Octava Planta nº47

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Diana Sánchez & Sergio González

Radioactividad...¿dónde está el peligro? Parece que está de moda últimamente el alarmismo, y en el caso de “la radiación” se ha incrementado en los últimos años siendo muy común escuchar lo malas y peligrosas que son las radiaciones. Esto resulta bastante irónico cuando vemos lo que es en realidad la radiación, y en concreto, éstas de las que hablamos. Por ello, vamos a ver qué tipos hay, y si son realmente peligrosas. En primer lugar, empecemos por los tipos de radiación. Podemos entender la radiación como la emisión o propagación de partículas u ondas electromagnéticas, y se pueden distinguir dos tipos: las nucleares y la radiación electromagnética. La radiación nuclear es la que se produce -como indica su nombreen reacciones nucleares, y con los líos de las centrales todo el mundo sabe que son peligrosas. El problema es que cuando se habla de “radiaciones”, aunque casi nunca nos referimos a radiaciones nucleares, sí es con las que la gente suele asociar dicha palabra y de ahí que inmediatamente se asocie a la palabra “radiación” peligro. Sin embargo, veremos que no tiene nada que ver este tipo de reacción con la electromagnética. Para la nuclear se tienen 4 tipos: Radiación alfa: Es la más inocua para los seres vivos. Las partículas alfa son núcleos de Helio, son pesados y sólo viajan unos centímetros por el aire, de forma que incluso impactando directamente sobre la piel los efectos son mínimos (siempre y cuando la fuente sea externa al cuerpo). Esto hace que pueda utilizarse en aplicaciones que no requieran mucho control. Por ejemplo, en los detectores de humo se utiliza Americio, que aunque es muy radiactivo (emite muchas partículas por segundo) al ser radiación alfa ésta no escapa del propio detector. Radiación beta: Aquí las partículas emitidas son electrones o positrones. Es más peligrosa que la anterior y puede causar quemaduras en la piel, aunque se puede detener fácilmente, por ejemplo, con una hoja de papel de aluminio. Radiación gamma: También se trata de un tipo de radiación electromagnética, son fotones de muy alta energía que pueden atravesar muchos metros de aire y es necesario una capa gruesa de plomo para detenerlos. Aún así, como todo, en pequeñas dosis no es muy peligroso, y tiene su utilidad por ejemplo en marcadores radiológicos (los marcadores se desintegran emitiendo radiación gamma), en radioterapia, tomografía por emisión de positrones, etc. Radiación neutrónica: Es la más peligrosa de todas. Consiste en la emisión de neutrones libres muy energéticos y es necesario varios metros de agua para detenerla (de ahí que los residuos nucleares en las centrales se guarden en piscinas). Las tres primeras se encuentran fácilmente en la naturaleza. Por ejemplo, el granito contiene trazas de uranio que se desintegran en radón siendo éste bastante radiactivo, esto hace que en zonas graníticas la radiactividad natural sea bastante más alta que en otros lugares. Parte del carbono que contiene nuestro organismo es carbono-14 que se desintegra emitiendo una partícula beta. El potasio-40 que contienen los plátanos también emite radiación beta, y así con muchas otras cosas. Es decir, que aunque la radiación nuclear es peligrosa como puede ser el caso de una fuga en una central nuclear, tampoco es el coco que a veces se nos intenta vender por los medios de comunicación, y es que hay muchos elementos radiactivos con los que convivimos normalmente.

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El otro tipo de radiación es la electromagnética. Ésta engloba desde las ondas de radio a la luz visible y los rayos gamma mencionados antes. Cuando se nos intenta vender lo mala que es la “radiación” del wifi es ésta de la que se habla. Vamos por tanto a explicar un poco qué es esta radiación y si realmente es peligrosa. La radiación electromagnética se clasifica en función de su frecuencia, o equivalentemente de su energía. A energías muy bajas están las ondas de radio y según aumentan en energía, las microondas, infrarrojo, luz visible, ultravioleta y finalmente rayos X y rayos gamma para energías muy altas. A la hora de hablar sobre sus posibles efectos sobre la salud cabe otra clasificación de las radiaciones, en ionizantes y no ionizantes. Las ionizantes son aquellas que pueden romper enlaces y, por lo tanto, moléculas que pueden causar mutaciones. Son las radiaciones nucleares antes expuestas y los rayos X, y también podría incluirse el ultravioleta C. Estas radiaciones son bastante peligrosas y putas, ya que estar expuesto a ellas puede causar cáncer además de quemaduras. En cuanto a las radiaciones no ionizantes, es ahí donde aparecen los problemas. Por su naturaleza no pueden romper enlaces y por lo tanto no pueden causar mutaciones. Sin embargo, dependiendo de su intensidad sí pueden ser peligrosas. Y es aquí de donde viene la paranoia de los últimos años. Ciertos colectivos intentan que se prohíba el wifi, las antenas de telefonía en ciudades, los móviles.... Tanto móviles como antenas de telefonía y dispositivos wifi emiten en microondas. Esta es la que se utiliza en los hornos microondas y que mucha gente cree, erróneamente, que hace resonar las moléculas de agua y de esta forma producir calor. Esto no es así ya que la frecuencia de los microondas hace vibrar el agua (como cualquier otra), pero no es la frecuencia resonante, y esta confusión es uno de los motivos por los que luego se tiene miedo de los móviles. Además, aunque el aumento de temperatura sí existe, en este caso la intensidad a la que emiten es muy pequeña por lo cual no conlleva ningún riesgo. Hasta ahora todos los estudios que se han hecho al respecto no muestran ninguna correlación entre el uso del móvil y un aumento de cáncer, y aunque esto no quiere decir que no exista y habrá que seguir haciendo más estudios ya que hasta ahora no hay demasiados datos, por ahora todas las pruebas señalan a esa dirección. Pero esto no quita para que haya gente que siga diciéndolo como si fuera una cosa demostrada hasta la saciedad, y a los que la OMS ha dado alas cuando en 2011 introdujo el móvil en la lista de posibles cancerígenos (junto con el café o los pepinillos en vinagre por ejemplo) partiendo de los datos de un único estudio que no era concluyente. Para desechar todas estas acusaciones de lo mala que es la radiación, además de avalarse en los estudios que ya hay, sólo haría falta pensar una cosa: recibimos dosis mucho más altas de radiación del sol, siendo ésta luz visible además de infrarroja y algo de ultravioleta. Todas éstas son mucho más energéticas que las microondas que emiten estos dispositivos nombrados anteriormente y por tanto absorbemos mucha más energía de la luz que la que podriamos absorber con cualquiera de estos dispositivos. Así que si os vienen contando el cuento de las radiaciones pensad primero que si esas son malas, la luz tendría que ser mucho peor.

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Octava l a n t a


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