizado, en parte, al depósito de agua. Después de dejar que limpie la superficie de polvo y florituras lo orientamos a buen recaudo. Tres días han estado los seminaristas con sus jerarcas más los de casa y las cocineras… más de 30 personas, con un gasto mayor de agua. No obstante no ha faltado. Por la noche cuando venía la luz, apenas llegaba el agua del pueblo, con lo que la bomba no podía lucirse. Había que esperar un nuevo chaparrón, que siempre llegaba cuando estábamos a cubierto, hasta ese detalle. En los viajes lo mismo. Podía estar lloviendo toda la noche y la mañana pero, cuando llegaba la hora de subir al camión, paraba suavemente y al regreso hasta luce el sol. Recuerdo mis años de Maldonadillo, donde tenía un depósito consistente en tres cilindros de combustibles conectados entre sí. Cuando me faltaba el agua decía: ya va a llover. Y así ocurría. En 5 años me faltó una vez y es que yo dejé mal cerrado el tanque del baño y el agua no se hizo esperar, se escapó toda. Es mi culpa, no podía reclamar. Todo para que sintamos que vivimos pendientes de un hilo… de agua.

Nintabakayempa maganiro Cita Matsiguenga

Amaos los unos a los otros

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