Octava Planta nº47

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Beatriz Ganso

LA POBREZA. NUEVAS IMÁGENES.

Supongo que todos habremos oído hablar de la película En busca de la Felicidad, un largometraje donde un padre, de pronto, se encuentra sin trabajo, con un hijo a su cargo y viviendo en la calle. Esta historia narra el afán de supervivencia del protagonista, cómo acude a albergues y a comedores para evitar dormir en la calle, cómo, por un hijo, harías cualquier cosa. Podemos decir que es un reflejo claro de lo que está ocurriendo en la sociedad española actual, pudiéndolo extrapolar a los casos de las familias que han perdido los ingresos económicos. O a cualquier otro parado, que muchas veces tiene que vivir de ONGs pero que no se rinden para intentar volver a llevar una vida “normal”, que siguen buscando un trabajo a pesar de que muchas veces la sociedad les deja de lado, y que intentan salir adelante, prosperar. Por pobreza debemos entender la falta de recursos de cualquier tipo que impiden a una persona, un grupo de personas o a un país satisfacer sus necesidades, y que, además, no dispongan de la oportunidad o capacidad para producirlos. Esta definición tan genérica y en función de las necesidades hace que el concepto de pobreza sea diferente en las distintas partes del mundo. Al pensar en la pobreza siempre nos imaginamos a los niños que van descalzos al colegio y buscan en la basura o que mueren de desnutrición, mujeres en la calle andando kilómetros para conseguir agua, personas que viven en el Tercer Mundo, y es lógico, porque el 80% de la población mundial vive en países subdesarrollados, donde la diferencia entre las clases “pobres” y las “ricas” es muy acusada, controlando estos últimos todo el capital del país. A todo esto debemos añadir la falta de educación, privando a los niños, futuro de toda la sociedad, de la misma; las violaciones de derechos humanos a los que se ven sometidos especialmente mujeres y niños; y la insolidaridad desde el Primer Mundo hacia estas personas, haciendo que su endeudamiento externo sea tan elevado que no les permita cambiar su posición (un ejemplo de ello son los microcréditos). Sin embargo, en el momento en el que nos encontramos, tenemos que tener en mente que la pobreza es algo que nos afecta, que es una situación cercana a nosotros, y que incluso puede llegar a afectarnos por muy distintos motivos: familias a

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las que los bancos les han quitado su casa por no poder pagar unos créditos abusivos, personas que se han visto en el paro inesperadamente con toda una familia a la que sostener, empresas que entran en concurso de acreedores dejando a muchos trabajadores sin empleo, mujeres viudas, ya sea en una edad avanzada o de forma temprana, jubilados que a pesar de haber trabajado toda su vida, se encuentran con una pensión ínfima que no les permite cubrir unos gastos mínimos, agricultores o familias que han visto reducidos sus ingresos como consecuencia del vaivén económico (sé que puede resultar polémico pero los funcionarios, que estudiaron para sacar su plaza, y muchos de ellos a pesar de lo que se cree son mileuristas, han visto reducido y congelado su salario cuando el precio de mercado de los bienes básicos se ha visto incrementado. Situación que igualmente es aplicable a todos los trabajadores y personas que perciben prestaciones de la Seguridad Social), padres que tienen que sostener el estudio de los hijos fuera de casa con todos los gastos que ello conlleva, persona a la que le da de pronto una parálisis cerebral y no puede volver a trabajar además de volverse completamente dependientes y sin ayudas por parte del Estado, y cualquier otra situación que pueda venirnos a la cabeza. Además, esta situación se ve agravada si tenemos en cuenta que la sociedad en la que vivimos es consumista, que nos hemos acostumbrado a vivir de una forma determinada con unos ingresos concretos, a tener propiedades, a comprar cosas innecesarias por el mero capricho, viajes, ocio, cenas… y que de golpe, sin preverlo, se ven reducidos o eliminados. Por todo esto, dentro del umbral de pobreza ya no solo nos referimos a los pobres que pedían en las Iglesias o dormían en los cajeros (sin hacer referencia al Tercer Mundo) sino que ahora incluimos a personas que a pesar de que anteriormente tenían un nivel de vida medio, en la actualidad, por la difícil coyuntura económica, se han visto en situaciones muy complicadas. ¿Quién no ha visto en los últimos dos años jubilados que para poder sobrevivir buscan comida en los contenedores?, ¿o las colas en los centros de caridad y comedores sociales?, o las mas recientes imágenes, gente que se ha visto en la calle por no poder pagar y que a pesar de entregar la vivienda al banco p

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