Octava Planta nº47

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Álvaro San José

Certamen de Villancicos Un año más el coro alfonsino ha regresado a los escenarios, pero como todo en esta actualidad que vivimos pasa por una gran y profunda crisis. Este año nos hemos quedado sin director de coro. Julen, el residente que de forma totalmente voluntaria decidió dirigirnos el año pasado ha tomado la decisión de dejarnos, y es que dirigir a los alfonsinos es una tarea complicada y estresante y no todo el mundo puede soportarlo, pero qué se nos puede pedir a los alfonsinos, si somos un coro de aficionados un tanto insoportable a veces. Sin embargo, el coro no podía desaparecer, ya que este año nos tocaba ser los anfitriones de la comilona que se prepara tras el certamen. Mira que tenemos mala suerte, justo el año que las del Monferrat deciden pasar el legado del catering nos quedamos sin director de coro. Pero bueno, qué se le iba a hacer, alguien tenía que tomar el toro por los cuernos y coger las riendas. Ese alguien ha sido un menda, no sin antes pedir ayuda a una gran amiga y compañera residente que sabe mucho más de música que yo y que se ha encargado de la parte artística del coro, esta magnífica persona ha sido Carmen, a la que desde aquí quiero agradecer enormemente su colaboración. Una vez organizada las altas esferas del coro, nos pusimos manos a la obra. A escasas tres semanas del certamen montamos nuestro clásico villancico versionado, este curso le ha tocado el turno a Toploader y su “Dancing in the Moonlight” o en lenguaje alfonsino “Navidad, empieza la locura” y ya, no hicimos más que una sencilla versión, en este certamen no hubo ni villancico clásico, ni voces, ni ninguna magnífica exhibición de talento alfonsino, y es que con tan poco tiempo y sin una persona que realmente supiera dirigir y enseñar a un coro de aficionados las voces de un villancico de verdad, no se podía pedir más. Ya teníamos canción, teníamos pseudodirectores, solo nos quedaba ensayar. Como es de costumbre, los ensayos se realizaron en nuestro anfiteatro personal, la sala del cuarto, donde de forma incomprensible a la gente le entran unas ganas imperiosas de hablar y de bromear con el de al lado, olvidándose del motivo por el cual estábamos allí. Pero al final con un par de gritos y voces parece que la gente se medio empieza a centrar y aunque en dos semanas solo ensayamos cuatro veces, parece que fue más o menos suficiente. Con todo esto montado el martes 14 de diciembre los alfonsinos nos dirigimos al salón de actos de Caja España a reunirnos con el resto de residencias y a disfrutar de un gran repertorio de actuaciones. Este año el listón ha estado bastante alto, ya no somos la cumbre del certamen y poco a poco otras residencias empiezan a hacernos sombra. Los del San Juan volvieron a deslumbrar con una de sus típicas adaptaciones a capela de una canción de moda, simplemente espectacular. Por otro lado, dimos la bienvenida al festival a una nueva residencia, la Santa Cruz femenina y masculina decidieron apuntarse a la fiesta y consiguieron dar la nota montando su propio espectáculo tras unos pequeños incidentes con un piano de cola inmovible y una borde voz que procedía de los cielos. Parece que ya no somos los únicos “santitos” del festival, ¡¡¡viva la residencia laica!!! A pesar de todo esto, su actuación fue estupenda y han sabido como brillar entre tanta residencia, enhorabuena para ellos. Ya al final del certamen tocó nuestro turno: alfonsinos al escenario con Bárbara al piano, (menos mal que hay algunos novatos que deciden participar en comisiones en esta residencia porque vamos, este año y el anterior el nivel de nuevas adquisiciones en las distintas comisiones ha sido penoso, ¿qué futuro nos deparará estas nuevas generaciones?) deleitamos a todo el mundo con nuestro único, pero carismático villancico. Todo salió correcto y Bárbara lo clavó al piano a pesar de sus nervios de novicia. Ya todo había llegado a su fin pero, antes de irnos, había que cantar el “Noche de Paz”. Capitaneados por los alfonsinos todos cantamos los tres primero estribillos del ya famoso villancico del festival y como no podía faltar la exposición de voces fue magistral, fue fetén. Un año más el certamen llegó a su fin, diría que para el año que viene más y mejor, pero visto como están yendo las cosas en el coro y el poco interés que la gente pone en él es probable que esta bella tradición desaparezca y nunca más tengamos que leer ni escribir estos tediosos artículos.

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