Hoja dominical (11-09-16)

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hoja

dominical Arzobispado de Tarragona

11 de septiembre de 2016

XXIV Domingo del tiempo ordinario

www.arqtgn.cat n. 3.470

..... a los 4 vientos La solidaridad de las almas

L

a última de las obras de misericordia espirituales no es la más pequeña: rezar por los vivos y los difuntos. Es la solidaridad de las almas, mediante la oración de intercesión por la que unos rezamos por los otros. El Papa Francisco acostumbra a decir: «Recen por mí». No es una frase hecha, sino una necesidad que tiene de ser acompañado espiritualmente por el pueblo cristiano. Y a la vez comenta muchas veces: «Te encomendaré en mi oración.» Esta donación, a veces intercambio, se basa en que formamos parte, de modo inefable, de este cuerpo de Cristo que es la Iglesia en el que no rige la ley del «sálvese quien pueda», sino la ley del amor. Benedicto XVI señaló: «El hombre no dialoga en solitario con Dios; el diálogo cristiano pasa precisamente por los hombres, se da en el cuerpo de Cristo».

La caridad tiene también otra forma de solidaridad todavía más elevada: rezar a Dios por los demás

Reflexionemos sobre lo que supone esta obra de misericordia. La caridad con el prójimo, que es el gran mandamiento que la Nueva Ley equipara al primero de «amar a Dios sobre todas las cosas», no se agota en dar comida, o ropa usada o dinero al necesitado; tiene también otra forma de solidaridad todavía más elevada: rezar a Dios por los demás. Estas oraciones no van destinadas, como podría parecer, a ablandar el corazón de Dios, como si su amor necesitara de nuestro concurso para ser operativo, sino que en primer lugar ensanchan nuestro propio corazón, librándolo de las tentaciones de egoísmo; pero son además expresión de

amor hacia las demás personas. ¿Qué mejor regalo podemos hacerles que tenerles en nuestra mente y hacer nuestras sus preocupaciones y necesidades? ¡Cuántas personas se han conmovido, y muchas se han convertido, al saber que otras rezan asiduamente por ellas, incluso que ofrecen sacrificios para su bien espiritual, y que, si es el caso, ofrecen sus enfermedades u otras penalidades para que otros sean felices en esta tierra y en el cielo. La oración podemos ofrecerla también por los difuntos. El amor es más fuerte que la muerte, y la barrera del sepulcro no interrumpe la comunión de los santos. ¡Qué consuelo ofrece esta creencia basada en palabras del mismo Jesucristo! Cuando asistimos a una misa de funeral, el oficiante suele poner la resurrección de Cristo como prenda y garantía de nuestra propia resurrección. No son palabras de consuelo simplemente, sino expresión de fe en el poder de la oración y seguridad en la promesa de Jesucristo que para quienes aman a Dios la vida no termina, sino que se transforma.

† Jaume Pujol Balcells

Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado

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El Domund, al descubierto Tarragona acogerá del día 3 al 12 de octubre una semana de actividades para dar a conocer la tarea misionera de la Iglesia siguiendo la indicación del Papa Francisco de ir a las periferias. El objetivo es dar a conocer la misión en la calle, fuera del ámbito eclesial. Tarragona será la tercera ciudad de todo el Estado, después de Madrid y Sevilla, que acoge este encuentro. Las actividades organizadas para esa semana se pueden consultar en la página web oficial www.domund.org.


Lecturas

L

iturgia

XXIV Domingo del tiempo ordinario Dios misericordioso perdona Dios, rico en misericordia, hace brillar su amor compasivo por encima de la justicia (1a Lect.). Jesús en las parábolas subraya la misericordia divina y la alegría por la recuperación de lo perdido (Ev). Pablo confiesa que el Señor derrochó su gracia en Cristo para salvar a la humanidad. En él confiamos obtener la misericordia divina (2a Lect.). Lectura del libro del Éxodo (32, 7-11.13-14) En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «Anda, baja de la montaña, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado. Se han hecho un becerro de metal, se postran ante él, le ofrecen sacrificios y proclaman: “Este es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto”». Y el Señor añadió a Moisés: «Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por eso, déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran pueblo». Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios: «¿Porqué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto, con gran poder y mano robusta? Acuérdate de tus siervos, Abrahán, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo: “Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado se la daré a vuestra descendencia para que la posera por siempre”». Entonces se arrepintió el Señor de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo. Salmo responsorial (Sal 50, 3-4.1213.17 y 19 (R. Lc 15,18)] Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme. No me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. R.

Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. El sacrificio agradable a Dios es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R. Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1, 12-17) Querido hermano: Doy gracias a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio, a mí, que antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero Dios tuvo compasión de mí porque no sabía lo que hacía, pues estaba lejos de la fe; sin embargo, la gracia de nuestro Señor sobreabundó en mí junto con la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Es palabra digna de crédito y merecedora de total aceptación que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores y yo soy el primero; pero por esto precisamente se compadeció de mí: para que yo fuese el primero en el que Cristo Jesús mostrase toda su paciencia y para que me convirtiera en un modelo de los que han de creer en él y tener vida eterna. Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. Lectura del santo Evangelio según san Lucas (15, 1-10) Versión breve En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: «Ese acoge a los pecadores y come con ellos». Jesús les dijo esta parábola: «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y

de la semana

Ciclo C Liturgia de la Horas: Semana IV Domingo, 11: XXIV Domingo del tiempo ordinario [Éx 32, 7-11. 1314; Salmo 50, 3-4. 12-13. 17 y 19; 1 Tim 1, 12-17; Lc 15, 1-32 (o bien más breve: 15, 1-10 (LE/LH propias)] Lunes, 12: [1Cor 11, 17-26.33; Salmo 39, 7.8-9.10.17; Lc 7, 1-10] Santísimo Nombre de María (ML) Martes, 13: San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia (MO) [1Cor 12,12-14.27-31; Salmo 99, 2.3.4.5; Lc 7, 11-17] Miércoles, 14: La Exaltación de la Santa Cruz (F) [Núm 21, 4b-9; o bien: Flp 2, 6-11; Salmo 77, 1-2.34-35.3637.38; Jn 3, 13-17 (LE/LH propias)] Jueves, 15: Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores (MO) [1Cor 15, 1-11; Salmo 117, 1-2.16ab-17.28; Jn 19, 25-27; o bien: Lc 2, 33-35] Viernes, 16: San Cornelio, papa, y San Cipriano, obispo, mártires (MO) [1Cor 15, 12-20; Salmo 16, 1.6-7.8 y 15; Lc 8, 1-3] Sábado, 17: [1Cor 15, 35-37.42-49; Salmo 55,10.11-12.13-14; Lc 8, 4-15] San Roberto Belarmino, obispo y doctor de la Iglesia (ML) Domingo, 18: Domingo XXV del tiempo ordinario [Am 8, 4-7; Salmo 112, 1-2.4-6.7-8; 1Tim 2,1-8; Lc 16, 1-13 (o bien más breve: 16, 10-13) (LE/LH propias)]

a los vecinos, y les dice: “¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido”. Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. O ¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice: “¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido”. Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».

Edita: Arzobispado de Tarragona · Redacción y administración: Pla de Palau, 2 - 43003 Tarragona Directora: Anna Robert · Consejo de redacción: Mn. Joaquim Fortuny, Mn. Francisco Giménez y Santi Grimau Secretaria: Montse Sabaté ·Teléfono: 977 233 412 · Web: www.arqtgn.cat · E-mail: publicacions@arqtgn.cat Imprime: Torrell S.A. · D.L.: T-519-01


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