Revista Octava Planta Nº 44

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Aida Peláez

La ley Sinde no convence Álex de la Iglesia dejó las cosas muy claras en su discurso de la Gala de los Goya: se despide como presidente de la Academia y lo hace diciéndole a todo el mundo del cine que es necesario el cambio, un nuevo modelo de mercado que integre a todos los implicados, desde los autores hasta las páginas web y los usuarios, porque “Internet es la salvación de nuestro cine”, así de directo y simple. Se puede decir más alto pero no más claro. Álex de la Iglesia ve Internet como la salvación del cine, no como al enemigo, y resaltó también en su discurso la importancia de los usuarios, del público. “Hacemos cine porque los ciudadanos nos lo permiten”, les recordó a los presentes, a lo que añadió que los internautas ahora también son parte de ese público. “Tenemos que pensar en nuestros derechos, pero no olvidar nunca nuestras obligaciones”. El mensaje de Álex de la Iglesia ha sido un mensaje de unión, porque parece que el mundo del cine está separado pero “todos estamos en la defensa del cine”, hay que caminar juntos aunque haya diferencias y, por supuesto, lo más importante es poder hacer cine. “Tenemos la inmensa suerte de vivir fabricando sueños, y tenemos que estar a la altura”, afirmó el aún presidente. Álex de la Iglesia ha intentado desde el comienzo de la polémica ley Sinde lidiar entre los usuarios de Internet y los autores, porque cree realmente que la única solución es tener en cuenta a ambas partes. Y parece que tiene razón, porque lo que está consiguiendo poner restricciones no es encontrar soluciones, sino que los usuarios agudicemos el ingenio para encontrar brechas a la ley Sinde y seguir como hasta ahora. Resulta que los usuarios nos hemos acostumbrado a tenerlo todo gratis, la música y las películas, y cambiar la conciencia de una sociedad es muy complicado. Para nuestra generación, que hemos vivido el crecimiento de Internet, dentro de ella siempre se nos ha ofrecido todo gratis, y cambiar esa mentalidad ahora es muy difícil. Pero más complicado aún es hacerlo de forma tajante y con restricciones. En primer lugar, la ley Sinde está englobada dentro de un conjunto equivocado, ya que intentar incluirla, o casi esconderla, en una ley de Economía Sostenible no tiene mucho sentido. Por otra parte, la forma en que se planteó la ley Sinde en un principio, en la que el cierre de páginas web se decretaba sin la intervención del poder judicial, es decir, sin necesidad de pasar por un juez, era como mínimo abusiva.

“No tenemos miedo a Internet, porque Internet es precisamente la salvación de nuestro cine” - Álex de la Iglesia

Puede que haya algo de verdad en llamar a los usuarios egoístas, pero desde el Ministerio de Cultura y, sobre todo, en el ámbito del cine también deberían entonar el mea culpa. No son capaces de llevar a la gente al cine, de convencernos de que el cine español merece la pena o de conseguir un precio razonable en las entradas. Es muy difícil ponerle diques a Internet, porque es un espacio demasiado grande y que además está en constante cambio. Además, se suele decir que quien hace la ley hace la trampa, realmente si no hay un cambio en la mentalidad de los usuarios, ¿sirve de algo la ley Sinde?

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