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nadie conoce al misionero mejor que el matsiguenga. Y nadie conoce al matsiguenga mejor que el misionero. Dicha obra agrupa en 10 temas los aspectos más importantes de la etnografía matsiguenga, incluyendo la relación de este pueblo con el mundo exterior. Es el inicio de un esfuerzo de los misioneros por editar cada año, los estudios etnográficos realizados acerca de cada etnia del sur amazónico peruano. Y, en realidad, es un trabajo incompleto, ya que no contiene dos estudios lingüísticos de gran importancia: La gramática y el vocabulario machiguenga del P. Aza. Curiosamente, el primero de ellos ha sido editado en España, pero aún no en el Perú. Ojalá alguna entidad, interesada en preservar las culturas cusqueñas, nos ayuden financieramente a que dichos estudios también sean editados en el Perú. No es cuestión de mucho dinero, sino de voluntad. Hoy realizamos esta presentación de forma conjunta con el Instituto Nacional de Cultura del Cusco, a cuyo Director agradecemos encarecidamente su enorme apoyo: es mucho más que una recopilación de escritos etnográficos. Y así hemos deseado hacerlo a fin de realizar una llamada de atención a nuestra sociedad nacional, y más específicamente a la sociedad cusqueña, de la que mayoritariamente forma parte la etnia matsiguenga. No es casualidad que deseáramos presentar este libro en el Cusco y conjuntamente con la institución responsable de preservar nuestras expresiones culturales, antiguas y actuales. La identidad de un pueblo viene dada por su historia, no es algo que se constituya de un día para otro, es un proceso milenario que se afianza en la medida en que sus habitantes contemporáneos se reconocen en dicho proceso, en la recuperación de su memoria histórica y en la identificación con aquellas culturas y civilizaciones que la han hecho posible. En este sentido, la identidad cultural cusqueña, está o debe estar constituida por dos grandes civilizaciones: la quechua-andina y la matsiguenga-amazónica. Si una de ellas es marginada o está ausente en nuestra conciencia colectiva, es evidente que nuestra identidad también estará cercenada, disminuida, incompleta. Durante siglos y hasta el momento actual, el pueblo matsiguenga ha sido el más arrinconado y excluido de cuantos existen en el departamento del Cusco. Imperios, Colonias, colonizaciones, políticas agrícolas y comerciales, e incluso funcionarios públicos, han ido arrinconando al matsiguenga a lugares cada vez más apartados y alejados. Lo han recluido en territorios cada vez más exiguos. Hoy, todos volvemos nuestra mirada a esos territorios, pero lamentablemente no atraídos por sus habitantes ni llevados por la búsqueda de nuestro propio pasado, no guiados por todo aquello que se mueve encima del territorio amazónico cusqueño, sino por aquello que se encuentra debajo de él. Una vez más, y como ocurre desde hace cuatro siglos, es el dinero y nuevas formas de avaricia lo que nos lleva a recordar que la mitad del Cusco es amazónica y que las culturas que allí habitan son parte de nuestra realidad e identidad. Una vez más se corre el peligro de comprobar un nuevo y repetido fracaso de nuestra sociedad, a sí misma llamada “civilizada”. El peligro que ya el P. Barriales advirtió hace 30 años, el de no saber conjugar sus procesos de desarrollo económico con una auténtica integración en la que, por encima cualquier interés global, se respeten la persona, la familia, el hombre de la sociedad nativa. Y el respeto no se expresa con migajas. Hoy, como ayer, son funcionarios públicos los encargados de lograr el desarrollo e integración de las sociedades nativas, funcionarios y ONGs que solo responden a planes y programas elaborados en las capitales y que desconocen totalmente la dinamicidad y estructuras propias de la sociedad nativa. Y hoy, como ayer, los criterios economicistas de eficiencia, cumplimiento de objetivos y logro de metas se superponen a los intereses y derechos reales de los pueblos que nosotros, presuntuosamente, llamamos “beneficiarios”. La presente obra que deseamos hacer llegar a sus manos, es un llamado a todos (incluyendo a nuestras instituciones públicas y privadas) a desmitificar la imagen del nativo. La historia ya les está dando la razón. Tras siglos de fracasos en la presencia del Estado en la amazonía, hoy ya se habla de cómo las sociedades nativas pueden constituir un modelo de sociedad superior. Este libro es una nueva llamada de atención para que comprendamos que toda integración forzosa,

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